Lo que la ciencia sabe sobre los efectos en embarazadas de las vacunas contra el coronavirus
España ha dado luz verde a su inmunización
Por si el temor al parto o a que el embarazo no transcurra con normalidad –temores habituales en muchas madres gestantes– no fuera suficiente, las embarazadas se enfrentan ahora también a la incertidumbre generada por la COVID-19. No es solo la posibilidad de contagio lo que les inquieta. También la seguridad de las vacunas ha generado dudas entre las futuras madres y los profesionales y responsables sanitarios. El motivo es que la información sobre sus efectos en este colectivo es hasta la fecha bastante escasa.
Dado que las embarazadas fueron excluidas de los ensayos clínicos, los científicos sabían poco de los posibles efectos de las distintas vacunas en mujeres gestantes cuando su uso empezó a aprobarse a finales del año pasado. Por la forma de funcionar de estas vacunas en el organismo, los expertos creían poco probable que representasen un especial riesgo para embarazadas, pero también reconocían que no había datos que apoyaran esta suposición. Sin embargo, la evidencia científica acumulada en los últimos meses, aunque todavía limitada, parece apuntar a que las vacunas sí son seguras y efectivas también en mujeres gestantes.
La Comisión de Salud Pública dio la pasada semana su visto bueno a la propuesta del Ministerio de Sanidad para empezar a vacunar a las embarazadas en España en el tramo de edad que les corresponda. La última actualización de la Estrategia de vacunación frente a la COVID-19 publicada por el Ministerio establece que solo serán inmunizadas con vacunas de ARN mensajero (Pfizer o Moderna), por ser las más estudiadas y aplicadas en embarazadas hasta la fecha. “Aunque los ensayos clínicos de las vacunas frente a COVID-19 no incluyeron embarazadas, los datos disponibles, principalmente de utilización de las vacunas en Estados Unidos, no indican ningún efecto adverso sobre el embarazo”, indica el texto. Sanidad hace referencia a un registro con datos de 36.591 embarazadas inmunizadas con vacunas de ARNm en ese país, según el cual no se han detectado problemas de seguridad ni para las madres ni para los recién nacidos.
Efectivamente, Estados Unidos no es solo uno de los países del mundo que más ha avanzado en la inmunización de su población, sino que también es donde más se ha estudiado el efecto de las vacunas en embarazadas. En los últimos días se han publicado dos nuevas investigaciones que, como todos los trabajos anteriores, señalan que las vacunas de Pfizer y Moderna son seguras para este colectivo.
En la primera, científicos del Centro Médico Beth Israel de Boston y la Escuela de Medicina de Harvard, analizaron las muestras de 103 mujeres: 30 embarazadas, 16 lactantes y 57 que no estaban en ninguna de estas dos situaciones como grupo de control. Según sus resultados, las vacunas produjeron respuestas similares en los tres grupos, provocando respuestas tanto de anticuerpos como de células T contra la COVID-19 (incluidas las variantes británica y sudafricana). Los investigadores también descubrieron anticuerpos en la leche materna de las madres vacunadas y en la sangre del cordón umbilical extraído en el momento del parto, lo que confirmaría algo que ya se había detectado en otros análisis, y es que los bebés se benefician de la inmunización de sus madres.
El segundo estudio se ha centrado en cómo afectan las vacunas a la placenta. Un equipo de investigadores de la Universidad Northwestern y el Hospital Infantil Ann y Robert H. Lurie de Chicago examinaron la placenta de 200 mujeres que dieron a luz en el último año, 84 de las cuales habían recibido las vacunas de Pfizer o Moderna durante el periodo de gestación. Su conclusión es que las placentas de las mujeres vacunadas no tienen más probabilidades de mostrar signos de lesión o anomalía que las de las mujeres no vacunadas.
Dado que no se ha encontrado evidencia de que las vacunas supongan un mayor riesgo para las embarazadas, los científicos recomiendan la vacunación, aunque reconocen que hay que seguir investigando y que la experiencia en el uso de las vacunas COVID-19 en mujeres gestantes es limitada. Muchas de las vacunadas hasta el momento pertenecen al personal sanitario u otros colectivos prioritarios y fueron vacunadas en el segundo o tercer trimestre.
En otros países europeos como Reino Unido o Bélgica también se está vacunando ya a las embarazadas. En Austria incluso han sido incluidas entre los grupos prioritarios, al mismo nivel que los mayores de 70 años o las personas con enfermedades previas. Aunque el Ministerio de Sanidad español insiste en su estrategia de vacunación en que “no se ha detectado un mayor riesgo de COVID-19 grave por estar embarazada”, otros organismos como la OMS o la red de Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) sí advierten que, en caso de contagio, las mujeres embarazadas o que lo han estado recientemente tienen más riesgo de desarrollar síntomas graves y también de tener un parto prematuro o de desarrollar problemas durante el embarazo.