Fundación Once y la UE demuestran que igualdad e inclusión van de la mano
Representantes de ambas instituciones conversan sobre la importancia de los programas de apoyo a la mujeres con discapacidad

Patricia Carmona empezó ayer a trabajar como supervisora de línea de producción en Ilunion Facility Services. Ha encontrado ese trabajo gracias a la plataforma Por Talento, un programa de Inserta Empleo cofinanciado por la Unión Europea y la Fundación Once. Patricia tiene ahora 37 años y un grado de discapacidad reconocido del 38% consecuencia de una brutal agresión que sufrió hace trece años a manos de su entonces pareja. Como tantas otras mujeres en su situación, también lo tiene más difícil en el mercado laboral, una cuestión vital para su integración en la sociedad. “Mi terapia se basó en recuperar la independencia. Sé por experiencia lo que ayudan este tipo de programas”, explicó en una reunión con representantes de la Fundación Once y la Unión Europea celebrada esta semana en Madrid y dirigida por Esther Valdivia, editora de MAS. “Tenemos que seguir luchando por que las mujeres con discapacidad logren esa independencia que es tan necesaria para su integración en un mundo en el que todo avanza muy rápido”, dijo Carmona.
El camino que les queda para lograrlo es todavía largo. Su tasa de actividad es del 33,1% frente al 72% de las mujeres sin discapacidad. La de empleo es del 22,8% y la de paro, del 31,1%, frente al 55,1% y el 23,5%, respectivamente, de las mujeres sin discapacidad. “Somos conscientes de que hemos avanzado, pero los datos indican que nos toca seguir avanzando más”, reconoció Teresa Palahí, secretaria general de la Fundación Once. Las posibles explicaciones son variadas: desmotivación, inseguridades, cargas familiares o sus propias limitaciones, pero también falta de información sobre los programas de apoyo. Por eso, en las últimas semanas Inserta Empleo ha llevado a cabo una campaña para animar a las mujeres con discapacidad a inscribirse en su bolsa de trabajo, donde ya hay 240.00 demandantes de empleo (hombres y mujeres) registrados.
Fomentar la igualdad es un objetivo de los programas de Inserta desde que se pusieron en marcha. Al principio era solo un principio inspirador. Ahora es una obligación. “Nos hemos comprometido a que se alcancen unos porcentajes establecidos de hombres y mujeres”, explicó Virginia Carcedo, su directora general. “Como gestores de fondos europeos, estamos obligados a proteger a los colectivos que sufren multidiscriminación. Los fondos estructurales tienen que generar una Europa más igualitaria”.
Programas de este tipo no serían posibles sin el apoyo de la UE. “Desde sus orígenes, y ahora se celebra el 60 aniversario de los tratados de constitución, la Unión Europea ha abordado los problemas de desigualdad entre hombres y mujeres y el de las barreras a la inclusión de las personas con discapacidad”, aseguró Teresa Frontán, jefa de comunicación de la representación de la Comisión Europea en España. “A raíz de la crisis se ha lanzado un proceso de debate sobre lo que es la Unión Europea, y una de sus claves es sin duda el pilar social”, apuntó. El problema es que, en muchos casos, los europeos no son muy conscientes de a dónde va el dinero. “Existe un concepto que es el del valor añadido, lo que aporta la Unión Europea a la vida de sus ciudadanos. Es algo que parece etéreo, pero también es muy medible”, aseguró Carcedo. Los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos han apoyado multitud de proyectos en toda la Unión. El reparto de los fondos se hace no por criterios territoriales, sino en función del valor y la calidad de los proyectos. Su importancia, subrayó Carcedo, es vital: “sin estos fondos, Europa no sería igual”.
También es imprescindible el apoyo de empresas como Carrefour, que desde su llegada a España en 2001, y a través de su fundación, apoya la integración laboral de personas con discapacidad o en riesgo de exclusión. Precisamente en reconocimiento a ese trabajo recibió ayer uno de los premios Employment for All. “Todos somos responsables de la sociedad en la que vivimos, también las empresas. Lo hacemos por una cuestión de responsabilidad y también por inteligencia empresarial”, indicó María Cid, responsable de la Fundación Carrefour. Por sus centros pasan al día un millón de clientes. Si hay diversidad entre los clientes, ¿no tiene también sentido que la haya entre los trabajadores que les prestan servicio? Así es a juicio de Teresa Palahí: “una mujer con discapacidad aporta una mirada distinta, con la intuición que caracteriza a las mujeres y con una experiencia que la ha hecho crecer en muchos aspectos y que transmite al resto del equipo”. “Se habla mucho de la fuga de talentos, pero no nos damos cuenta de que si no contamos con las personas con discapacidad, estamos dejando fuera el talento del 10% de la población”, apunto Carcedo. Como concluyó Esther Valdivia, lo importante es sumar talento, y cuanto más diverso, mejor.
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De izquierda a derecha y de abajo a arriba, Patricia Carmona, Virginia Carcedo (FSC Inserta), María Cid (Fundación Carrefour), Esther Valdivia (MAS), Mar Medeiros (FSC Inserta), Montserrat Balas (FSC Inserta), Teresa Palahí (Fundación Once) y Teresa Frontán (Comisión Europea)