Seis jóvenes españoles menores de 21 años que ya están cambiando las cosas
Forman parte de la comunidad de Jóvenes Changemakers de Ashoka

Suele decirse que si uno camina solo irá más rápido, pero si camina acompañado, llegará más lejos. Un cambio de calado rara vez depende de una sola persona, aunque una sola persona sí puede iniciar el movimiento. Los auténticos agentes del cambio no solo son personas innovadoras, sino que también tienen la capacidad de arrastrar a otros al cambio. La comunidad de Jóvenes Changemakers es una red creada por la red de emprendedores sociales Ashoka formada por jóvenes y adolescentes de entre 13 y 21 años con potencial para convertirse en referentes del cambio social en el país.
El desarrollo de habilidades como la empatía cognitiva, el pensamiento crítico, el trabajo en equipo o la proactividad son la base de esta iniciativa liderada por Ashoka, fundación sin ánimo de lucro que busca fomentar el impacto social positivo a través de la innovación social.
Los seis jóvenes inicialmente seleccionados sido elegido entre 170 candidaturas, y todos cumplen cuatro criterios: han empatizado con un problema y han desarrollado una idea propia para abordarlo; han formado un equipo para hacerlo; han provocado un cambio a mejor en su barrio, ciudad o país, y, por último, están preparados para asumir su papel como referentes del cambio social positivo de su generación. Ahora se integrarán en una red internacional de adolescentes y jóvenes de otros países y participarán en encuentros, charlas y campañas para dar visibilidad a sus proyectos.

Amaya Vizmanos (Pamplona, Navarra) 19 años
Junto con un equipo de compañeros y compañeras, Amaya fundó Yoteayudoconlasele, una plataforma colaborativa en la que participan estudiantes y docentes, y que, a través de foros de dudas, bancos de apuntes y clases, ayuda a miles de alumnos a preparar la prueba de acceso a la universidad. Además, es cofundadora de XirimiriLab, una organización que potencia el talento juvenil y que ofrece a jóvenes en Pamplona espacios para resolver retos sociales.

Antonio García (Villanubla, Castilla y León) 13 años
Aunque parezca difícil por su corta edad, Antonio ya tiene bastante experiencia en esto del activismo. Lleva desde los 6 años movilizándose para mejorar lo que no le gusta, con la ayuda de su hermana, sus amigos y sus padres. Ante la falta de espacios en Villanubla para aprender y explorar la programación, creó un club de programación para jóvenes, un modelo que han copiado en varias escuelas de la región. También ha creado la plataforma Joinus4theplanet que pretende implicar a otros jóvenes a participar activamente a través de la tecnología en soluciones para el medioambiente.

Adrián Arrogante (Seseña, Castilla-La Mancha) 20 años
Sus malas experiencias con el sistema educativo le llevaron a crear, junto a sus amigos, Apasiónate, una asociación juvenil cuyo objetivo es identificar las pasiones de los jóvenes y crear espacios para desarrollarlos en Seseña. Con 16 años le echaron del instituto. Estar fuera de un sistema que no tenía lugar para él le obligó a buscar a otras personas en la misma situación. Desde entonces ha movilizado a decenas de jóvenes en su ciudad a través de la música y la cultura urbana, y ha conseguido que el ayuntamiento de Seseña abrieron un centro juvenil. Es también impulsor de Make the Difference, una productora audiovisual para apoyar a jóvenes artistas y fomentar oportunidades laborales en el sector

Elena Ruda Perea (Sevilla, Andalucía) 18 años
Ha creado Luz Azul, una oenegé que busca fomentar el pensamiento crítico entre los jóvenes y ofrecer experiencias de voluntariado y viajes internacionales con fines sociales. La pandemia obligó a paralizar esos viajes y Elena tuvo que replantear el modelo de su organización, que este año se ha centrado en ayudar ante la crisis de la COVID-19 y consiguió movilizar a un centenar de jóvenes por toda España para brindar soluciones rápidas: recogida de alimentos, reparto de mascarillas, compras para personas mayores, etcétera.

Gabriela Imbert (Bilbao, País Vasco) 20 años
Junto con otras compañeras que estudian Liderazgo, Emprendimiento e Innovación (LEINN) fundó Roll It Girl, una comunidad que da apoyo y visibilidad a las niñas y mujeres que practican deportes de riesgo, especialmente surf y skate. A Gabriela le encanta patinar, pero hace unos años lo dejó cansada de hacerlo totalmente rodeada de hombres. Eso la motivó a juntarse con amigas en la misma situación, y juntas lograron ser quince mujeres en el skate park de Bilbao, dando lugar a Roll It Girl. Lo que empezó como un grupo de Whatsapp de un centenar personas es ahora una comunidad de 300 que busca animar a otras mujeres a practicar deportes tradicionalmente masculinos.

Víctor Arzoz (Madrid, Comunidad de Madrid) 18 años
Hace cuatro años, Víctor se enteró, por un programa de su colegio, de que una escuela de Costa de Marfil necesitaba agua potable. Con ayuda de su padre y su tío, se puso en contacto con ellos y diseñó un sistema de potabilización de agua de bajo coste, que no utiliza químicos, funciona a partir energía solar y programación de placas de Arduino con código abierto. Así nació Purify My Water.