“Las marcas que hacen rebajas cada dos meses no son sostenibles”
La modelo y empresaria Marta Ortiz está detrás de Matiz, un ‘marketplace’ de moda responsable
Alejarse del fast fashion y ofrecer diseños atemporales y de calidad; con esa idea Marta Ortiz abrió hace tres años Matiz, un marketplace de moda sostenible que busca fomentar el consumo responsable y la economía circular. Ella define su propuesta como ‘eco lujo’: “Para mí el ‘eco lujo’ es el nuevo lujo. Es priorizar la calidad antes que la cantidad y elegir prendas que nos van a acompañar a lo largo de nuestra vida”.
Ortiz llevaba más de una década trabajando como modelo cuando decidió poner en marcha esta plataforma que ofrece marcas que producen de forma sostenible con materiales respetuosos con el medio ambiente. Su trabajo como maniquí le había permitido conocer de cerca la industria de la moda y sus procesos. Fue entonces cuando tomó conciencia de su tremendo impacto sobre el entorno. Se calcula que el sector textil, el segundo más contaminante solo por detrás del petrolero, emite más 1.200 millones de toneladas de gases de efecto invernadero al año (casi el 10% del total) y es responsable de una tercera parte de los microplásticos de los océanos. A tenor de esa realidad, Marta Ortiz decidió montar un e-commerce para ayudar a pequeñas marcas comprometidas con el medio ambiente, en muchos casos desconocidas, a llegar al público. “Matiz nació para acelerar el cambio dentro del mundo de la moda hacia un futuro más sostenible”, asegura.
Para seleccionar las marcas que ofrece (actualmente más de noventa) la plataforma tiene en cuenta distintos aspectos. “Nos fijamos en que los materiales que utilizan tengan certificados y que sean reciclados. Y siempre buscamos la calidad, para que las prendas pasen de generación en generación, es decir, que no se deterioren o que si lo hacen se puedan reparar con facilidad, y que tengan un diseño atemporal”, explica Ortiz. “Si compras una prenda que a los tres lavados se estropea, es muy poco probable que vayas a repararla, porque probablemente te haya costado 15 euros y arreglarla te va a costar otros 15. Es mucho más fácil tirar esa prenda y comprarte otra nueva”.
Marta Ortiz también presta especial atención a quiénes están detrás de las marcas y a sus motivaciones. “Me interesan mucho las marcas que siguen produciendo en pequeñas localidades o en la llamada España olvidada”. Eso enlaza directamente con los beneficios de apostar por el kilómetro cero, ya que el impacto logístico es uno de los factores que más contaminan dentro del mundo e-commerce. La transparencia y la comunicación de la marca, que tienen que estar en línea con sus valores y misión, son otras de las variables que considera. “De nada sirve que una marca sea sostenible si luego su comunicación es totalmente contraria. Si, por ejemplo, hacen rebajas cada dos meses o se centran en roturas de stock, no son sostenibles”, argumenta la fundadora de Matiz.
La plataforma tiene también una sección destinada a la segunda mano, a las “prendas que se han amado una vez y buscan a alguien que las vuelva a amar”, apunta Ortiz. La sección Pre-loved incluye prendas vintage de los años cincuenta y otros diseños más actuales de marcas de lujo como Dior, Louis Vuitton, Fendi o Celine.
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Todavía asociamos la moda sostenible con un precio elevado, aunque, a juicio de Ortiz, esta idea va poco a poco desterrándose. “Hace cinco años eso podía ser una realidad, pero hoy en día los precios se están estabilizando porque todos nos estamos subiendo al carro de la sostenibilidad”. Además, “al comprar moda sostenible podemos hablar de inversión”, indica. “Si una persona compra una vez al mes en una plataforma o una marca sostenible, a largo plazo la inversión es exactamente la misma que la de una persona que compra todas las semanas en fast fashion. Incluso puede acabar ahorrando dinero, porque la durabilidad de las prendas es mayor”.
Al final, se trata de un cambio de mentalidad. El perfil de los clientes que compran en Matiz es cada vez más joven y concienciado. Son principalmente mujeres en torno a los 35 años preocupadas por el consumo responsable. “Las nuevas generaciones vienen ya con el chip de la sostenibilidad implementado. Saben del problema y son superconscientes de que hay que cambiar de forma radical nuestra forma de consumir”. Los consumidores que compran de manera consciente se lo tienen que pensar más, acuden a tiendas vintage o a plataformas minoritarias y, en general, le dedican más tiempo. En contra, el fast fashion puede resultar más cómodo, pero también, advierte la fundadora de Matiz, “mucho más dañino tanto para la salud del planeta como para la nuestra”. Porque a la hora de elegir una prenda, no solo debería considerarse su calidad o procedencia. La salud es una variable de la que se habla menos, pero también importante. La piel es el órgano más extenso del cuerpo y está en constante contacto tanto con la ropa que vestimos a diario como con las sábanas sobre las que dormimos o con la toalla con la que nos secamos al salir de la ducha. La cuestión, concluye Ortiz, “ya no es solo cómo de contaminante es producir una prenda, sino cómo de contaminante es esa prenda en contacto constante con nuestra piel”.
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