“Ningún país puede abordar un cambio en condiciones si supone renunciar a más de la mitad de su talento”
Carme Artigas, secretaria de Estado de Digitalización e IA y Premio MAS Innovación 2020
Cuando fue nombrada, allá por el mes de enero, difícilmente podía imaginar Carme Artigas los desafíos que este 2020 iba a plantear al país y al área que ella dirige, la secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial. Pero ya antes de la pandemia, la misión que se le había encomendado al frente de este nuevo departamento se antojaba todo un reto: nada menos que convertir a España en un país puntero tecnológicamente, acelerar la transformación digital de nuestras empresas y nuestra Administración y desarrollar el talento y el emprendimiento digitales. La secretaria de Estado admite que la emergencia sanitaria ha puesto de manifiesto lo mucho que todavía queda para conseguirlo, pero asegura también que nos ha puesto ante una oportunidad histórica para lograrlo. Hace unos días, Carme Artigas recogió el Premio MAS Innovación en la séptima edición de los Premios Mujeres a Seguir.
Al poco de llegar al cargo se encontró con una pandemia global. ¿Cómo valora la forma en la que las empresas e instituciones españolas se adaptaron a la situación?
Efectivamente, casi a continuación de asumir el cargo llegó el confinamiento y obligó a cambiar todos los planes. En ese momento lo urgente se puso por delante de lo importante y tuvimos que hacer un enorme esfuerzo para sacar adelante proyectos que no estaban previstos, como la aplicación Asistencia COVID, el chatbot de consulta o el uso de herramientas de IA para buscar respiradores. La emergencia sanitaria nos ha obligado a todos a abordar cambios profundos en tiempo récord, y eso ha sucedido tanto en empresas como en instituciones. Por poner ejemplos concretos, la Administración hizo un esfuerzo enorme para poder seguir funcionando. Así, hubo un incremento del 500% de trámites electrónicos durante el Estado de Alarma, se facilitó la realización de trámites mediante identificación no presencial y se multiplicaron por diez el número de usuarios registrados con cl@ve. Creo que todos hemos estado a la altura de una situación tan complicada como esta, implementando los mecanismos y herramientas necesarios para contribuir a la lucha común frente al virus y mejorar en la medida de lo posible la posición de los ciudadanos durante la crisis. En este sentido, la emergencia sanitaria ha puesto de manifiesto el enorme desafío que tenemos por delante, porque es imprescindible abordar una transformación digital de la economía para afrontar con garantías la recuperación.
¿Qué papel tendrán esa digitalización en la recuperación?
La transformación digital ha de ser, sin duda alguna, la palanca sobre la cual se estructure la recuperación económica y social de esta crisis. La economía del futuro, del presente, ha de ser necesariamente digital, y en torno a este concepto se están dirigiendo los esfuerzos y estrategias de cara a una recuperación sólida e inclusiva a todos los niveles. Se estima que en torno al 40% del PIB europeo sea digital en 2021, y eso no es un futuro lejano, es algo que sucederá de aquí a unos meses. Este objetivo de la transformación digital de la economía está, además, alineado con las prioridades a nivel europeo. En este sentido, el Fondo de Recuperación de la UE supone la mayor garantía: se van a movilizar 6.700 millones de euros en inversiones, lo que supone una oportunidad histórica para abordar estos cambios. El plan España Digital 2025, presentado en julio por el presidente del Gobierno, es nuestra hoja de ruta para conseguirlo.
Un informe publicado en mayo por la Comisión Europea alertaba de que la crisis probablemente aumentará los niveles de pobreza o exclusión social en España. Lo que desde luego ya ha evidenciado es la existencia de una brecha digital socioeconómica. ¿En qué están trabajando para intentar corregirla?
La emergencia sanitaria ha puesto de manifiesto lo necesaria que es la tecnología para todo: estar en contacto con los nuestros, proseguir con la educación de nuestros hijos, informarnos… Por eso la brecha digital, que existe, ahonda en las otras brechas preexistentes. Desde el Gobierno de España entendemos que la transformación digital en España ha de ser inclusiva y transversal para no dejar a nadie atrás. La pandemia y el confinamiento han revelado algunas de las principales debilidades en esta materia, y evidenciado todo el trabajo a realizar para cerrar esta brecha digital. Para ello, el plan España Digital 2025 contiene ambiciosas medidas en materia de impulso a la digitalización y de capacitación digital. Y por eso hemos puesto en marcha ya medidas como el programa ‘Educa en Digital’ para poner equipos conectados a disposición de alumnos de familias vulnerables matriculados en centros educativos sostenidos con fondos públicos. El plan implica también el desarrollo de herramientas tecnológicas y capacitación digital del personal docente para adecuarse a la formación no presencial.
