Cecilia Hernández (Agencia Espacial Española): “Europa es muy consciente de que el espacio es un sector estratégico y se lo está tomando muy en serio”
Hernández es directora de programas e industria de la Agencia Espacial Española y presidenta del comité del programa científico de la Agencia Espacial Europea (ESA)

Seguramente, sin su padre y sin Carl Sagan, la carrera de Cecilia Hernández habría discurrido por otros derroteros. El primero despertó su interés por el mundo y el segundo dirigió ese interés hacia las estrellas. “En mi casa había un ambiente propicio para el estudio. Mi padre era catedrático de Latín y Griego y mi madre era maestra”, explica. “Yo era una buena estudiante y se me daban bien las matemáticas y la ciencia, pero también me gustaba todo lo demás. Cuando en el instituto dudaba entre qué asignaturas optativas escoger, mi padre me dijo una frase que a mí me pareció lapidaria. Me dijo: ‘Hija mía, si tú quieres, te convierto en la catedrática de Latín más joven de España’. Yo miré detrás de mí, vi los libros de Tito Livio y de Séneca, y pensé que me iba a tener todo el tiempo traduciendo y que esa no podía ser mi vida. Pero a mi padre, que era muy curioso, también le encantaba la física a nivel divulgativo, el potencial del desarrollo tecnológico, las posibilidades de la energía nuclear, etcétera. También mis hermanos mayores se habían interesado por la ciencia y la ingeniería. En esa época ponía en TVE la serie Cosmos, de Carl Sagan, y la veníamos en casa. Todo eso me fue dirigiendo hacia la ciencia. Lo que me atrajo de la física es que busca la explicación última del comportamiento de la naturaleza y, una cosa que a mí me parecía lo más elegante del mundo, que traduce esa explicación a la matemática. Entender un concepto a través de una ecuación me parece algo de una belleza inconmensurable”.
Después de licenciarse en Física por la Universidad Autónoma, trabajó en el sector privado, aunque finalmente encontró en la empresa pública su lugar, primero, en el CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación) y, desde finales de 2023, en la recién creada Agencia Espacial Española (AEE), donde en la actualidad es directora de programas e industria. También ha participado en la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) casi desde sus orígenes. De hecho, fue la primera persona española (y la primera mujer) elegida para encabezar el programa científico de la ESA. Además, es miembro de la junta directiva de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT).
¿Cómo te interesaste por el espacio?
Carl Sagan había despertado mi interés por conocer cómo funciona el universo. Cuando acabé la carrera intenté llevar una carrera investigadora, pero eso no me hacía feliz. Se lo digo muchas veces a las niñas: aunque lo parezca, en la vida nunca te equivocas, todas tus decisiones te aportan, simplemente tienes que orientarte. Aquello no era lo mío, pero esa experiencia me ayudó con todo lo que vino después. Empecé a trabajar en la industria, hasta que vi en el periódico un anuncio de un puesto en el CDTI, que por entonces se llamaba Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial. Querían a una persona para para llevar los programas internacionales. En esa época no mucha gente sabía inglés. Yo había estado un año viviendo en Irlanda. Además, había sido becaria en un centro de investigación y tenía experiencia en la industria. Mi perfil era el adecuado para el puesto. Entré en el CDTI para gestionar programas de la Unión Europea. Otro tema que se llevaba desde el CDTI desde el 86 era la representación española en la Agencia Espacial Europea. En un momento dado quedó libre la plaza de representante en el programa científico de la ESA. Estuve ahí seis años en una primera etapa y años después volví al puesto. En este tiempo la ciencia y la industria aeroespacial españolas han ido ganando en competitividad. Un momento muy emocionante para mí fue cuando en 2020 se aprobó ARRAKIHS, la primera misión científica de la ESA liderada por España.
El objetivo de ARRAKIHS es estudiar la materia oscura. ¿Cómo va a hacerlo?
