El 64% de la población mundial considera el cambio climático como una “emergencia global”, según el mayor sondeo internacional sobre esta cuestión jamás realizado. En la encuesta, llevada a cabo por el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (UNDP) en colaboración con la Universidad de Oxford, han participado 1,2 millones de personas de cincuenta países. La recogida de datos se llevó a cabo a través de plataformas online durante la COVID-19, pero la pandemia no parece haber hecho disminuir la preocupación por el tema. Sus resultados indican que el calentamiento global se ve como una amenaza real de forma mayoritaria en todos los países y que existe también un alto grado de apoyo entre la población a la idea de que se deben tomar acciones para frenarlo.
Reino Unido e Italia son los países donde el público está más concienciado, con el 81% de población que reconoce la emergencia. Detrás se sitúan países como Japón, Francia, Alemania. En décimo lugar encontramos a España, con un 71% de la población preocupada. El porcentaje de personas que reconocen la emergencia climática baja al 65% en Estados Unidos y Rusia. Cierra la lista Moldavia, con un 50%
De la gente que cree que estamos ante una crisis, el 59% considera que el mundo debería hacer todo lo necesario y de forma urgente para proteger al planeta. Un 20% asegura que deberíamos tomárnoslo con calma y actuar despacio y el 10% cree que ya estamos haciendo suficiente.
Sobre las medidas a tomar, las cuatro más apoyadas han sido la conservación de los bosques y la tierra (54%), el fomento de las energías renovables (53%), las técnicas agrícolas respetuosas con el entorno (52%) y el aumento de la inversión en negocios y empleos verdes (50%). Sin embargo, existen algunas diferencias en las respuestas en función de los países y su idiosincrasia. Por ejemplo, en los países en los que hay problemas por la deforestación, son más populares las medidas de conservación de los bosques y la tierra. Es el caso de Brasil (60% de apoyo a esta medida), Indonesia (57%) y Argentina (57%). En los países que registran altas emisiones por el uso de energía y calefacción hay un claro apoyo al uso de energías renovables. Así sucede en Estados Unidos (el mayor emisor de los encuestados), Australia, Canadá, Alemania o Japón. Pero la política en la que más diferencia en el grado de apoyo se ha registrado es la protección de los océanos, apoyada por el 81% de los británicos y solo el 29% de los iraquíes. Esos 52 puntos de diferencia seguramente se expliquen por las circunstancias del país: es la diferencia entre vivir rodeados de agua o de tierra.
En general, la gente parece preferir gastar menos comida a gastar menos energía, y de todas las medidas propuestas, las que menos aceptación han logrado son las dietas basadas en vegetales y el apoyo a los seguros asequibles para hacer frente a las catástrofes relacionadas con el clima (apoyadas por el 30% y el 32%, respectivamente).
Aunque a nivel global no hay grandes diferencias entre las opiniones de hombres y mujeres (apenas el 4%), en algunos países la brecha de género sí es significativa. La creencia en la emergencia climática está mucho más implantada entre mujeres y niñas que entre hombres y niños (con una diferencia de más de diez puntos) en Australia, Canadá y Estados Unidos. Sin embargo, en países como Vietnam y Nigeria pasa lo contrario: los hombres y los niños resultan ser más receptivos a esa idea.
En el estudio hay una importante representación de jóvenes menores de 18 años (algo más de medio millón), un grupo habitualmente infrarrepresentado en otras investigaciones, quizá por el método utilizado esta vez para conseguir las respuestas: anuncios incluidos en aplicaciones de juegos. Así, los investigadores han podido confirmar lo que las movilizaciones del movimiento #FridaysforFuture ya hacían intuir, y es que los jóvenes son los más concienciados con este tema. Casi el 70% de los menores de 18 años dicen que el cambio climático es una emergencia, un porcentaje mayor que el registrado en los grupos de entre 18 y 35 años (66%), entre 36 y 59 años (58%) y mayores de 60 (58%).
Pero los investigadores han confirmado que la variable sociodemográfica con más peso a la hora de creer en la emergencia climática es, más que el género o la edad, el nivel educativo: a mayor formación, más preocupada se muestra la gente y más medidas reclaman para luchar contra ella. Y es así en todo el mundo, independientemente del grado de desarrollo de los países, desde Bután y el Congo hasta Japón y Francia."Los resultados de la encuesta ilustran claramente que la acción climática urgente tiene un amplio apoyo entre las personas de todo el mundo, de todas las nacionalidades, edad, género y nivel educativo. Pero, más allá de eso, revela cómo la gente quiere que sus legisladores hagan frente a la crisis”, apunta Achim Steiner, administrador de la UNDP.