Unidas por el planeta
Una de las adolescentes organizadoras de Fridays for Future escribe sobre por qué los jóvenes se han movilizado para resolver un problema que ellos no han creado

Decía Stefan Zweig que “solo aquel que puede mirar al futuro sin preocupaciones goza con buen ánimo del presente”. Pero las nuevas generaciones vivimos atemorizadas por la situación actual del planeta y el futuro que tenemos ante nosotros. Nos bombardean con datos como los 150 millones de toneladas de plástico que hay en los océanos o la necesidad de reducir en un 45% las emisiones de dióxido de carbono para limitar a 1,5º el calentamiento del planeta, que es el objetivo marcado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Pero ¿es necesaria tanta alarma? Nosotros creemos que, lamentablemente, la respuesta es sí, porque estamos llegando a un punto de no retorno.
Frente a ese futuro incierto, nosotros, los y las jóvenes, hemos decidido luchar, gritar y manifestarnos pidiendo que no se nos quite la voz, pidiendo que se nos tenga en cuenta. Al igual que las generaciones anteriores, también queremos un futuro digno. A raíz de ese sentimiento nació el movimiento al que ahora pertenezco: Fridays For Future. En agosto de 2018, Greta Thunberg, decidida a ser escuchada, faltó dos semanas seguidas al colegio para ponerse frente al Parlamento de su país reclamando que se tomaran medidas para frenar el cambio climático. Inspirados por su acción, miles de jóvenes salimos a la calle para reclamar lo mismo a nuestros respectivos gobiernos. Poco a poco este movimiento ha ido creciendo y volviéndose más internacional, más mediático, ganando voz (aunque todavía no la suficiente).
Aun así, mucha gente se ha posicionado en nuestra contra. Supongo que esperaban que nos quedásemos quietos y callados mientras se dedicaban a jugar con nuestro futuro. No se imaginaban que nuestra generación alzaría la voz y decidiría luchar para cambiar las cosas. Nos hemos encontrado con muchos profesores, periodistas, políticos y familiares (no los míos, por suerte) que nos infravaloraban e intentaban, con actitud paternalista, convencernos de que nosotros no podríamos hacer nada. Para su sorpresa, no estábamos solos y solas. El día 15 de marzo, durante la huelga internacional por el clima, más de 1,4 millones de estudiantes de 125 países distintos salimos a las calles.
Yo empecé a involucrarme en este movimiento gracias a mi madre, la primera que me habló de él. Desde muy pequeña he estado muy interesada en temas de ecologismo y medioambiente, y mis padres eran conscientes de ello. A los nueve años ya sabía que me quería dedicar al activismo con el ambicioso propósito de salvar el mundo. Ahora mis metas son un poco más realistas, no obstante, la intención sigue siendo la misma. Cuando empecé a indagar un poco más sobre Fridays for Future (FFF) llamé a una amiga y le dije: “Tenemos que participar en esto”. Poco a poco fuimos contactando con estudiantes y asociaciones y así llegamos a la primera reunión oficial de FFF Barcelona.
Participar en este movimiento me ha cambiado. De hecho, creo que unirme a esta causa e involucrarme tanto ha sido una de las mejores decisiones que he tomado este año. Ha sido muy duro compaginar los estudios con el activismo. Las manifestaciones, las asambleas y todas las tareas relacionadas han quitado tiempo de estudio a un ya de por sí exigente bachillerato. Pero el movimiento también me ha aportado cosas que de otra manera no hubiera tenido la oportunidad de experimentar o aprender. He participado en ruedas de prensa, he hecho formación con expertos y he conocido a gente con experiencias increíbles. También he a prendido sobre las dificultades del compromiso y sobre lo que supone ser una de las caras visibles de un movimiento como este.
Mientras escribo este artículo tengo a mi lado a una amiga que también participa en él. Ambas coincidimos en que los problemas que ahora nos toca solucionar no los hemos creado nosotras. Estamos pagando las deudas de un sistema que fomenta las desigualdades y de una sociedad basada en el crecimiento ilimitado y el consumismo. Pero las dos estamos dispuestas a renunciar a mucho con tal de enmendar este error garrafal. Una situación más justa para el planeta y para sus habitantes requerirá un cambio de sistema, de mentalidad y de sociedad.
Cada vez nos queda menos tiempo para lograr ese cambio. Ya estamos en la prórroga. La semana del 20 al 27 de septiembre tendrá lugar una gran movilización internacional durante la cual llevaremos a cabo varias acciones que culminarán con una gran huelga y manifestación el día 27. Estoy segura de que será una oportunidad para tomar las riendas del asunto y de que volveremos a demostrar que no estamos solos y que mucha gente apoya esta causa que nos incumbe a todos. ¡Os esperamos allí!
Aitana Ralda tiene 16 años, estudia segundo de Bachillerato Científico y es una de las organizadoras del movimiento Fridays for Future en Barcelona desde sus inicios.