Preparándome para la menopausia sin hacer un drama
Mejorar nuestro estilo de vida es clave para afrontar esta nueva etapa

Desde que cumplí los 43 años hay un tema que me preocupa quizás en exceso: la menopausia. Mi obsesión por prepararme para ese momento en el que la regla empiece a ser irregular y deje de usar compresas y tampones me ha llevado a descubrir que debo pasar antes por otro proceso, el del climaterio. Consciente de la importancia y repercusión que el cuidado del cuerpo tiene para la salud mental y para el desarrollo de mi día a día he recurrido al conocimiento de Alexandra Henríquez, ginecóloga en Hospital Quirón Pozuelo de Madrid, con el objetivo de no hacer de este momento un drama.
¿Qué es el climaterio?
Se define como climaterio a un periodo en la vida de una mujer comprendido entre el momento en que aparecen las primeras alteraciones en el ciclo menstrual y el año siguiente al cese definitivo de la menstruación (menopausia).
Muchas mujeres confunden climaterio con menopausia, pero no es lo mismo. ¿En qué se diferencian?
La menopausia se define como la existencia de doce meses o más de amenorrea (sin menstruación) y puede ser natural o inducida (yatrogéncia). La menopausia es la última etapa del climaterio, que engloba todos los cambios que se producen durante esta transición.
¿Qué síntomas son los más comunes?
El acontecimiento biológico central es la supresión paulatina de la actividad ovárica, tanto en cantidad como en calidad de ovocitos. En la fase temprana comenzamos con irregularidades menstruales, aumentando los días de sangrado, y en la fase más tardía se dan ciclos de irregularidad menstrual. Otros de los síntomas más comunes son trastornos del sueño, irritabilidad, cambios en la piel (sequedad) o sequedad vaginal.
¿Qué otros cambios se producen en el cuerpo de la mujer?
El peso corporal tiende a incrementarse, al disminuir los estrógenos. Se produce una redistribución de la grasa corporal, con mayor tendencia al depósito troncular. En algunos casos puede haber riesgo de síndrome metabólico y cardiovascular, por ello se debe fomentar el ejercicio físico y una dieta saludable.
¿En qué momento hay que preocuparse o ir al médico?
Cuando los síntomas alteren la calidad de vida (insomnio, sofocos…), cuando la sequedad vaginal o atrofia vaginal te impida mantener relaciones sexuales satisfactorias o si se produce una situación de obesidad o aumento de peso llamativo, con un incremento de riesgo cardiovascular y diabetes.
Por último, ¿qué recomendaciones, desde el punto de vista de la alimentación, nos darías?
Llevar una dieta mediterránea con baja proporción de carnes rojas, azúcares e hidratos procesados. Además, se debe hacer un consumo moderado de pescado y huevos, de lácteos y de sustancias alcohólicas como el vino, al tiempo que hay que aumentar la ingesta aceite de oliva virgen extra (rico en polifenoles), verduras y frutas de temporada y lentejas, garbanzos y otras legumbres. Esto, unido a trabajo físico intenso, ayudará a mejorar el estilo de vida de la mujer.