La materia oscura no se puede estudiar por métodos directos, hay que utilizar métodos indirectos. ARRAKIHS será un satélite de órbita baja que observará el efecto de la materia oscura sobre galaxias cercanas para ver si este encaja con la propuesta de la Teoría Cosmológica Estándar. El modelo Lambda-CDM es el más aceptado, pero hay algunos supuestos de la teoría que parece que hacen aguas. ARRAKIHS puede confirmarlos o refutarlos. El liderazgo científico de la misión se lleva desde la Universidad de Cantabria y la empresa Satlantis ha diseñado y está desarrollando la plataforma binocular que permitirá fotografiar las galaxias. Su lanzamiento está previsto para el 2030.
¿Cuál es tu papel en la Agencia Espacial Española?
Como directora de programas e industria, mi misión es ocuparme de la gestión de los programas de la agencia, intentando que estén coordinados y que haya una coherencia. También de la relación con la Agencia Espacial Europea, la Unión Europea y las relaciones internacionales de carácter bilateral. Es una dirección transversal, que tiene que trabajar estrechamente con las otras direcciones de la agencia: la de ciencia, tecnología e innovación y la de usuarios.
¿Y en qué programas estáis ahora mismo centrados?
Durante este primer año, la agencia ha estado en proceso de ir marcando su campo de actuación y cogiendo competencias que nos han ido transfiriendo desde otras organizaciones. Llevamos muchas de las cosas que antes se gestionaban desde CDTI y prácticamente toda la delegación española en la ESA está ahora en la agencia. Para una agencia de reciente creación nos hemos metido ya en bastantes aventuras. Con la inestimable ayuda de nuestra casa de origen, el CDTI, hemos lanzado y resuelto la primera convocatoria del Programa Tecnológico Espacial. Otra cosa de la que podemos sentirnos muy orgullosos es la puesta en marcha del proyecto de la Constelación Atlántica, un sistema de dieciséis satélites de observación de la Tierra que lanzarán España y Portugal. Ahora estamos en proceso de licitación para el desarrollo y la construcción de los ocho satélites que serán la aportación de España.
¿Qué significa para la industria española que por fin haya una agencia espacial nacional?
Al reunir las competencias sobre espacio en la Agencia Espacial Española se ha convertido en el claro referente tanto para la industria como a nivel internacional. Ya no hablamos de un centro que lleva varios temas y, además, cositas del espacio. También se ha elevado el nivel de interlocución. La Agencia está presidida por la ministra de Ciencia, Diana Morant, y nuestro director tiene rango de subsecretario. Desde el punto de vista de prioridad política, el nivel es otro.
En la Agencia Espacial Europea ahora mismo participan 22 países. ¿Qué peso tiene España en la ESA?
Si soy sincera, creo que tendríamos capacidad de tener una mayor representación y, de hecho, la ambición de la Agencia Espacial Española es que tengamos una posición más acorde con nuestras capacidades. Ahora estamos en quinto lugar y otros países nos pisan los talones. La actividad de la ESA se divide en dos categorías: los programas obligatorios y los opcionales. En el programa obligatorio entran las actividades básicas de la agencia [investigación en tecnología, sistemas de información, etcétera y los estados miembros contribuyen en función de su Producto interior Bruto. En los programas opciones [que abarcan áreas como observación de la Tierra, las telecomunicaciones y el transporte espacial] la contribución es a la carta, depende del interés de los países. En algunos de esos programas estamos más representados y en otros menos. Es verdad que en los últimos años, España ha aumentado su presupuesto de forma importante, pero otros países también lo han hecho.
No es tu área, pero ¿qué significa que ahora haya dos astronautas españoles en la agencia?
Efectivamente, ese es un tema de exploración y forma parte de la dirección de ciencia, pero da una idea del peso de España en la Agencia. Los astronautas son grandes embajadores. Aparte de lo puedan hacer cuando les toque volar y del papel que puedan jugar en la exploración espacial, su impacto social es tremendo. Cuando Pedro Duque voló por primera vez tuve la suerte de acompañarle por toda España y fue maravilloso.
¿Cuál es el papel de Europa en esta nueva fase de la carrera espacial en la que hemos entrado?
