Alba González, ingeniera biomédica: “Que los órganos impresos en 3D sean compatibles con el cuerpo humano es cuestión de tiempo”
González es la ganadora de los X Premios MAS en la categoría de Tecnología

Acabar desarrollando prótesis óseas no es quizá la salida profesional más obvia cuando alguien estudia Ingeniería y Diseño Industrial, pero es lo que decidió hacer Alba González, ganadora de los X Premios en el apartado de Tecnología. “En su día también me planteé estudiar Medicina, pero acabé haciendo Ingeniería Industrial porque se me daba muy bien toda la parte técnica. Siempre supe que quería utilizar mis habilidades para ayudar a las personas, pero, por entonces, la ingeniería biomédica no estaba tan desarrollada como hoy, que es incluso una carrera universitaria. Tras licenciarme estuve un tiempo trabajando en la industria, pero al final decidí cambiar de rumbo y marcharme a Reino Unido para formarme en este campo”. Gracias a una beca de doctorado Marie Curie, participó en un proyecto de implantes de columna vertebral en la Universidad de Birmingham. Después trabajó en un hospital como ingeniera de impresión 3D y en Stryker, una de las principales empresas de fabricación de dispositivos y equipos médicos del mundo. “Por aquel entonces ya tenía muchas ganas de volver a España, pero conseguirlo me parecía difícil. Al final acabé escribiendo mi propio proyecto doctoral y pidiendo financiación a la Comisión Europea para sacarlo adelante”. El resultado es el proyecto de creación de prótesis óseas biomecánicas para reconstrucciones complejas que desarrolla en la Universidad Carlos III desde hace tres años. Sus prótesis, utilizadas en hospitales españoles e internacionales, fueron reconocidas el año pasado con el Premio Nacional de Diseño e Innovación en la categoría de jóvenes diseñadores.
¿Cómo es el proceso de creación de estas prótesis personalizadas?
Todo comienza con un paciente que requiere una cirugía para reconstruir un hueso. Normalmente son casos clínicos muy complicados, en los que no pueden utilizarse los implantes que ya existen en el mercado. Partimos de las imágenes radiológicas del paciente, que pueden ser un TAC o una resonancia magnética. Procesamos esas imágenes para crear modelos virtuales en 3D de la anatomía que tenemos que reconstruir y hacemos un análisis para saber lo que necesita específicamente ese paciente, siempre en colaboración con el cirujano, que es el que prescribe las especificaciones clínicas. Cuando tenemos el diseño del implante, lo imprimimos utilizando metales biocompatibles, que suele ser una aleación de titanio. También imprimimos en 3D el instrumental quirúrgico que ayudará a insertar el implante en el paciente. Finalmente, lo esterilizamos todo y lo llevamos a quirófano.
¿Cuánto tiempo tardáis?
Depende mucho del tipo de implante. Los maxilofaciales de la cabeza y el cuello, que son relativamente más sencillos, pueden llevarnos un par de semanas y los más complejos, las grandes prótesis ortopédicas, pueden llevarnos algún mes.
¿Cuál es el implante más difícil que has creado nunca?
Uno de los más bonitos y complicados que he diseñado fue un reemplazo del húmero de un bebé que tenía un tumor. Fue complicado porque incluía un mecanismo de expansión, de forma que la prótesis pudiera crecer a medida que creciera el brazo del bebé. Además, había que desarrollarla a contrarreloj para operarle lo antes posible y evitar que el tumor siguiera aumentando. Lo hicimos en 2019.
¿Habéis hecho después un seguimiento? ¿Funciona tal y como esperabais?
Estos casos tan extremos nunca estás del todo segura, pero la verdad es que, en este, la prótesis sigue en su sitio y se está elongando como se esperaba.
"Uno de los más bonitos y complicados que he diseñado fue un reemplazo del húmero de un bebé que tenía un tumor. Fue complicado porque incluía un mecanismo de expansión, de forma que la prótesis pudiera crecer a medida que creciera el brazo del bebé".
¿Cómo os llegan los casos?
Tenemos consorcios con hospitales y hay cirujanos con los que colaboramos de forma regular. Las distribuidoras de productos sanitarios también nos ponen en contacto con hospitales con los que todavía no hemos trabajado.
Los implantes no deben ser baratos. ¿Hasta qué punto es, hoy por hoy, una tecnología accesible?
Con los años lo será más, pero lo cierto es que, a día de hoy, no se pueden hacer implantes personalizados para todos los pacientes. Hay que seleccionar muy bien a aquellos para los que se crean. Tienen que ser personas que realmente no tengan otra opción: o se les hace un implante personalizado o no se les puede operar.
¿Os habéis encontrado con casos de incompatibilidades o de problemas postoperatorios?
Con los implantes, tanto los que se imprimen en 3D como los que no, hay un porcentaje de infecciones o rechazos que es inevitable, aunque estoy segura de que con el tiempo los iremos mejorando. En cualquier caso, los problemas no son mayores que con otro tipo de implantes.
La impresión 3D ha abierto un mundo de posibilidades en la medicina y especialmente, la medicina reconstructiva, pero ¿cuáles son, en la actualidad, las principales limitaciones de esta tecnología?
El principal freno ahora mismo son los costes. No es lo mismo desarrollar un implante para un paciente que desarrollar un implante a gran escala para millones de pacientes. El precio es una barrera de entrada para muchos hospitales públicos. Creo que, como con toda nueva tecnología, cuando en la curva de adaptación lleguemos a una fase de maduración y se hagan más implantes, serán más asequibles. Necesitaríamos más colaboración público-privada para conseguirlo antes. Es como la pescadilla que se muerde la cola: si no se hacen más implantes personalizados no se reducirán los precios y si no podemos reducir los precios, será difícil que se hagan más.
"Es como la pescadilla que se muerde la cola: si no se hacen más implantes personalizados no se reducirán los precios y si no podemos reducir los precios, será difícil que se hagan más".
¿Crees que en el futuro se podrá recrear gracias a la impresión 3D cualquier órgano o tejido?
Ya se está haciendo. Se están imprimiendo células biológicas y de tejidos que simulan el de los órganos y también se están imprimiendo órganos con células. Lo que todavía no se ha conseguido es que estos órganos impresos en 3D sean compatibles con el cuerpo humano y que este no los rechace, pero creo que es cuestión de tiempo. En el momento en el que imprimes con células vivas, el comportamiento es más difícil de predecir, pero la investigación en esta línea va muy rápido.
Noticia actualizada el 15 de noviembre de 2023 tras el anuncio de las ganadoras de los X Premios MAS.