Mirian Galán, educadora: “Hay que dejar de estigmatizar la educación infantil con frases como ‘solo sabéis hacer collares de macarrones’”
Esta maestra, que lleva dos décadas formando a niños pequeños, ha sido reconocida como una de las mejores profesoras de mundo

Su sueño era ser directora creativa en una agencia, pero no le dio la nota para hacer Publicidad y al final entró en Educación Infantil con una amiga. “Desde el primer momento me enamoré de la profesión”, asegura Mirian Galán, una profesora que lleva media vida dedicada a formar a los más pequeños y que en 2022 fue reconocida como una de las mejores docentes del mundo por los Global Teacher Awards. Los padres de un antiguo alumno la nominaron y ella decidió participar sin muchas expectativas. “Siempre pensamos que estos premios son para profesionales de la educación secundaria o de bachiller, y quitamos valor a lo que más valor tiene: la educación infantil", explica. “Este premio no es solo mío, es para todas aquellas educadoras que realizan un trabajo espléndido, poco reconocido por la sociedad, en las escuelas infantiles. Mujeres en su mayoría, con una formación altísima y mucho amor por la infancia”.
El año pasado, Galán consiguió también la medalla al mérito profesional y fue distinguida por Inspiring Girls. Actualmente imparte clase en la Escuela Infantil Los Madroños, en la madrileña localidad de Pozuelo de Alarcón. Es, además, logopeda, experta en pedagogías activas, auxiliar de enfermería pediátrica y fundadora de SuperEducalandia, una plataforma que ofrece recursos educativos. “Quería dar información a las familias de mi aula y terminó siendo una parte superimportante en mi vida. He aprendido mucho con cada post, cada proyecto, cada estudio y toda la gente maravillosa que colabora. Creció cuando me quedé desempleada por el cierre del centro donde trabajaba de directiva. Entonces puse toda la piel en la plataforma, que vivió un boom en la pandemia”.
Recientemente, Mirian Galán ha publicado también su primer libro, Felices en la escuela. “No es la típica guía al uso. Está lleno de anécdotas de mi vida profesional como maestra y de historias de cuando yo también era pequeña. Mis padres, mis maestros de vida, han sido mi mayor motivación para escribirlo. Cuando me propusieron desde la editorial me lo pensé bastante, porque un libro es una responsabilidad. Pero mi padre me dijo: ‘Hija cuando tú no estés, el libro prevalecerá’. Me pareció tan bonito que me animé”.
¿Cómo es una de tus clases?
Siempre recibo a los niños, que tienen 2 y 3 años, con música. Alexa es una más en clase. Dependiendo de la circunstancia, la actividad y el estado de mis alumnos, le pedimos una playlist distinta. Luego toca asamblea llena de cuentos. Me encanta la animación a la lectura y se lo transmito a ellos. También hacemos actividades lúdicas de aprendizaje, desde una propuesta o instalación, hasta una actividad como pisar charcos en el patio.
La etapa infantil es, a menudo, la gran olvidada de la educación. ¿Qué que se podría hacer para mejorarla?
Que las administraciones nos respetaran, bajando ratios, ofreciéndonos sueldos dignos y equiparándonos con los demás niveles educativos. También hay que dejar de estigmatizar la educación infantil con frases como ‘solo sabéis hacer collares de macarrones’. Suelo asistir a las ponencias con un collar de macarrones precioso. Porque sí, somos los mejores haciendo collares de macarrones, pintando y, sobre todo, jugando, que es como realmente se aprende.
¿Cómo influye esa primera etapa en el desarrollo de los niños?
Es cuando se sientan las bases del aprendizaje de valores y la personalidad de cada uno. Es la etapa de mayor importancia. No puedes aportar al mundo nada más bonito que un futuro lleno de gente feliz.
¿Han cambiado mucho las cosas en estos veinte años que llevas siendo docente de infantil?
No he dejado de formarme: desde metodologías activas hasta coaching educativo. Antes se sentaba a los niños para todas las actividades, ahora eso me parece una aberración. Jugar es igual a aprender. Salir al aire libre y ser una guía en el aula, donde mejorar la autoestima, conocer las emociones y ser autónomos da mejores resultados, es el camino para lograr la felicidad en la escuela.

¿Cómo valoras el nivel de la enseñanza en España?
Hay familias y docentes maravillosos, pero la educación merece un cambio. Las administraciones tienen que darse cuenta de esos fallos que se han cometido y rectificar.
Estos días hay muchos padres nerviosos tratando de elegir el colegio perfecto para sus hijos. ¿Algún consejo para ellos?
En el libro doy unas pautas sobre ese ‘mapa del tesoro’ que es encontrar centro educativo. Pero realmente son los padres quienes deben saber qué desean para la educación de sus hijos, y escoger conforme a ello. Para algunas familias es muy importante saber idiomas y en cambio otras le dan más valor a que estudien cerca de casa para que luego puedan jugar en el parque con sus amigos. No hay nada mejor o peor, depende del deseo de las familias, todo es respetable.