Si no te gusta lo que dice una mujer, llámala fea
Criticar su físico o su sexualidad es una táctica habitual para desacreditar a las mujeres
‘¿Por qué las feministas son más feas que las mujeres normales?’ Esta es la pregunta que da título un artículo publicado este martes en el periódico Mediterráneo Digital. El texto asegura que está “científicamente probado” que las feministas atraen menos a los hombres que las “mujeres normales”. No aporta esas evidencias científicas, solo argumentos tipo “a los machos les gustan más las mujeres con voz afrancesada que las machorras con dicción de camionero”.
La tuitera @Cristina_H leyó el artículo y decidió denunciarlo. Lo hizo atacando donde más duele a los medios: la publicidad. Se dirigió directamente a las marcas que se anuncian en la web para solicitar que retiraran sus anuncios de un medio que “fomenta el machismo”. Varias (Nissan, Toyota o Anida) han seguido su consejo. Mediterráneo Digital ya ha anunciado que se querellará contra la tuitera por su “postura de presión inaceptable”, que considera un “claro ejercicio de acoso y coacción” a su libertad de expresión.
Ilustra el artículo un fotomontaje con imágenes de lo que el autor debe considerar una “mujer normal” y una “fanática feminazi”: Inés Arrimadas (que, por cierto, también lo ha criticado en Twitter) y Anna Gabriel. Esta no es ni mucho menos la primera vez que la diputada de la CUP es objeto de comentarios de este tipo. Hace ahora un año denunciaba en una rueda de prensa, junto a otras compañeras de partido, el acoso al que se habían visto sometidas durante las negociaciones con Junts Pel Sí para formar gobierno en Cataluña. En redes sociales, pero también por boca de rivales políticos, columnistas y tertulianos. El más contundente fue Antonio Burgos, que en un artículo en ABC sobre las líderes de la CUP y Bildu ofreció un argumento de peso contra el independentismo, y es que sus líderes son, en su opinión, feas: "¿Por qué las ‘tiorras’ separatistas, ora vascongadas, ora catalanas, ora de Bildu, ora de la CUP, han de ser tan feas?", escribió. "No es que quieran separarse de España: es que quieren que las echemos. Por horrorosas y antiestéticas".
Nada nuevo bajo el sol. Los insultos atacando el físico o la sexualidad de las mujeres llevan usándose toda la vida para desacreditarlas, especialmente en el caso de las que tienen una dimensión pública. Los clásicos siguen funcionando: 'fea' y 'puta' son todavía los más recurrentes, en oposición a los atributos tradicionalmente más deseables en la mujer, belleza y virtud. Como dio a entender el exsecretario de Estado de Comunicación Miguel Ángel Rodríguez cuando tuiteó “Arrimadas es físicamente atractiva como como hembra joven. Políticamente es inconsistente", para algunos, lo más importante sigue siendo el atractivo. Lo demás es secundario.
No es un vicio exclusivo de España. En Estados Unidos están esta semana con un debate similar a propósito de los comentarios generados por la Marcha de las Mujeres. Más de tres millones de mujeres (también hombres) salieron el sábado pasado a la calle para reivindicar sus derechos. El análisis que han hecho algunos cargos políticos sobre la mayor protesta de mujeres de los últimos años se ha limitado a, sí, los chistes de gordas. “Trump ha conseguido que más mujeres gordas salgan a caminar en un día que Michelle Obama en ocho años”, publicó en Facebook el senador de Indiana, Jack Sandlin, junto a una foto de la manifestación de Washington. El de Nebraska, Bill Kintner, tuiteó otra foto de tres mujeres sosteniendo consignas alusivas a la costumbre de Trump de “agarrar coños” con el comentario “Señoras, creo que están a salvo”. Dimitió el miércoles.
Con las redes sociales la cosa ha ido a peor. Una reciente investigación desarrollada por el think tank británico Demos analizó los comentarios de 86.500 usuarios en Twitter durante tres semanas para medir el uso de las palabras ‘zorra’ y ‘puta’ en la plataforma. Determinó que solo en Reino Unido, 6.500 usuarios únicos habían sido blanco de 10.000 tuits que las utilizaban. A nivel global se enviaron más de 200.000 tuits a 80.000 personas con esos insultos. El 50% de los propagadores resultaron ser mujeres.
Según la historiadora y Premio Príncipe de Asturias Mary Beard, que ha reflexionado sobre el tema, solamente los ataques que soportan en redes sociales “serían suficiente para desanimar a muchas mujeres a exponerse en público y contribuir al debate político”. Ella misma los ha padecido, sobre todo desde que dio el salto a la televisión. Tras el estreno en la BBC de su serie documental Meet the Romans, un crítico dijo que Beard era demasiado fea para salir en pantalla. Ella contestó con otro artículo en el Daily Mail titulado ‘¿Demasiado fea para la televisión? No, demasiado inteligente para hombres que temen a las mujeres con cerebro’. "Como el señor Gill no fue a la universidad, nunca aprendió el rigor de la argumentación intelectual, simplemente cree que puede hacer pasar los insultos como ingenio", escribió. "Lo que me gusta de hacer documentales es que no necesito llevar una talla cero o tener un aspecto diferente al de una mujer de 60 años". Más clara incluso fue la diputada de la CUP Gloria Serra cuando el año pasado dijo: “soy vieja, gorda y fea, pero quiero que se me juzgue por llegar a los 64 años implicada en luchas activistas".