“Los padres que no lo están haciendo bien no saben que no lo están haciendo bien”
Hemos charlado con Lucía, mi pediatra, que presenta nuevo libro

Se llama Lucía Galán, pero es más conocida como Lucía, mi pediatra. Su blog, sus charlas y talleres por toda España y sus libros la han convertido en la pediatra oficiosa de medio país. Acaba de publicarse el cuarto de esos libros, los Cuentos de Lucía, mi pediatra. Cuando le preguntamos por el cambio de género y cómo se ha enfrentado al reto de escribir para niños, nos cuenta que en realidad su primer cuento lo escribió con 10 años e incluso ganó un premio literario. Y, atención, porque ya incluía un problema médico. “Se llamaba El cuento de la w e iba sobre la letra w, que se siente muy incomprendida y acaba cayendo en una depresión porque nadie la utiliza. Entonces se va a vivir a Estados Unidos porque allí la utilizan más y se siente más realizada, pero cuando está allí se da cuenta de que su país es España y de que echa mucho de menos al resto de las letras, así que vuelve. Nunca más había vuelto a escribir un cuento infantil hasta ahora. La experiencia ha sido estupenda. Estoy acostumbrada a tratar con niños, sean mis propios hijos o mis pacientes. Es un lenguaje que me sale solo”.
En teoría es para niños, pero está claro que también hablas a los padres.
Sí, el mensaje para niños es muy claro, les taladro la cabeza desde el principio, pero hay otros para los padres. El rato que echamos con nuestros hijos antes de dormir es una oportunidad fantástica para leerles un cuento, y si encima aprendemos juntos, mejor.
Tus hijos ya son más mayores, pero ¿qué tipo de cuentos les leías?
Mi hija es muy inquieta, desde pequeñita eso ha definido su carácter. Le apetecía uno, no lo terminábamos, cogía otro…. Sin embargo, Carlos empezó a leer con Los Futbolísimos, de Roberto Santiago, y sigue leyendo Los Futbolísimos. También Los forasteros del tiempo y ahora está con El diario de Greg, porque está entrando la preadolescencia. Pero aun con la edad que tiene, todas las noches le leo su capítulo de Los Futbolísimos, le encanta.
En cada capítulo se aborda de un tema: diversidad, vacunas, alimentación, sueño,... ¿Por qué esos temas?
Son las dudas que con más frecuencia me preguntan en la consulta los padres. Se siguen repitiendo una y otra vez, y por mucho que hablo de ellos, parece que el mensaje no cala: la fiebre, las vacunas, los mocos, la alimentación… El primer capítulo, que trata de diversidad, es una cuestión de pura responsabilidad. Lo hice por las miles de familias que tenemos a nuestro alrededor diferentes a las nuestras y que son perfectas tal y como son.
¿Cuál dirías que es el peor error que cometen los padres?
El pretender hacer de tus hijos lo que tú habías esperado de ellos. Muchas veces veo a padres muy rígidos en ese aspecto. Si ellos habían pensado que su hijo iba a tocar el piano, caiga quien caiga, el niño tiene que ser bueno tocando el piano. Cuando te planteas tener un hijo puedes imaginarlo como desees, pero luego llega el niño. Hay muchos padres que no entienden que los hijos tienen una identidad propia desde el mismo momento en el que nacen. Nosotros les podemos mostrar, orientar o acompañar, pero nunca vamos a poder determinar sus gustos, sus aficiones y en qué son realmente buenos. A veces eso genera mucha frustración. Deberíamos poner el foco no en lo que a nosotros nos gustaría que fuesen los niños, sino en aquello en lo que son buenos. Nuestro papel debería ser estar alerta para detectar dónde están esos pequeños talentos de nuestros hijos para convertirlos en grandes talentos, y que ellos se sientan realizados y sean felices.
Dices en la presentación del libro que criar a los hijos es la mayor responsabilidad que puede afrontar una persona. En la consulta te encontrarás muchos padres preocupados, incluso angustiados.
Sí, hay mucha angustia y yo lucho contra eso. Este exceso de información que hay ahora hace que se multipliquen los miedos, las angustias y las inseguridades de los padres. Yo soy una persona muy tranquila y me gusta transmitir esa tranquilidad a mis pacientes y a mis hijos, porque pienso que así disfrutaremos mucho más de este viaje. Es bueno para los padres y también para los hijos, porque la experiencia nos dice que, a la larga, de unos padres angustiados salen hijos miedosos e inseguros.
Además de la presión con la que se cargan los propios padres, también hay mucha presión social y del entorno. Parece que todo el mundo es experto en paternidad.
Sí, aquí todo el mundo sabe de derecho, de medicina y de criar hijos.
