Las mujeres contaminan un 9% menos en sus desplazamientos
Nuestra forma de movernos en las ciudades está cambiando y ellas son las que lideran ese cambio

Uber, Cabify, coches eléctricos, patinetes eléctricos, carsharing, motosharing, bicisharing,… Cada vez existen más opciones para moverse en las grandes ciudades. Nuestra forma de desplazarnos está cambiando y todo apunta a que la movilidad urbana del futuro será cada vez más compartida, más sostenible y más conectada, y las mujeres están a la vanguardia de ese movimiento. Así lo indica el informe sobre movilidad presentado esta semana por ClosingGap, el clúster formado por once grandes empresas –Merck, Mapfre, Repsol, Vodafone, Meliá Hotels International, Mahou San Miguel-Solán de Cabras, BMW Group, L’Oréal, Inditex, PwC y Bankia– que analiza la incidencia de la brecha de género en la economía y la sociedad desde diferentes perspectivas. Este nuevo informe –el quinto que publican— ha sido liderado por BMW y realizado a partir de una encuesta a más de 2.000 personas residentes en las cinco ciudades españolas más pobladas: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Bilbao.
Sus respuestas sugieren que el patrón de desplazamientos de las mujeres es, por lo general, más complejo (hacen más desplazamientos y con más paradas), lo que requiere una cierta planificación o anticipación y tener en cuenta no solo cuál es el medio que mejor se adecúa al desplazamiento, sino también el tiempo requerido. Por eso, entre otras cosas, ellas usan más apps de movilidad. Las mujeres se desplazan sobre todo para ir al trabajo (52%) y realizar la compra (37%). En el caso de los hombres, el segundo motivo tras el trabajo (57%) es realizar gestiones personales (32%). La brecha es más evidente en el caso de las personas con hijos, porque cerca del 40% de las madres se desplaza a diario para llevar y recoger a los niños del colegio, algo que solo hace el 20% de los padres.
Aunque el 60% de los desplazamientos en un día normal todavía se hacen en vehículos privados, el transporte de uso compartido va ganando protagonismo. Las mujeres hacen más uso de esos medios compartidos, sean públicos (metro, autobús o tren) o privados (taxi o el coche compartido). Incluso entre las nuevas formas de transporte, las mujeres se inclinan más por las opciones compartidas, mientras que los hombres lo hacen por las individuales (carsharing, motosharing, bicisharing).
Las mujeres realizan desplazamientos urbanos de corta distancia con más frecuencia que los hombres (64% frente a 59%) y en esos casos usan preferentemente el bus (21% frente a 18%), mientras que los hombres suelen decantarse por el metro (25% frente a 21%) o la moto (10% frente a 5%). Cuando hay que ir algo más lejos, los hombres prefieren cubrir esos desplazamientos en vehículos privados como coches (66% frente a 57%) y motos (13% frente a 4%), mientras que las mujeres se mueven más en metro (27% frente a 24%) y autobús (15% frente a 11%).
El estudio propone que la mayor conciencia medioambiental de las mujeres podría explicar, al menos en parte, esa diferencia. Un dato que respalda este teoría: cuando a los encuestados se les preguntó de forma abierta, sin respuestas sugeridas, por los motivos por los que se plantearían comprar un coche eléctrico o híbrido, ellas adujeron mayoritariamente que contaminan menos, mientras que los hombres citaron con más frecuencia otras razones como que son el futuro o su menor consumo.
Sea como fuere, la realidad es que al apostar más por opciones compartidas y más sostenibles, las mujeres contaminan menos. A partir de los datos aportados por las personas encuestadas, los responsables de la investigación han calculado que de forma anual ellas generan 1.140 kilogramos de CO2 por persona, frente a los 1.245 kilogramos de CO2 por persona de los hombres; esto es, un 9% menos.
La investigación propone también un cálculo de lo que supone en términos económicos esa diferencia. Atendiendo al precio por tonelada de CO2 (que fue de 24 euros de media en la primera mitad del año), el valor económico de la contaminación de los hombres residentes en las ciudades analizadas supera en 31.350 euros al día al de las mujeres. En términos anuales serían 11,4 millones de euros. Considerando el coste socioeconómico de la contaminación (196 euros por tonelada, según una investigación de la Universidad de Stanford), si la sociedad se comportara como lo hacen las mujeres, el Estado podría ahorrar más de 93 millones al año.
La buena noticia es que los jóvenes se desplazan de forma similar. En el grupo de menores de 35 años no solo se observa una mayor penetración de los nuevos modos de transporte, sino que también hay una mayor preferencia por aquellos que implican un uso compartido. Y ahí ya no hay diferencias entre géneros.