Menos bebés en los países ricos y embarazos no deseados en los pobres: así está afectando la pandemia a la natalidad en el mundo
12 millones de mujeres se han quedado sin acceso a anticonceptivos

El famoso baby boom del que se hablaba hace un año, a partir de la suposición de que, al pasar más tiempo en casa y sin mucho más que hacer durante el confinamiento, las parejas se animarían a tener más hijos, finalmente ha quedado en agua de borrajas. Es más, el número de nacimientos en España se ha desplomado hasta sus niveles más bajos jamás registrados. Los últimos datos preliminares del INE señalan que solo 23.226 bebés nacieron en España en diciembre, un 20,4% menos que en el mismo mes de 2019. Se trata de la cifra más baja desde 1941, año en el que comenzó la serie estadística. El número de bebés nacidos en enero de 2021 fue solo ligeramente superior: 24.061.
Aunque la natalidad va desde hace años a la baja en España, un descenso tan acentuado justo nueve meses después del inicio del confinamiento no parece mera casualidad. Más allá de la cuñadística teoría del baby boom pandémico, los expertos en demografía ya habían pronosticado una caída en los nacimientos en toda Europa para este año por una crisis sanitaria que desde el principio ha sido también económica y que ha paralizado (otra vez) los planes vitales de los jóvenes en edad fértil. No es algo que esté pasando solo en España. Los nacimientos en Italia, por ejemplo, se desplomaron en diciembre un 21,6%, según la agencia estadística ISTAT. La caída en Francia fue del 7% en diciembre y del 13% en enero, según el instituto francés INSEE. En Alemania, el Instituto Max Planck estima una disminución de los nacimientos a principios de este año de en torno el 15% El batacazo más grande se ha producido en nuestro país (que ya iba a la cola de Europa en natalidad), pero la tendencia a la baja es evidente en el resto del continente, como también en Estados Unidos o Canadá.
En otros lugares, sin embargo, la tendencia es la contraria, y, aunque por otros motivos, también resulta preocupante. Un informe publicado estos días por el UNFPA, el organismo de Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva, alerta de que casi 12 millones de mujeres de países de ingresos bajos o medios se han visto privadas del acceso a los servicios de planificación familiar, incluidos control de natalidad y métodos anticonceptivos, debido a la crisis del coronavirus. “La COVID ha causado estragos entre las mujeres y niñas del mundo. Pero las más pobres y las más vulnerables están ahora sufriendo las consecuencias más graves”, ha asegurado Natalia Kanem, la directora ejecutiva del UNFPA, en declaraciones a la agencia France-Presse. Los datos, asegura Kanem, sugieren que “en los países más ricos nacen menos bebés, mientras que en los países en desarrollo hay más bebés y falta de acceso a los servicios anticonceptivos”.
De acuerdo con las estimaciones que han hecho a partir de los datos recabados en 115 países, podrían haberse producido alrededor de 1,4 millones de embarazos no deseados durante los 3,6 meses en los que, por término medio, las mujeres no tuvieron acceso a anticonceptivos en esos lugares. Las proyecciones se han hecho utilizando datos anónimos de Google Mobility, considerando el acceso a supermercados y farmacias como indicador del acceso de la población a servicios esenciales.
Eso sí, la organización indica que las interrupciones en los servicios de planificación familiar parecen haber sido menores y más breves de lo inicialmente previsto. La agencia de salud reproductiva de la ONU había pronosticado en abril del año pasado que 47 millones de mujeres podrían ver limitados su acceso a anticonceptivos si los confinamientos más o menos estrictos impuestos por la mayoría de los gobiernos del mundo en las primeras semanas de la crisis se prolongaban durante seis meses. Los datos más recientes sugieren que, al menos de momento, las interrupciones en los servicios de planificación familiar se concentraron durante los meses de abril y mayo y que muchos países pudieron restablecerlos después. “Esto habla de la resiliencia de los sistemas de salud que continuaron brindando servicio, del impacto de las acciones puestas en marcha para apoyar el acceso a los servicios y suministros de salud reproductiva y, en algunos contextos, de la propagación más limitada de COVID-19 que lo pronosticado por algunos modelos iniciales. Sin embargo, las interrupciones siguen siendo una preocupación, y la limitación de los datos y algunas inconsistencias registradas entre los países requieren un seguimiento y análisis continuos”, matiza el organismo, que recuerda que la planificación familiar es una de las herramientas que contribuirán a la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible y que la COVID-19, la mayor crisis de salud pública en el último siglo, amenaza “el progreso logrado con esfuerzo hacia estos objetivos globales”.