El inesperado efecto del running sobre el cerebro
Una investigación indica que podría ayudar a combatir las enfermedades neurodegenerativas

Correr no es solo bueno para el cuerpo; también lo es para el cerebro. Es al menos hacia donde apunta una investigación de la Universidad de Arizona que indica que la práctica de este deporte puede afectar a la estructura y función cerebral de manera similar a tareas complejas como tocar un instrumento musical.
Las pruebas se hicieron con individuos de entre 18 y 25 años que tenían índices de masa corporal y un nivel educativo similares. Las exploraciones midieron la conectividad funcional en estado de reposo, o lo que es lo mismo, con los sujetos despiertos pero sin hacer ninguna tarea específica. A través de resonancias magnéticas comprobaron que los cerebros de los corredores de carreras de resistencia mostraban mayor conectividad funcional que los de personas sedentarias.
Se hallaron mayores niveles de conectividad entre distintas regiones cerebrales, incluida la corteza frontal, que es importante para las funciones cognitivas como la planificación, la toma de decisiones o la capacidad de cambiar la atención entre tareas. Los autores reconocen que es necesario investigar más para determinar si estas diferencias físicas en la conectividad cerebral tienen un efecto sobre el funcionamiento cognitivo.
La importancia de este trabajo, aseguran, radica en que demuestra que lo que hacemos durante la vida puede afectar a lo que sucede en nuestro cerebro a medida que envejecemos, dado que la conectividad funcional parece a menudo estar alterada en ancianos, particularmente en aquellos que padecen Alzheimer u otras enfermedades neurodegenerativas. Ser físicamente activos durante la juventud podría, por tanto, ser beneficioso para el cerebro a largo plazo, y contrarrestar los efectos del envejecimiento cerebral y sus enfermedades.