La vida más allá de tampones y compresas: el nuevo mercado de los productos para la menstruación
Analizamos el 'boom' de las copas y la ropa interior menstrual
Las nuevas generaciones apuestan cada vez más por la ropa interior y las copas menstruales, opciones que se presentan como alternativas más respetuosas con el medio ambiente y el propio cuerpo que los tampones y compresas de toda la vida. Esto ha llamado la atención de los grandes de la moda low cost, que empiezan a entrar en un mercado, el de la higiene íntima, cuyo valor se estima que alcanzará los 30.000 millones de euros en 2025.
Durante mucho tiempo, las mujeres teníamos básicamente dos opciones al llegar los días de la regla: tampones y compresas (o las dos cosas juntas). De un tiempo a esta parte, sin embargo, la lista de alternativas se ha ampliado de forma exponencial: copas, bragas menstruales, esponjas naturales, compresas lavables, tampones con aplicador reutilizable… La reivindicación del periodo como algo natural y el creciente interés de las consumidoras por encontrar alternativas sostenibles que sustituyan a los productos de un solo uso tienen mucho que ver con el auge de este tipo de productos. Este último motivo, la preocupación medioambiental, no es cuestión baladí: se calcula que al año se generan en torno a 45.000 millones de residuos relacionados con la higiene íntima en todo el mundo.
Uno de los métodos que más adeptas ha ganado últimamente son las copas menstruales, una alternativa reutilizable que no genera ningún tipo de residuo. Las copas suelen estar fabricadas con silicona médica o TPE, materiales que, según los fabricantes, no producen alergias ni se han asociado al síndrome del shock tóxico como los tampones. Tienen una vida útil de hasta una década y su mantenimiento se limita a lavarlas con agua y jabón y esterilizarlas después cada ciclo menstrual con agua hirviendo. Las hay de varios tamaños y formas, y se pueden comprar en farmacias, internet y, desde hace un par de años, incluso en supermercados. Según datos de Intimina, uno de los principales fabricantes de copas menstruales, el 22,8% de las mujeres que tienen la regla ya se han animado a probar este producto y de las que lo han hecho, casi el 70% han empezado a utilizarlo de manera habitual. “Las españolas son conscientes de las innumerables ventajas de la copa menstrual: no absorbe, sino que recoge el fluido, respeta el equilibrio íntimo y no producen sequedad asociada a otros métodos de protección tradicionales”, explica Pilar Ruiz, responsable de comunicación en nuestro país de la firma de origen sueco. Otro de sus beneficios principales es el ahorro que implican para el planeta y para los bolsillos: “Son más sostenibles y una inversión a largo plazo porque pueden usarse hasta diez años, lo que supone un ahorro del 75% en productos de higiene íntima”.
No es precisamente pequeña la inversión que las mujeres hacen en productos para la regla: la OCU estimó el año pasado que, a lo largo de su vida ‘fértil’ (unos cuarenta años aproximadamente), una mujer con flujo abundante puede invertir más de 2.000 euros en compresas y tampones. Y de momento no parece que el ticket de la compra vaya a reducirse por ahí, habida cuenta de que el Gobierno ha decidido aplazar de momento la prometida reducción o eliminación del IVA de los productos de higiene femenina. La nueva ley de salud sexual y reproductiva de las mujeres (conocida como ley de aborto) sí ha admitido las reglas dolorosas e incapacitantes como causas de incapacidad laboral temporal y ha reconocido por primera vez el derecho a la salud menstrual. Si bien es cierto que cada vez se habla de la regla con más naturalidad, los prejuicios en torno menstruación siguen muy vigentes. “El ciclo menstrual es un tema tabú hasta con nuestras propias hijas, que muchas veces se enfrentan a la llegada de la regla con gran desconocimiento”, asegura Ruiz. Por eso, desde la marca han creado espacios, como las TupperCup Talks o El Teléfono Rojo de Intimina, para que las mujeres pueden resolver dudas y conocer otras experiencias.
Si la llegada de las copas menstruales a los estantes de los supermercados fue una señal inequívoca de que estas habían dejado de ser un producto de nicho, lo mismo está sucediendo ahora con la ropa interior menstrual. Gigantes de la moda low cost como Primark, Lefties, Uniqlo o Women’s Secret ya han lanzado sus propios modelos de bragas menstruales. Incluso Lidl las ha introducido en su catálogo en España. En Reino Unido, por ejemplo, se pueden comprar también en cadenas como Sainsbury’s o Tesco. Las propuestas de la distribución y el fast fashion se unen a la de marcas especializadas como Cocoro, la marca de ropa interior menstrual pionera en nuestro país y en Europa. Las bragas de Cocoro absorben la menstruación, pero también el flujo vaginal e incluso las pérdidas leves de orina. Hay modelos para todos los gustos (corte clásico, tangas, culottes, hipster...) y vienen con dos grados de absorción (moderada y abundante).
La empresa fue lanzada por cuatro emprendedoras en 2016 gracias a una exitosa campaña de crowdfunding y ha ido creciendo al mismo ritmo que la categoría. La popularidad que han conseguido las bragas menstruales es, a juicio de Eva Polío, una de las fundadoras de Cocoro, una estupenda noticia… siempre que su normalización no se produzca a cualquier precio: “Siendo un nuevo producto pensado desde la sostenibilidad, su forma de producirlo también debe serlo. No hay otra opción. Todas nos merecemos unas bragas menstruales éticas, sostenibles y, sobre todo, que transpiren, para cuidarnos a nosotras y al planeta”.
De Francia llega Herloop, una marca nacida en 2018 a raíz de un viaje de su fundadora a Australia, donde descubrió la existencia de este producto. Aunque desembarcó en el mercado español en 2019, su despegue en nuestro país no se produjo realmente hasta el año pasado. “Gracias a las luchas feministas y a la conciencia sobre el bienestar y la salud femenina, las chicas de toda Europa están aceptando de manera muy positiva las bragas menstruales”, indica Lucía Triana, responsable de comunicación de Herloop en España. Efectivamente, ya sea como complemento a tampones y copas o como alternativa a estos métodos, la ropa interior menstrual es cada vez más habitual. Como las copas, es un producto más respetuoso con el medio ambiente y el propio cuerpo, y es una buena opción para las mujeres que no se sienten cómodas con los métodos de protección internos. “Duran de media de tres a cinco años”, explica Triana, “la inversión se rentabiliza en seis meses”.
Este reportaje se publicó primero en la edición número 15 de Mujeres a Seguir en papel.