Ese mismo informe concluía que el rendimiento de la innovación en España está por debajo del promedio de la UE. ¿Qué debemos hacer para ponernos al nivel de nuestros colegas europeos?
La innovación está directamente relacionada con esa digitalización que necesita nuestro país. Y esa innovación requiere de unas condiciones favorables que pasan, entre otras cuestiones, por una adecuada financiación. Por eso los fondos europeos son tan importantes para poder invertir en I+D+I de cara a potenciar la innovación en sectores fundamentales, facilitando así la transición a una economía digital. Hay ciertas debilidades estructurales en materias como la digitalización del tejido empresarial de las PYMEs, así como en la disposición y atracción de talento extranjero de especialistas TIC y la modernización de la arquitectura financiera pública al servicio del emprendimiento. Con el objetivo de minimizar esas diferencias, el plan España Digital 2025 contiene medidas específicas para dar respuesta a algunos de los principales retos que tenemos por delante para impulsar esa innovación y situar a España en una posición de liderazgo europeo. Hablamos, por ejemplo, de la intensificación de la inversión en educación y formación digital entre la ciudadanía, del fomento de puestos de trabajo de nueva generación en el sector público, del apoyo al emprendimiento digital o de la modernización de las vías de financiación para el emprendimiento y la urgente digitalización de las PYMES.
Eso de que las crisis son oportunidades suena algo manido, pero ¿estamos ante una buena oportunidad para lograrlo?
Por supuesto, la firma del plan acordado en Europa de cara a recuperación de los daños económicos y sociales provocados por la crisis implica una oportunidad histórica para sentar las bases para una UE más digital y sostenible. Los fondos europeos han de ser el motor que permita que nuestra economía se transforme digitalmente para ser competitiva y haga posible una recuperación rápida y duradera.
Más allá de la situación actual, que sin duda habrá trastocado sus planes, ¿cuáles son los principales objetivos que se ha marcado la secretaría que dirige?
Sin duda el impacto de la pandemia ha supuesto una modificación cuanto a la reorientación de ciertas prioridades y la movilización de recursos en este sentido. Sin embargo, lejos de desviarnos de los objetivos centrales de la secretaría de Estado, la coyuntura actual y la necesaria recuperación de la economía significan un impulso fundamental de cara a la necesaria apuesta como país por un proyecto productivo digital y sostenible. El objetivo ha sido siempre, y sigue siendo, el posicionar a nuestro país en una posición de liderazgo a nivel europeo en el ámbito digital y tecnológico. En este sentido, las cuatro grandes líneas de actuación son la potenciación de la IA como factor de innovación, la digitalización de las empresas, con especial foco en las PYMES y la mejora de materia de habilidades digitales. Todo ello sin perder de vista en ningún momento la preservación de los derechos digitales de la ciudadanía y preservación de la ciberseguridad.
¿Qué supondría para la economía la plena incorporación de la mujer al sector tecnológico?
La lucha contra la brecha de género existente en el ámbito digital es otro de los grandes retos de esta secretaría de Estado, y algo que como mujer me toca directamente. Los datos lo dicen todo: según el informe DESI, en España tan solo hay un 1,4% de mujeres especialistas TIC frente al 19% de la media OCDE, y solo el 7% de las startups son lideradas por ellas. Si a esto sumamos que actualmente apenas el 25% de estudiantes de ingeniería son mujeres, y que el 58% de los trabajos en riesgo por automatización de sus tareas son llevados a cabo ahora mismo por mujeres, la perspectiva a futuro dibuja una situación preocupante. Ningún país puede abordar un cambio en condiciones si supone renunciar a más de la mitad de su talento: la digitalización ha de ser transversal e inclusiva para no dejar a nadie atrás. Esto nos dotaría como país de una posición privilegiada y de competencia de cara al reto de la transformación digital que tenemos por delante.
Otra cuestión que preocupa mucho es cómo proteger nuestros derechos fundamentales en el mundo digital. ¿Deberíamos definir un nuevo marco ético para internet?
Evidentemente todos los objetivos anteriormente planteados han de ir de la mano de políticas que aseguren los derechos de la ciudadanía en el mundo digital para que su desarrollo no implique su detrimento. Es por tanto una labor asociada e indivisible de la propia digitalización de nuestra sociedad poner a las personas en el centro del desarrollo tecnológico para asegurar la protección de la ciudadanía tanto en la explotación de datos como en el despliegue de la Inteligencia Artificial. Estamos ultimando la elaboración de una Carta de Derechos Digitales que permita precisamente que las mismas garantías y protecciones legales con las que contamos en el entorno físico existan también en el entorno digital. El objetivo es contar con un entorno digital seguro y confiable para la ciudadanía, y unas protecciones legales actualizadas para el mundo digital, que no es el del futuro, sino el del presente.