La presencia europea en el espacio no se limita a la Agencia Espacial Europea, porque los países que estamos en la ESA y en la UE no somos exactamente los mismos. Por ejemplo, Noruega, Suiza y Reino Unido están en la ESA, pero no son miembros de la de la Unión. En cualquier caso, los programas que han nacido en la ESA, como Galileo, Copérnico o el sistema de vigilancia espacial, han sido un éxito absoluto. Son ámbitos en los que Europa tiene una buena posición y la ambición es continuar teniéndola. Europa es muy consciente de que el espacio es un sector estratégico y se lo está tomando muy en serio. Se habla de un incremento presupuestario importante y parece que será un área de crecimiento. El sector espacial europeo es competitivo, pero quizá a nivel institucional necesitamos un mayor impulso. Algunos sucesos como el retraso del lanzamiento del Ariane 6 o los fallos de la misión Vega nos dejaron un poco en estado de shock. Con el éxito del lanzamiento de prueba Ariane 6 y Vega ya plenamente operativo, la perspectiva de Europa se ve de otra manera. Además, hay empresas privadas que están desarrollando lanzadores, entre ellas, una española [PLD]. Todo esto promete darnos un conjunto de sistemas que nos proporcionará autonomía en el acceso al espacio.
¿Qué opinas del protagonismo que están adquiriendo empresas privadas como SpaceX o BlueOrigin?
Su llegada ha hecho que se tambaleen un poco los cimientos de la industria espacial y también que se vislumbren otras oportunidades. La exploración espacial liderada por el sector privado, eso se ahora se llama el ‘new space’, es una nueva forma de hacer el espacio más asequible y competitivo, y también Europa y España se están abriendo camino ahí. No deja de ser una oportunidad.
¿Te preocupa la explotación comercial del espacio?
No me preocupa, es algo que está ahí. Todo se explota comercialmente y no es algo necesariamente malo. Lo que podría ser un problema es que el espacio se sature, pero ya hay sistemas para que esto no ocurra. Ahí las empresas españolas se han movido rápido, y hay varias desarrollando tecnologías que favorezcan la limpieza del entorno.
Llevas muchos años trabajando en iniciativa relacionadas con la promoción de la mujer en la ciencia. Pese a toda la visibilidad que se le está dando al problema de la escasez de mujeres en carreras en STEM, hay datos que indican que la brecha no solo no se está cerrando, sino que se amplía. ¿En qué estamos fallando?
Es un problema muy complejo. Después de la igualdad legislativa tiene que venir el cambio social, y eso lleva más tiempo y requiere acciones positivas. Así lo recoge el artículo 9.2 de nuestra Constitución y así lo defendemos desde la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas. No vale con esperar a que las cosas se arreglen solas, porque no solamente no pasa, sino que podemos ir hacia atrás. Muchas investigaciones sociológicas han demostrado que la gente asocia la ciencia y la tecnología con los hombres. Si no nombras, identificas y reconoces a las profesionales femeninas en cada oportunidad que tengas, esa idea acaba dándose por buena. Con la inteligencia artificial, que es una máquina perpetuar sesgos, contrarrestarla eso es todavía más importante. Además, hay que actuar en la base, cuanto antes mejor. A partir de los 6 años, las niñas empiezan a pensar que las matemáticas y la tecnología no son para ellas. Hay una disfunción entre las notas que sacan y cómo se consideran ellas mismas en relación a sus compañeros varones. Luego está el problema de la falta de referentes. Con el programa ‘Una ingeniera en cada cole’ de AMIT intentamos que tanto las niñas como los niños vean que hay mujeres que se dedican a la física, las matemáticas o la ingeniería. Las mujeres también son más autoexigentes. Cuando una mujer decide coger una carrera de ciencias puras es porque es realmente es buena. Los hombres pueden no ser cracks, pero lo intentan. Y luego ellas terminan abandonando más. Son muchos los factores que interviene y cambiar esas dinámicas es difícil. Hay que trabajar con las niñas, con las adolescentes, también con los chicos y seguir incidiendo en que la sociedad y la sociedad les den a las mujeres la oportunidad de desarrollar sus carreras profesionales. Otro de los objetivos de AMIT es proponer cambios legislativos e influir en cómo se plantean las convocatorias públicas. En los últimos Premios Nacional de Investigación se hizo algo muy sencillo, y es pedir paridad en las propuestas de proyectos premiados. Eso supuso un cambio radical. Mujeres destacadas en la ciencia haberlas, haylas, solo hay que buscarlas.