El invisible efecto de la violencia sexual sobre la salud de las mujeres
Las víctimas tienen mayor riesgo de sufrir problemas cardíacos y cerebrales a largo plazo

Nada menos que una de cada cuatro mujeres ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida. Sin embargo, las implicaciones a largo plazo de esa violencia sobre su salud es una cuestión a la que hasta ahora no se ha prestado la suficiente atención. Una nueva investigación publicada el martes por la revista de la Asociación Americana del Corazón concluye que las mujeres que experimentan violencia sexual o acoso en el lugar de trabajo tienen un mayor riesgo de desarrollar hipertensión que las que no han experimentado tal trauma.
La presión arterial alta es un factor de riesgo importante para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, que son la primera causa de muerte en el mundo y en España. Frente al falso mito de que las enfermedades cardiovasculares son un problema principalmente masculino, la realidad es que ellas son las más afectadas. Datos publicados por la Fundación del Corazón indican que en España fallecen más mujeres que hombres por esta causa (un 53,6% frente a un 46,3%)
Los investigadores partieron de la información proporcionada por algo más de 33.000 mujeres que no tenían antecedentes de hipertensión al inicio del estudio (2008). Siete años después, en 2015, aproximadamente una de cada cinco (casi 7.100) habían desarrollado hipertensión. También se comprobó que la agresión sexual y el acoso sexual en el trabajo eran problemas bastante extendidos, con una prevalencia del 23% para la agresión sexual y el 12% para el acoso sexual. El 6% de las mujeres declararon haber sufrido ambos. Este último grupo de mujeres demostraron tener el riesgo más alto de desarrollar hipertensión (un 21% más). Las que habían experimentado acoso en el lugar de trabajo tenían un riesgo un 15% superior al resto y las que denunciaron haber sufrido una agresión sexual, un 11%
“Sabemos que las experiencias de violencia sexual en forma de agresión sexual y acoso sexual en el lugar de trabajo son comunes”, indica en un comunicado la autora principal del estudio, Rebecca B. Lawn, investigadora de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard. “Sin embargo, no se reconoce ampliamente que la exposición a la violencia sexual contribuya a la salud cardiovascular de las mujeres”. Su esperanza es que establecer esta relación ayude a una mejor identificación de los factores que influyen en la salud cardiovascular de las mujeres.
No es la primera investigación que analiza el efecto de la violencia sexual o física sobre la salud de las mujeres y encuentra una relación con las enfermedades cardiovasculares, los accidentes cerebrovasculares y el riesgo de demencia. Un análisis de la presión arterial de más de mil trabajadores realizado en 2008 ya concluyó que el acoso sexual se relaciona con el aumento de la hipertensión en las mujeres. Otra investigación de 2019 también encontró una asociación entre el acoso y la agresión sexual con la salud física y mental. Este trabajo estableció que las mujeres con antecedentes de acoso en el lugar de trabajo tenían probabilidades significativamente más altas de sufrir hipertensión y problemas de sueño, y que las mujeres con antecedentes de agresión sexual tenían más posibilidades de sufrir depresión, ansiedad y falta de sueño.
Incluso se han encontrado vínculos entre la violencia y el riesgo de sufrir daños cerebrales. Un informe presentado el año pasado en la reunión anual de la Sociedad Norteamericana de Menopausia así lo indicaba. Los investigadores tomaron imágenes de los cerebros de mujeres víctimas de violencia sexual en distintos momentos de su vida para determinar si había hiperintensidad de la sustancia blanca (WMH, por sus siglas en inglés), lesiones en el tejido del cerebro que pueden detectarse décadas antes de la aparición de un accidente cerebrovascular, demencia (se ha relacionado con un riesgo aumentado de enfermedad de Alzheimer) y otros trastornos. Se encontró que las mujeres expuestas a este tipo de traumas tenían un volumen de WMH sustancialmente mayor.
Un trabajo publicado hace unos meses por la Universidad de Warwick y Birmingham determinó que las víctimas de la violencia machista (no solo sexual) tienen un 31% más de riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular y un 51% más de tener diabetes tipo 2. De hecho, este estudio comprobó que la tasa de mortalidad de estas mujeres casi duplica la del resto.