La historia de dos niñas bonitas
La de Hala y Mirta, dos niñas que a los 15 años dejaron de serlo para convertirse en refugiadas

Hala tenía 12 años cuando empezó la guerra en Siria. Le gustaba la nieve, salir con sus amigas y estudiar. De mayor quería ser ingeniera informática. Vivía en Homs, la tercera ciudad del país, y una de las más castigadas por el conflicto. Tras perderlo todo en los bombardeos, Hala, sus padres y sus hermanos pequeños decidieron refugiarse en Europa. El padre arriesgó la vida para llegar a Alemania, pensando que allí podría solicitar asilo para su familia. Su mujer y sus hijos quedaron atrapados en Grecia esperando los visados.
También fue refugiada en su día Mirta Drago, directora de comunicación de Mediaset, miembro de la junta directiva del comité español de ACNUR y una de las ganadoras de los Premios MAS. Las dictaduras militares que asolaron Latinoamérica en los setenta expulsaron a su familia primero de Argentina y después de Chile, hasta recalar en España. Ella ha vivido en primera persona el drama de perderlo todo y la incertidumbre de no saber qué deparará el futuro. Ahora lo cuenta en el documental 'La niña bonita', producido por Mediaset y Acnur, y que puede verse en la plataforma Mitele y en la web de 12 Meses.
Drago viajó al asentamiento de Lagadikia, en el norte de Grecia, con su hija, Julieta Cherep, la directora de la cinta. Allí conoció a Hala y a su familia. El documental cuenta la historia de dos niñas que en dos países y dos momentos históricos distintos dejaron de serlo para convertirse en refugiadas. El objetivo es doble: “crear conciencia sobre el problema de los refugiados y contribuir a recaudar fondos para esos millones de personas que siguen en los campos. No solo en Siria, hay 66 millones de personas en el mundo que han tenido que huir de sus hogares”, explica Drago. “Me gustaría que la gente pudiera entender que los que nos trasladamos de un país a otro podemos contribuir con nuestras ideas e identidades distintas al bien común”.

El documental habla de su miedo, incertidumbre y sensación de que la vida ha quedado en suspenso. Pero también de la esperanza de que un futuro mejor es posible, como demuestra el caso de la propia Drago. También el de Hala, que ha conseguido reunirse en Alemania con su familia. Esta mañana ha estado en Madrid con su madre para presentar el documental. Ha contado que el lunes volverá a clase, que espera regresar algún día a Siria y ha expresado su deseo de “que las personas que cerraron las fronteras a los refugiados cierren también las fronteras a las armas que pasan a través de sus países” y alimentan los conflictos. El de Siria dura ya casi seis años y ha generado más de 6 millones de desplazados.


