¿Cuál fue el primer país que concedió a sus ciudadanas el derecho al voto? ¿Cómo consiguió María Elena Maseros convertirse en la primera matriculada en una universidad española? ¿Qué le pasó a Virginia Switzer cuando en 1967 participó en el Maratón de Boston saltándose las normas? ¿Cuántas pelis españolas tienen protagonistas femeninas? ¿Cuándo se estima que se cerrara la brecha salarial?
Son algunas de las preguntas incluidas en el Trivial Gigante por la Igualdad, una actividad dirigida a niños y adolescentes basada en la mecánica de ese popular juego que busca remover las conciencias de los chavales y que tomen conciencia de los obstáculos que han tenido que superar las mujeres a lo largo de la historia y también en la actualidad.
Todo surgió a raíz de la exposición Mujeres Inventoras organizada por Factoría Yuguero. “Cuando se expuso en el Ayuntamiento de Valdemoro la concejal de Cultura nos pidió una propuesta para llevarla también a los colegios”, explica Mónica Yuguero, una de sus responsables. “Empezamos a darle vueltas y surgió la idea del trivial”. En una primera versión todas las preguntas tenían que ver con inventoras. Pero la buena acogida que tuvo el juego primero en Valdemoro y después en otras ciudades de Andalucía o Castilla-León en las que también se ha movido la exposición les hizo pensar que podía tener recorrido de forma independiente. Así que partiendo del mismo formato han creado nuevas preguntas, ampliando las temáticas, y han empezado a moverlo entre colegios, ayuntamientos y asociaciones culturales.
Su tamaño (tiene un área de 9 metros cuadrados) permite que participen todos los alumnos de una clase a la vez. Pueden jugar niños de primaria y de ESO. Un icono en la parte superior de las fichas de las preguntas indica para qué grupo son más adecuadas. Las tarjetas ofrecen tres opciones de respuesta y una breve explicación sobre la verdadera. “La más insólita suele ser la correcta”, dice Yuguero. Ese efecto sorpresa es precisamente lo que ayuda a remover las conciencias. “Normalmente optan por la respuesta más inverosímil y normalmente aciertan. A los chavales les rompe la cabeza. Se ríen, pero se quedan diciendo: ¿cómo es posible?”
Ese es precisamente el objetivo, que les llame la atención y luego hablen entre ellos. “Se sorprenden cuando aprenden de que hubo una época en la que las mujeres tenían que vestirse de hombres para ir a la universidad, pero también cuando se enteran de que el editor de JK Rowling le pidió que utilizara sus iniciales en lugar de su nombre de pila porque temía que los niños no quisieran comprar un libro escrito por una mujer”.


