La paradoja de María Gómez
La periodista, que se ha quejado del acoso y los comentarios sobre su físico durante el Mundial, reconoce que se equivocó al comentar el físico de los futbolistas

Ya de regreso a España tras la eliminación de la Selección, María Gómez, una de las reporteras que ha formado parte del equipo de Mediaset para cubrir el Mundial de Rusia, ha publicado una carta en Twitter sobre uno de los temas de la competición, el acoso a las periodistas, que ella misma ha sufrido en sus propias carnes.
Hace unos días, Gómez denunciaba en un programa del canal Be Mad el hostigamiento al que las reporteras se estaban viendo sometidas por parte de algunos aficionados que, mientras realizaban conexiones en directo o grababan en las calles, les hacían comentarios, tocamientos o intentaban besarlas. Le pasó, por ejemplo, a la colombiana Julieth González Therán, a la que un hombre tocó un pecho e intentó besar en directo. También a la brasileña Julia Guimarães, que se enfrentó al aficionado que intentaba besarla diciendo: “No te permito que hagas eso. Nunca, ¿vale?” O a la sueca Malin Wahlberg. Poco después la propia María Gómez publicaba en sus redes el vídeo de un hombre que mientras ella hablaba a cámara se acercaba corriendo para besarla.
Moscú. Hoy mismo. — María Gómez (@maria__gomez) 30 de junio de 2018
Quería aparcar un poco este tema, pero he decidido publicar el vídeo para que esos que dicen que exageramos y que esto son sólo bromas me expliquen dónde está aquí el chiste, por favor. Es que yo no le veo la gracia y sigue sin parecerme normal. Un saludo. pic.twitter.com/lzNkXgDxYG
Los incidentes desagradables no acabaron ahí. Tras la eliminación de la Selección ante los anfitriones, Gómez entrevistaba a un grupo de aficionados para preguntarles por lo que había fallado en el equipo. "Bueno, realmente, ¿cómo te llamas, guapa?", le respondió uno, a lo que ella contestó: “María, pero lo de guapa no hace falta. María. Periodista”.
Esa reacción fue supuestamente criticada por una compañera de otro medio, Mónica Marchante. “Pues a mí no me parece machista que me llamen guapa. Igual es porque no me llevaron nunca a un Mundial sin tener ni idea de fútbol, ni me pusieron de florero en la foto de equipo rodeada de machitos. Y mucho menos llevando cinco minutos de periodista deportiva", habría dicho en unas declaraciones que se han extendido como la pólvora vía redes sociales, aunque ella haya negado haberlas hecho.
María Gómez también ha sido blanco de críticas en las últimas horas al rescatarse un vídeo anterior en el que hablaba sobre los jugadores de Marruecos tildándoles de “pibones”. "Quiero dormir con el enemigo”, dice en el vídeo. “Cómo son todos tan guapos y majísimos. Van a perder mañana pero alguien tendrá que consolarles, alguien tendrá que invitarles a un zumo", decía.
En la carta publicada hoy, ella misma reconoce que esos comentarios fueron un error, pide disculpas por ellos, y asegura que todos debemos revisar nuestra forma de hablar y comportarnos; en definitiva, enfrentarnos al espejo, sabiendo que puede que no nos guste la imagen que nos devuelva. Este es el texto completo:
“Hola, soy María Gómez, periodista. Mi trabajo consiste en contar historias, así que os contaré la mía para que nadie lo haga por mí.
“Como la mayoría sabéis acabo de regresar a España después de una de las experiencias profesionales más intensas y apasionantes de mi carrera: la cobertura de un mundial de fútbol. El camino para llegar hasta aquí ha sido largo: dos titulaciones universitarias y ocho años de experiencia profesional en radio y televisión, abordando distintos ámbitos de la profesión, tantos como enfoques exige un evento de esta magnitud. El mundial no es sólo fútbol; también es entretenimiento y cultura, trasciende el deporte y se puede y debe abordar desde muchos géneros periodísticos. Si a eso sumamos que fui jugadora federada de fútbol durante diez años, comprenderéis por qué la aventura personal y profesional me parecía tan emocionante.