¿Sobre qué temas opinamos y no deberíamos hacerlo?
La lactancia materna genera mucha presión en ambos sentidos, se juzga tanto a la madre que se decide por una lactancia prolongada, y se la mira mal en el parque por dar el pecho a su hijo de dos años y medio, como a la madre que, por los motivos que sea, opta por una lactancia artificial. Me molesta mucho el daño que se hace por esto a las familias. Es una pena que una mujer que está convencida y feliz de su decisión se puede sentir juzgada y machacada. Lo que cada uno hace con sus hijos no es opinable. Y lo peor es que esas críticas suelen venir del entorno femenino. Los hombres suelen ser más respetuosos cuando salen estos temas. Entre ellos, de padre a padre, no se juzgan como nos juzgamos de madre a madre.
Hablando de hombres, ¿has notado muchos cambios en cómo afrontan la paternidad?
Sí, en la consulta hay más presencia masculina que hace unos años, cosa que me alegra muchísimo. Es bueno para la madre, para el padre y sobre todo es buenísimo para los niños porque reciben el apoyo de ambos y, además, será un ejemplo para cuando ellos sean padres.
Últimamente se habla más de los problemas y los retos que implicad la maternidad, frente a la visión idealizada que dominaba antes. ¿Crees que la imagen que tenemos ahora es más realista?
El origen de mi primer libro, Lo mejor de nuestras vidas, fue ese, el haberme encontrado yo misma con una maternidad que nadie me había contado. Todo lo que había leído eran sus bondades y maravillas. Que, efectivamente, es maravillosa, pero tiene muchos túneles, muchas sombras, muchos momentos oscuros y de soledad. Tenía la necesidad imperiosa de contarlo, porque veía a diario a madres pasando por ese túnel. Ahora parece que las cosas se van poniendo en su sitio, pero a veces también me parece que nos estamos pasando de rosca. El lamento continuo, las quejas y el discurso del qué terrible es todo a veces también me satura un poco. Ni la maternidad es maravillosa los 365 días del año ni me arrepiento de tener hijos, como a veces se escucha por ahí. Yo nunca me he encontrado una madre en la consulta que me haya dicho eso. La maternidad tiene luces y sombras, pero siempre se sale adelante.
Uno de los objetivos del libro es que los niños aprenden hábitos saludables. ¿Crees que tienen los niños de hoy se alimentan peor que antes?
Sí, y a los hechos me remito. Las tasas de sobrepeso o de obesidad infantil actuales son mucho peores que las de hace treinta años, lo cual indica que algo estamos haciendo mal. Antes comprábamos en el mercado, bajábamos todos los días a la panadería a por el pan, nada venía en bolsas de plástico, no había platos preparados... Y si comías en el bar era el menú del día, con sus lentejas y su pollo al ajillo. Ahora tenemos mucho restaurante de comida rápida, es más difícil hacer una compra de forma saludable y la publicidad sobre alimentación infantil que nos llega a través de los medios es nefasta. Es engañosa, lanza mensajes contradictorios y dañinos.
Y, sin embargo, nunca hemos tenido a nuestro alcance tanta información sobre nutrición.
El problema con el que me encuentro en la consulta es que los padres que no lo están haciendo bien no saben que no lo están haciendo bien. De hecho, creen que sí lo hacen. Me llegan niños con sobrepeso u obesidad y cuando les pregunto a las madres por lo que almuerzan, me dicen que su bocadillo de pan de molde con paté y su zumo. Y cuando les explico que los niños no deben tomar zumos envasados, me preguntan que por qué, si es fruta. Y cuando les explico que un zumo no tiene nada que ver con una pieza de fruta y que lleva un montón de azúcares añadidos les pilla por sorpresa. Y cuando les explico que el pan de molde no tiene nada que ver con el de barra y que si encima se lo das integral, mucho mejor, también se sorprenden. Y cuando les hablo sobre el porcentaje de azúcar que tienen las galletas y sobre las grasas trans, les pilla completamente por sorpresa. Y cuando les digo que sustituyan las galletas del desayuno por tostada de pan, me preguntan si el niño puede tomar tostadas con cinco años. No deja de sorprenderme, porque son cosas que repito cada día. Por eso hay un capítulo específico con las cuatro cosas que tenemos que saber los padres sobre desayunos, comida, meriendas y cenas. Son cuatro cosas, no es tan difícil alimentar de forma saludable a nuestros hijos. Pero tenemos que dar a los padres esa información, porque con lo que les está llegando no lo hacen bien. Las fake news, los bulos y todos estos movimientos radicales que se mueven en internet tampoco ayudan. Internet tiene un lado oscuro que debemos aprender a vencer.