Todos los animales necesitan ingredientes proteicos como carnes o pescados, cereales, grasas o aceites, fibra, minerales y vitaminas. Lo que nos hace destacar es la exigencia en las especificaciones técnicas de cada uno de estos grupos de nutrientes. Casi todos nuestros proveedores son de cercanía. Te diría que hay tres ingredientes que compramos fuera de España: maíz, cordero y salmón, para mantener nuestros estándares de calidad y seguridad. Además, no utilizamos conservantes artificiales, colorantes ni saborizantes químicos.

¿Qué proyectos lleváis a cabo desde la Fundación DingoNatura?

Hace unos ocho años creamos la Cátedra Animales y Sociedad en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid de la mano de su directora, Nuria Máximo. Realizamos proyectos de terapias asistidas con perros, con colectivos vulnerables como mujeres víctimas de violencia de género, unidades de salud mental de adolescentes, etcétera. También llevamos mucho tiempo apoyando el programa R.E.A.D. en su versión española, Perros y Letras, que permite que niños con dificultades de lectura se sienten a leer al lado de un perro. Incluso hemos empezado a trabajar con internos de centros penitenciarios con unos resultados absolutamente sorprendentes. La fundación también colabora y forma parte activa de la junta directiva de Huellas Compartidas, asociación que trata de dar visibilidad al vínculo persona/animal y los beneficios que genera para ambos. Otro de nuestros proyectos más visibles es Desafío Ártico, que acaba de cumplir su novena edición este año. Se trata de una serie de expediciones centradas en la concienciación climática y el impacto que tiene no solo en nuestra forma de vida, sino en las de otros seres como, por ejemplo, los perros. Además, en estos momentos estamos arrancando nuestro primer proyecto propio, Reuniendo Vínculos, que busca facilitar la reinserción de internos en centros penitenciarios en la última fase de estancia en prisión, disminuyendo sus niveles de ansiedad gracias a visitas programadas de sus perros.

¿Qué opinas de la nueva Ley de protección y bienestar animal? ¿Hay algo que añadirías o cambiarias?

Una ley como esta era y es muy necesaria. Pero el tema es muy complejo, entre otras cosas por la cantidad de tiempo que hemos pasado sin ella. Además, en los últimos años se ha diversificado mucho el perfil de los animales de compañía y en los hogares han entrado muchas especies exóticas. La ley es un buen punto de partida, aunque susceptible de mejoras concretas que espero se vayan subsanando con el desarrollo de los reglamentos correspondientes. Me preocupa que, como tantas otras veces, no se pongan los mecanismos de control adecuados y que, al tratar de evadir la ley, se produzca el efecto contrario y, como consecuencia, se perjudique el bienestar de los animales, que debe ser su único objetivo.

¿Cómo de concienciada está la sociedad española respecto al bienestar animal?

España tiene el récord de perros y gatos abandonados de toda Europa. Creo que hay poco más que decir. Queda muchísimo trabajo por hacer.  Claro que no estamos como hace veinte o treinta años, pero esto no debería conformarnos.

Las vacaciones son un momento crítico. ¿Qué se puede hacer para luchar contra el abandono?

Desde mi punto de vista solo hay un camino: formación e información. La primera causa de abandono es una mala elección. Mientras no estemos concienciados de que tener un animal de compañía no es obligatorio y que implica adquirir una responsabilidad durante todos los años de vida de ese animal, no se avanzará en este sentido. Luego habría muchos puntos de actuación para minimizar este problema: control de importaciones absolutamente aberrantes de animales, control de la cría indiscriminada sin estándares mínimos de bienestar, concienciación de padres para no sucumbir al capricho de sus hijos, formación de criadores y tiendas sobre cómo informar antes de vender, formaciones en los colegios acerca de las necesidades y cuidados de los animales, etcétera. Por eso nuestro mensaje es: ‘Compres o adoptes, nunca abandones’.