Celebremos el Día de Ada
Ada Lovelace fue, en el siglo XIX, la primera programadora de la historia

El segundo martes de octubre se celebra cada año el Día de Ada Lovelace. En realidad, la jornada busca reconocer la contribución de las mujeres al mundo de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Que se haya elegido a Lovelace como símbolo de todas ellas no es de extrañar. Su extraordinaria biografía es también objeto estos días de una muestra que, bajo el título La encantadora de números, acoge la Fundación Telefónica. La exposición se enmarca en la estrategia de la fundación de recuperar la memoria de las mujeres inventoras y podrá visitarse hasta finales de este mes.

Lovelace, considerada la primera programadora de la historia, fue una adelantada a su tiempo. Hija del poeta Lord Byron y de la matemática y activista Annabella Milbanke, recibió una educación estricta y algo inusual para una mujer de su época. Su madre quería apartar de ella cualquier atisbo de irracionalidad o influencia poética heredada de su padre (al año de casarse lo abandonó por adúltero). Por eso la instruyó, especialmente, en ciencia y matemáticas.
La joven Ada pronto dejó atrás a su madre y a sus primeros profesores. La ilustre científica Mary Somerville pasó entonces a ser su tutora. Con ella mantuvo una intensa correspondencia sobre matemáticas avanzadas.
Pero la mayor influencia sobre su vida -y obra- fue la del científico e inventor Charles Babbage, al que conoció con tan solo 18 años en una de sus fiestas. Babbage era titular de la cátedra Lucasiana de Matemáticas de Cambridge (que antes ocupó Newton) e inventor de La Máquina Analítica, un artefacto capaz de ejecutar cualquier cálculo matemático. Se la considerada el antecedente de los ordenadores actuales.

Charles y Ada desarrollaron una gran amistad, y mantenían asiduamente correspondencia para intercambiar detalles sobre el invento. La Máquina Analítica nunca llegó a fabricarse y Babbage tampoco publicó sus invenciones. El único artículo al respecto fue incluido en una revista francesa en 1841. Dos años más tarde, Lovelace recibió, con el beneplácito de Babbage, el encargo de una publicación británica de traducirlo al inglés.
Pero ella no se limitó a traducir el texto, sino que añadió una serie de notas y explicaciones anexas en las que exponía el algoritmo que demostraba cómo podía utilizarse la máquina para computar una secuencia de números complejos. Creó así el primer programa de ordenador de la historia. Estas anotaciones incluían el sistema de tarjetas perforadas, inspirado en el telar de Jacquard, que más tarde sería el que se utilizaría para programar los primeros ordenadores en la década de 1950.
Ada Lovelace falleció en 1852, con tan solo 36 años (la misma edad a la que murió su padre) a consecuencia de un cáncer de útero. En la última etapa de su vida pasó por graves apuros económicos, y es que se había vuelto adicta a las carreras de caballos. Durante años trabajó en la creación de un modelo matemático que le ayudara a ganar grandes apuestas. En esa empresa no tuvo éxito.