¿Sirven para algo las huelgas de sexo?
Alyssa Milano ha propuesto una para protestar contra la restricción del aborto, pero esa estrategia se ha usado muchas veces en la historia

Hace unos días, Georgia aprobaba una ley que prohíbe el aborto una vez se detecte latido fetal, lo que puede suceder tan pronto como a las seis semanas. Es lo que se conoce como “ley del latido del corazón” y en los últimos meses, otros estados como Mississippi, Kentucky y Ohio han aprobado legislaciones similares. En la práctica, y si los tribunales no la tumban (que es lo que ha sucedido hasta ahora), le quitará a las mujeres que no hayan tenido síntomas y, por lo tanto, no hayan sido conscientes de su embarazo antes de ese momento, la posibilidad de tomar decisiones al respecto.
La medida ha provocado multitud de reacciones en contra, la más comentada, la de la actriz y activista Alyssa Milano, que ha hecho un llamamiento a las mujeres para que se pongan en huelga de sexo. “Nuestros derechos reproductivos están siendo eliminados. Hasta que las mujeres tengamos control legal sobre nuestros propios cuerpos no podemos arriesgarnos al embarazo. Uníos a mí para no tener sexo hasta que recuperemos la autonomía del cuerpo”, ha escrito en su cuenta de Twitter.
Our reproductive rights are being erased. — Alyssa Milano (@Alyssa_Milano) 11 de mayo de 2019
Until women have legal control over our own bodies we just cannot risk pregnancy.
JOIN ME by not having sex until we get bodily autonomy back.
I’m calling for a #SexStrike. Pass it on. pic.twitter.com/uOgN4FKwpg
“Proteged vuestras vaginas, señoritas. Hombres en posiciones de poder están intentando legislar sobre ellas”, ha declarado en un tuit posterior la protagonista de Embrujada, que actualmente está rodando, precisamente en Georgia, la serie de Netflix Insaciable.
La idea ha desatado un animado debate en redes y medios. A la polémica propuesta de Milano se han sumado seguidoras y compañeras de profesión como Bette Midler.
I hope the #womenofGeorgia stop having sex with men until these indignities are overturned. — Bette Midler (@BetteMidler) 11 de mayo de 2019
Pero también está recibiendo muchísimas críticas que cuestionan que la estrategia de la huelga de sexo sea la más adecuada. Para empezar, de activistas feministas que señalan que esto no hace sino reforzar la idea de que las mujeres son proveedoras y los hombres consumidores de sexo y que ellas tienen relaciones sexuales básicamente para complacerles a ellos. “Sobornar a los hombres con acceso a nuestros cuerpos para lograr la igualdad de derechos no es como funciona el feminismo”, ha contestado la comentarista Feminist next door.
Please stop feeding the narrative that women are providers and men are consumers of sex. Bribing men for equal rights with access to our bodies is not how feminism works. — feminist next door (@emrazz) 11 de mayo de 2019
“La idea de una huelga de sexo –donde el sexo es algo que los hombres persiguen y de lo que las mujeres privan– es el mismo modelo regresivo de sexualidad que los hombres republicanos usan para legislar”, asegura la escritora y columnista de Medium Jessica Valenti, que se declara también en contra de “la idea de que no tener sexo es un castigo para los hombres, pero no para las mujeres. ¡A mí me gusta el sexo! ¿Por qué debería privarme de él?”, se pregunta en un hilo sobre el tema.
The idea of a #SexStrike - where sex is something men seek and women withhold - is the same regressive model of sexuality that Republican men use to legislate! No thanks. — Jessica Valenti (@JessicaValenti) 11 de mayo de 2019
“¿Decirles a las mujeres que no tengan sexo no es también una forma de que tú les niegues el control sobres sus cuerpos? ¿No presume también que todas las mujeres son heterosexuales y cis?”, cuestiona Preston Mitchum, presidente de la WSBA, la asociación de profesionales de la justicia de Washington.
Isn’t telling women to not have sex also a form of YOU denying them control over their bodies? Doesn’t this also presume that all women are straight and cis? @Alyssa_Milano is such an odd “activist.” https://t.co/7FOUDRdhZX — Preston Mitchum (@PrestonMitchum) 11 de mayo de 2019
La también actriz Evan Rachel Wood, por su parte, asegura que le preocupa que esto pueda alimentar “la creencia religiosa de que el sexo es para la procreación y nunca para el placer”, que eso es precisamente lo que defiende la gente que quiere prohibir el aborto y se pregunta dónde deja esta forma de protesta a las mujeres gais o bisexuales como ella. Wood, por cierto, también está ocupado titulares con su propuesta –en este caso irónica, ha aclarado— de “vasectomias forzosas” para los hombres “hasta que decidáis a tener hijos. Son reversibles. Vamos, chicos, salvemos vidas. ¿Eso es un no resuelto? ¿Por qué? ¿Por qué son vuestros cuerpos y no podemos tomar esa decisión por vosotros?”, pregunta mordaz.
En el debate que ella misma ha abierto, Alyssa Milano se ha defendido, tanto en entrevistas como en redes, recordando que el sexo ha sido un arma utilizada a lo largo de la historia por las mujeres para protestar o pedir reformas políticas. En declaraciones a Associated Press, cita el caso de las iroquesas y más recientemente la huelga de mujeres de 2003 en Liberia promovida por Leymah Gbowee, ganadora del Premio Nobel de la Paz.
Milano tiene razón en lo de que la huelga de sexo no es una idea novedosa. La obra del siglo V a.C. Lisístrata arranca precisamente con las mujeres negando las relaciones sexuales a sus maridos como parte de su estrategia para acabar con la Guerra del Peloponeso. Y, como bien apunta la actriz, se ha planteado en distintos países en distintos momentos: Colombia, Kenia, Turquía, Togo, etcétera. Pero no hay prueba alguna que permita concluir que ha tenido un efecto decisivo en ninguno de esos conflictos.
El caso paradigmático que suele citarse para defender su eficacia es el de Leymah Gbowee, la activista liberiana que lideró el movimiento de mujeres que acabó con la guerra civil en Liberia y llevó a la elección de Ellen Johnson Sirleaf como presidenta del país (convirtiendo de paso a Liberia en la primera nación africana presidida por una mujer). Efectivamente, Gbowee fue reconocida después con el Nobel de la Paz por su esfuerzo por acabar con la guerra en su país, y una de las medidas que propuso a sus seguidoras fue que negaran el sexo a sus maridos. Pero ella misma ha reconocido que las huelgas de sexo son solo efectivas “en el sentido de que llama la atención de la gente”. Que probablemente era lo que pretendía Alyssa Milano. Si era el caso, misión cumplida.