Marisa Luz Silva (Bella Aurora): “Liderar desde el amor requiere una valentía muy poco reconocida”
La directora de comunicación e ‘insights’ del consumidor de Bella Aurora Labs responde esta semana al cuestionario de MAS Directivas

Dedicarse a contar historias es lo que siempre quiso Marisa Luz Silva. Ahora lo hace desde Bella Aurora, marca cosmética que este año cumple su 135 aniversario y donde ella lleva algo de una década. Allí, indica, ha encontrado un lugar donde desarrollarse profesionalmente y hacerlo aplicando un modelo de gestión humanista poco habitual en el mundo corporativo.
¿Qué querías ser de pequeña? Escritora. Siempre me fascinó contar historias.
Hoy, comunicando el alma de una marca con 135 años y con un legado emocional muy profundo, siento que, de algún modo, lo estoy haciendo. Quién sabe, quizás algún día también lo haga en papel.
¿Cómo recuerdas tu primer día de trabajo? Tengo dos ‘primeros días’. El primero fue sin contrato y con delantal, en el negocio de mis padres, en una zona turística del Algarve, donde nací. Tendría unos 11 años. En los años 80 aún era habitual que los niños ayudaran. Me sentía parte de algo importante, de un súper equipo cohesionado formado por mis padres, mi hermano y yo. Ahí entendí el valor de trabajar en equipo. Años más tarde, percibí que intento replicar lo que simbolizaba aquel primer equipo en cada experiencia profesional. El segundo, ya casi adulta, fue como reportera en la favela de Rocinha, en Brasil. Junto a una amiga, nos lanzamos a proponer reportajes de enfoque antropológico a medios que admirábamos. Cuando nos dieron el ‘sí’, sentí que no había imposibles. Fue el inicio de mi compromiso con una comunicación con propósito.
Descríbete con tres adjetivos. Reflexiva, íntegra y apasionada. Creo que el equilibrio entre pensamiento, valores y energía es lo que da sentido a mi forma de estar en todos los ámbitos de mi vida.
¿Tienes algún talento secreto? Tengo dos. El primero: rodearme de gente brillante. No sé cómo lo hago, pero siempre he tenido cerca personas generosas, talentosas y que me inspiran. Empezando por mi pareja, que es mi mayor cómplice desde hace más de veinte años, y siguiendo con amigos, familia y familia política en lo personal, y un equipo extraordinario en lo profesional. A veces miro a mi alrededor y pienso: ni en mis mejores sueños habría imaginado trabajar con gente tan comprometida y con un líder que confía en nosotros y nos impulsa a sacar lo mejor de cada uno. Suena cursi, pero de verdad que me emociona. El segundo… algo más curioso: me fascina el alemán. Sus declinaciones, su estructura. Si alguien habla alemán al fondo de una sala, mi oído va directo. Es como un imán lingüístico.
¿Cuál es el mejor consejo que has recibido nunca? Mi madre siempre me ha dado los mejores consejos. Sin necesidad de grandes discursos, ella siempre sabe cuándo y qué decir. El más valioso: “Escucha más de lo que hablas”. Lo intento poner en práctica, pero reconozco que hay margen de mejora.
Elige una mujer cuya carrera te haya inspirado. Me cuesta elegir solo una, pero destacaría a la escritora portuguesa Lídia Jorge. Por su coraje, por las raíces que compartimos y por cómo convirtió la experiencia femenina en literatura. Tuve la suerte de entrevistarla. Fue emocionante. Sin saberlo, descubrimos que su madre y mi abuela fueron vecinas toda la vida. Incluso había echado un ojo a mi padre cuando era niño. Fue uno de esos momentos que te dejan sin palabras. Fuera de la península, me inspira María Ressa, Nobel de la Paz. Incansable defensora de la libertad de expresión y luchadora contra la desinformación. Una voz necesaria.
