¿Qué relación hay entre la comida y la felicidad?

La alimentación es una de las cosas que podrían modificar la fabricación intestinal de neurotransmisores como la serotonina o la dopamina. La serotonina es la conocida como ‘hormona de la felicidad’, un neurotransmisor ligado a la sensación de tranquilidad, calma, bienestar y relajación, que además regula los ciclos sueño-vigilia, el apetito, la saciedad, la agresividad, etcétera. Y la dopamina es el neurotransmisor asociado al aprendizaje, la recompensa y la alegría. Los alimentos que impiden la fabricación natural de serotonina en el intestino son aquellos que nos producen inflamación o carencia de nutrientes, como los azúcares refinados y los alimentos ultraprocesados: las galletas, los bollos, las chucherías, los refrescos, etcétera. Sin embargo, los alimentos que nos podrían ayudar a alimentar nuestro estado de ánimo son los frutos rojos, las verduras de hoja verde, las nueces, el pescado azul, los alimentos fermentados como el yogur, las legumbres, etc.

¿Y qué alimentos deberíamos desterrar de nuestra dieta?

Es bueno saber que los alimentos beneficiosos para nuestra salud son aquellos con especial poder antiinflamatorio y que nuestra fisiología es capaz de reconocer (los alimentos frescos, reales). Como el intestino alberga gran parte de nuestro sistema inmune, si nuestra fisiología no reconoce lo que comemos, porque son alimentos demasiado transformados o ultraprocesados, sin nutrientes y, por tanto, extraños, no los gestionará bien y creará una reacción de alarma o inflamación. Además, recuerda que tu sistema digestivo está íntimamente conectado con el cerebro; existe una conexión bidireccional y, por tanto, la salud intestinal está ligada a la salud mental, los cambios de humor, la ansiedad, la irritabilidad, la concentración, etcétera.

¿Por qué nos cuesta tanto comer bien? ¿Es un problema de falta de interés, de desinformación, de falta de educación, económico…?

En mi opinión es por desinformación y por los intereses de la industria alimentaria. Los fabricantes de ultraprocesados consiguen llegar al cliente a través de publicidad agresiva inculcando ideas erróneas sobre nutrición que acaban condicionando nuestra forma de comer, esa es la base de su éxito.

¿Qué opinas de frases como “hay que comer de todo” o “no hay alimentos buenos o malos”?

La industria tiene gran interés en que creamos que no existen alimentos malos y que hay que comer de todo, pero es falso. Por otro lado, la desinformación viene de que no existe, hoy en día, educación nutricional ni en las escuelas, ni en las universidades, ni en los hospitales.

¿Somos los españoles los europeos que peor comemos?

No somos los europeos que peor comemos, pero sí es cierto que cada vez comemos más fuera de casa, tiramos de comida rápida y tomamos malas decisiones a la hora de hacer la compra. Sin embargo, estamos más concienciados que nunca, porque, por desgracia, las enfermedades y los síntomas intestinales han aumentado muchísimo por nuestros malos hábitos (comemos mal, dormimos poco, mala gestión del estrés, nos movemos poco, etcétera).

¿Son los jóvenes los más concienciados?

Ahora los jóvenes somos los que más preocupados empezamos a estar por lo que comemos, leemos más etiquetas, leemos más sobre alimentación saludable y somos capaces de elegir mucho mejor. De todas formas, falta mucho camino por recorrer.

¿Qué le dirías a una persona que ha hecho muchas dietas sin éxito?

Desde mi punto de vista, ponerse continuamente “a dieta” supone un importante desgaste psicológico. Quien lo ha probado sabe bien de qué hablo. Por eso en el libro propongo hacer de la alimentación un estilo de vida siempre desde la comprensión. Es fundamental entender qué son esos microorganismos (microbiota) que tenemos dentro y qué hacen por nosotros mucho más allá de hacernos engordar o adelgazar. Enseño la conexión intestino-cerebro establecida por la microbiota, cómo lo que comemos afecta a cómo nos sentimos, nuestro estado de ánimo, la concentración que tenemos durante el día, la irritabilidad, la ansiedad, etcétera. Esto ayuda a ver la alimentación como una forma de mejorar el sistema inmune, de prevenir el desarrollo de enfermedades o, si ya las tienes, de mejorar tu calidad de y tolerar mejor los fármacos. La clave es entender para qué sirve y en qué emplea nuestro cuerpo lo que comemos.

Como madre, ¿qué valores y enseñanzas estás transmitiendo a tu hijo con la alimentación?

La principal idea que quiero transmitirle es el gran vínculo que hay entre la alimentación y el sistema inmune a través de la microbiota. Esto lo cuento en mis libros infantiles Sanotes, sanitos e Inmunizados.

Tiene más de un millón seguidores en Instagram. ¿Qué es lo que más te preguntan?

Sin duda, por cómo leer las etiquetas de los productos para tomar buenas decisiones.