Un balón de fútbol diseñado por y para las mujeres
Amaya Núñez, alumna del IED Madrid, ha creado un innovador balón de fútbol, más liviano y sostenible

La mayoría de los balones de fútbol están pensados teniendo en cuenta las características físicas de los futbolistas masculinos, lo que afecta negativamente el desempeño de las jugadoras. En deportes como el baloncesto, por ejemplo, existe una diferenciación entre el balón masculino y el femenino. Este último es más pequeño y liviano, para adaptarse mejor a las necesidades de las atletas. Sin embargo, en el fútbol no existe tal diferenciación. Esto no solo afecta al rendimiento de las jugadoras, también puede provocarles daños en las articulaciones, lesiones musculares o sobrecargas por el impacto repetitivo del balón y el esfuerzo adicional que deben realizar en cada toque.
Para intentar resolver este problema, Amaya Núñez, alumna del Istituto Europeo di Design de Madrid, ha creado Atalanta, un balón especialmente diseñado para el fútbol femenino. Este balón de entrenamiento, la propuesta de fin de grado de diseño de productos que ha hecho Núñez, tiene un diseño ergonómico y adaptado a las necesidades fisiológicas de las mujeres. El producto tiene en cuenta las diferencias anatómicas y de tamaño entre hombres y mujeres.

Es también el primer balón de fútbol impreso en 3D, en un material flexible que proporciona un mejor ajuste y comodidad para mejorar el rendimiento de las jugadoras y reducir el riesgo de lesiones. “Este balón promueve el deporte y lleva el fútbol más allá de los estereotipos de género, no solo por su estructura, patrones y materiales, sino por estar diseñado específicamente para mujeres”, ha indicado su creadora.
El balón está fabricado en EPU 41, una resina de poliuretano utilizada en la impresión 3D, permitiendo la impresión de un complejo patrón floral. Además, se trata de un producto sostenible, ya que la impresión 3D requiere menos recursos (ya que solo utiliza el material necesario), es fácil de reciclar y su diseño permite la posibilidad de intercambiar piezas –por ejemplo, reemplazando solo la cubierta o solo la vejiga en caso de que se dañen—, lo que evita tener que comprar un balón nuevo cada vez que surja un problema.