Y una empresa (que no sea la tuya) que admires especialmente. Admiro profundamente a Delta Cafés. Es una empresa portuguesa con vocación global, y sí, se me nota que barro para casa. Llevo más de veinte años fuera de Portugal, pero siempre que puedo, ejerzo de embajadora y presumo de lo mejor que tiene el país vecino. Delta ha sabido construir una marca emocional y genuina sin caer en tópicos. Detrás está el legado de Rui Nabeiro, un empresario visionario que puso a las personas en el centro. Apostó por su comunidad incluso en tiempos difíciles, impulsó proyectos educativos y culturales, y demostró que se puede crecer sin perder el alma. Todo un ejemplo.
¿Cuál ha sido tu mayor reto profesional hasta la fecha? Liderar desde el amor. Suena simple, pero en el mundo corporativo, amar (de verdad) al equipo, al proceso, al propósito, requiere una valentía muy poco reconocida.
Si pudieras cambiar una cosa de ti, ¿cuál sería? La autoexigencia. Aunque siempre celebre los logros, suele durar poquito, enseguida ya estoy pensando en el siguiente paso.
¿Cuál es el mejor cumplido que te han hecho? Una de las personas que más admiro en el ámbito profesional me escribió una vez: “Gracias por desarrollar jóvenes talentos y convertirlos en grandes profesionales”. Me emocionó. No solo por quién lo escribió, sino porque resume lo que me mueve de verdad.
¿A qué hora te has levantado esta mañana? A las 6:00. Me gusta tener una hora solo para mí antes de empezar el día. Me encanta desayunar mucho y bien y le dedico tiempo a la preparación y a tomármelo con calma.
Si tuvieses que elegir una profesión diferente, ¿cuál sería? Productora de documentales para National Geographic. Me fascina la idea de contar historias que conecten a las personas con culturas, lugares y realidades que desconocen.
¿Qué te hace reír? El humor británico, las ocurrencias de mi hija y las de su padre (que es mitad británico, mitad español).
¿Y lo que más te enfada? La arrogancia disfrazada de profesionalismo. La falta de empatía. Y, cómo no, las llamadas automáticas de robots, todo el spam telefónico.
¿Quién es la persona viva a la que más admiras? Mi madre, mi padre y mi hermano. Los tres son uno, en valores, amor y dedicación.
¿Cuál es tu mejor recuerdo de la infancia? Los veranos mariscando en la Ría Formosa, corriendo descalzos por aquellas arenas infinitas con mi querida Inga y mi inseparable primo Miguel. Pura libertad.
Recomiéndanos un libro, un disco, una serie y una película. Bueno, aquí también vais a ver que la sangre tira... así que no podía ser de otra forma: os dejo una selección con alma lusófona. Libro: La costa de los murmullos, de Lídia Jorge. Potente, con una mirada crítica sobre el pasado colonial de Portugal. Disco: Me quedo con Cesária Évora &..., una recopilación deliciosa donde están todos los grandes: Cesária, Chucho Valdés, Ismaël Lô, Salif Keita... una joya, de verdad. Película: Aún estoy aquí, que se llevó el Oscar a Mejor Película Internacional. Me parece muy pertinente para el momento social actual. Y, por último, recomiendo mucho la serie documental Una ola de 30 metros. Una historia de transformación personal y colectiva. Cuenta cómo Nazaré, un pueblito pesquero en Portugal, se convirtió en el epicentro mundial del surf de olas gigantes con la llegada de Garrett McNamara. Fascinante.
¿Qué es lo que más valoras en un compañero de trabajo? La generosidad. Cuando alguien comparte sin ego, cuando colabora desde el deseo real de sumar, se nota. Y se agradece.
¿Qué haces para desconectar del trabajo? Música. En casa somos old school y hemos comprado un lector de CDs para darle vida a los más de 500 CDs que fuimos juntando a lo largo de la vida. Mucho bailoteo a tres en el comedor de casa. Yoga. Y hablar con mis padres que no tienen ni idea de qué es un KPI.
¿Qué país te gustaría visitar? Japón. Por la belleza natural, por la belleza de lo ritual y porque todavía no he probado sushi allí.
¿Dónde te ves dentro de diez años? En Bella Aurora, sin duda. Este proyecto de gestión humanista que estamos construyendo apenas está comenzando, y siento que tenemos la responsabilidad de llevarlo muy lejos. Me veo acompañando la expansión de esta filosofía de empresa que pone a las personas en el centro, demostrando que se puede crecer globalmente sin perder el alma.