Esta joven emprendedora ha inventado una ‘granada’ pacífica
Julieta Rueff creó este dispositivo de autodefensa a raíz de un episodio de acoso callejero

Hace casi tres años, Julieta Rueff, una joven portuguesa de 23 años afincada en Barcelona, regresaba a casa desde la universidad cuando se dio cuenta de que alguien la seguía. Aunque llevaba un spray de pimienta, no logró reaccionar a tiempo para sacarlo del bolso. A raíz de esa experiencia, la joven tomó conciencia de la magnitud del problema de acoso callejero. “Al principio pensaba que solo me había pasado a mí, pero cuando lo comenté con mis amigas, descubrí que muchas habían vivido situaciones similares”.
De ese instante de vulnerabilidad y parálisis nació una idea que pronto se transformaría en un proyecto de emprendimiento que promete dar mucho que hablar. “Empecé a preguntarme cuál era el objeto de activación más rápida del mundo, algo que podrías usar en una situación de pánico sin pensar demasiado, y pensé en la granada de mano”, explica Rueff. Evidentemente, utilizar un proyectil explosivo como herramienta de autoprotección no era una opción muy viable, pero le dio una idea: “¿Por qué no extrapolar el funcionamiento de las alarmas del hogar al objeto de activación más fácil del mundo?”, se preguntó. “Para mí tenía sentido que, además de proteger nuestro hogar con una alarma, nos protegiéramos a nosotras mismas en la calle, que es donde hay más peligro”.
Así nació FlamAid, un dispositivo de defensa personal con forma de granada. El aparato emite una alarma de 110 decibelios que se puede escuchar hasta a dos calles de distancia. Al mismo tiempo, envía una señal de geolocalización a contactos de emergencia. A partir del mes que viene, si se tiene contratada la suscripción, también mandará una señal a la policía.
Cuanto tuvo la idea, Rueff era estudiante de Marketing y Negocios Internacionales y decidió hacer de esta granada su trabajo de fin de grado. Pero no se quedó ahí, se empeñó en buscar financiación para sacar el proyecto adelante. Con ayuda de un amigo con impresora 3D, creó un primer prototipo “rústico y de plástico”, reconoce. Con él comenzó una ronda de pitchs improvisados. Se colaba en eventos y fiestas donde sabía que habría inversores y sacaba de su bolso su ‘granada de plástico’. “Les decía: esto es lo que he hecho, podría ser mucho mejor si alguien creyera en nuestra misión”. Poco a poco la granada fue tomando su forma definitiva y pasó de ser un experimento casero a un producto con proyección internacional (puede comprarse online desde cualquier parte del mundo a partir de 59,99 euros). De momento está funcionando mejor en España, Portugal y Brasil, pero también ha empezado a introducirse en países como Chile, México o Costa Rica. “Nos compran desde la necesidad”, indica la creadora de FlamAid, es decir, que donde hay más miedo, hay más demanda.
La mayoría de sus compradores son mujeres que antes solían caminar por la calle con las llaves en el puño y ahora lo hacen con su FlamAid, explica su creadora. También han recibido mensajes de víctimas de violencia de género que dicen sentirse más protegidas gracias a este dispositivo. Siempre que les es posible, hacen una pequeña tirada de granadas para regalárselas a mujeres en situación de riesgo. “Es una sensación agridulce, porque ojalá no lo necesitaran, pero al menos me deja más tranquila saber que tienen algún tipo de alarma que pueden activar con facilidad si la situación se pone complicada”.
Efectivamente, poner en marcha el dispositivo no puede ser más sencillo. “Simplemente tiras de la anilla y empieza a sonar la alarma de 110 decibelios, a la vez que se envía tu geolocalización a tus contactos de emergencia. El objetivo es que con solo un tirón actives dos vías de seguridad que te aseguren poder llegar a casa”. Para que funcione la geolocalización es necesario descargar la app gratuita de FlamAid y tener los datos o el wifi activados. En caso de no tener cobertura, esa opción no funcionará, pero sí lo haría la alarma sonora. La granada incluye un mosquetón para colgarla del bolso, del cinturón o la ropa y tener acceso a ella rápidamente.
En la actualidad, la empresa está trabajando en nuevos diseños más discretos. “En septiembre lanzaremos las joyas inteligentes que se pueden llevar como un collar o una pulsera y funcionan igual que la granada original, aunque no enviarán la geolocalización, solo emitirán sonido”, adelanta Rueff. La idea, explica, es mantener en todos sus diseños el gesto de tirar como mecanismo para poner en marcha el dispositivo, “porque es la activación más fácil del mundo y es nuestra firma”.
Aunque la empresa está en pleno proceso de expansión, el mayor deseo de Julieta Rueff sería, en realidad, que su invento no fuese necesario. “Siempre decimos que el éxito absoluto de FlamAid sería la bancarrota. Nuestra misión es que el miedo acabe y siempre lleguemos a casa”. En su opinión, la única vía para conseguirlo no es ningún dispositivo, sino la educación. “La solución está en los colegios, en enseñar respeto, consentimiento y empatía. Ojalá algún la violencia sistémica sea cosa del pasado, pero mientras exista, aquí estaremos”.