“Estudié y me preparé durante meses para afrontar la tarea. Aunque, visto con perspectiva, parece evidente que olvidé un detalle: No me había preparado para el comportamiento de una minoría de aficionados que complicaron enormemente no solo mi trabajo, sino del de muchas compañeras y compañeros reporteros. Periodistas de diferentes países y cadenas que, como yo, decidieron poner el foco sobre los gritos, empujones, tocamientos, besos, tirones de pelo, insultos y una larga lista de conductas que, no por repetidas, deberíamos considerar aceptables.
“Sí, tristemente, esa realidad también forma parte del mundial y, cada día, del trabajo de cientos de reporteros que desarrollan su labor en la calle.
“Por eso, después de haber vivido en primera persona estas graves faltas de respeto y durante unja conexión en directo tras el último partido de España, decidí, simplemente, poner límite a un comentarios sobre mi aspecto físico que, en mi opinión, estaba fuera de contexto. No lo consideré prudente, apropiado ni ejemplar durante una retransmisión ante millones de espectadores y en un momento tan sensible como el que vivimos en el que sí, los gestos cuentan. Por eso le hice saber a ese aficionado mi postura de un modo respetuoso pero firme, en un gesto espontáneo y carente de dobles intenciones. Creo que es fácil de entender si bajamos por un momento las armas y atendemos a dos ejes fundamentales: contexto y respeto.
“Por supuesto, no se me escapa que el camino hacia la verdadera igualdad, el de la normalización definitiva de las relaciones entre géneros, obliga a ser escrupulosamente rigurosos con el lenguaje. Por eso nunca juzgué el comportamiento de ese aficionado como “acoso”, como sugieren algunos de los comentarios y, por supuesto, jamás valoré la posibilidad de denunciarle. Al terminar la conexión, la situación se resolvió como se solucionaban las cosas antes de la era del uso incendiario de las redes sociales: con unas simples disculpas. Todo lo que ha ocurrido a posteriori ha sido ajeno a mi intención.
“Por otro lado, profeso una profundidad admiración por todas y cada una de mis compañeras de oficio, por todas. Y conozco en primera persona las dificultades añadidas que conlleva el hecho de ser mujer y periodista, independientemente del aspecto físico. Hablo de lo que conozco, pero me constan que es una realidad que compartimos mujeres de otros ámbitos y gremios. Además, se sigue dando por bueno el viejo axioma por el que se juzga y se cuestiona el talento, la preparación o la valía de una profesional en función de su físico. Una triste demostración de la longitud del camino que aún queda por recorrer.
“Y sí, durante eses camino todos cometemos errores, me incluyo en esa lista. Yo misma debo revisar cada día delante y detrás de la cámara mis propios criterios y comportamientos, poniendo en cuestión una educación y un modelo de sociedad que ha grabado a fuego “verdades” y códigos que, sin duda, ha llegado el momento de revisar de forma serena pero irrevocable.
“La mejor es que, durante el mundial, participé en tono distendido en una sección televisiva que, salvando las distancias, también contribuía a la cosificación de los futbolistas, Pido disculpas por ello. Bastaron un par de intervenciones para darme cuenta de mi error y tras comunicarlo a la dirección del programa, dejé de intervenir en esa sección. De eso, precisamente se trata: de ser capaces de reconocer nuestros propios errores, empatizar y cuidar el paso hasta que seamos capaces de evitar para siempre seguir tropezando una y otra vez con la misma piedra.
“Esta polémica ha hecho salir a la superficie al menos dos verdades. La primera verdad es que necesitamos un debate, una reflexión serena que nos permita escuchar las voces de todos sin estridencias. Debemos mirarnos al espejo como seguramente no lo hemos hecho hasta hoy y estar dispuestos a aceptar que es posible que no nos guste el reflejo que nos devuelva el cristal. La segunda verdad es que, a juzgar por el tono, la actitud o la precipitación de algunas reacciones, parece tristemente evidente que muchos aún no están preparados para hacerlo.
“He trabajado muy duro estas semanas. Han sido muchas conexiones, reportajes, directos, viajes, entrevistas, cansancio y horas sin dormir para dar lo mejor de mí. con la máxima profesionalidad. Ése es mi recuerdo de mi paso por el mundial, la margen de cualquier polémica.
“Somos muchos las mujeres y los hombres que trabajamos para que, muy pronto, estas denuncias dejen de ser necesarias. A todos ellos, gracias”.