Las emprendedoras que se han propuesto que comamos sano y ecológico
Elena Díaz-Morera e Irina Costafreda son las fundadoras de Obbio, uno de los mayores espacios dedicados a este tipo de productos en España

Obbio es, con sus más de 8.000 referencias de productos ecológicos y comida orgánica y sus casi 1.000 metros cuadrados, el supermercado ecológico más grande de Barcelona. Aunque como indica Elena Díaz-Morera, una de sus fundadoras, la palabra ‘supermercado’ se queda un poco corta para definir la propuesta de Obbio. “En realidad es un espacio de acompañamiento para la gente que quiere alimentarse de forma más saludable”, indica.
Cuando ella y su socia, Irina Costafreda, plantearon este negocio, en la ciudad no había ningún sitio parecido. A ambas les apasionaba el mundo de la alimentación saludable, aunque se habían formado en cosas que no tenían nada que ver. Elena estudió Ciencias Políticas, aunque trabajó algunos años en grandes superficies como Carrefour, e Irina es abogada mercantilista.
El supermercado abrió sus puertas en 2013 en pleno centro de la Ciudad Condal, en la calle Muntaner. Hace unos meses abrieron otro en la calle Ronda de Sant Pere y pronto lanzaran una tienda online. También planean extenderse a Madrid y otras ciudades. “La idea es abrir más puntos de venta, pero tenemos que encontrar locales que cumplan ciertas características que necesitamos”. Para empezar, tienen que ser lo suficientemente grandes como para albergar su amplia oferta. Porque el planteamiento de Obbvio es a gran escala, nada que ver con las tiendecitas o herbolarios atestados.
Allí el producto fresco es, lógicamente, protagonista: carne, pescado y, sobre todo, fruta y verdura. Pero ofrecen mucho más: cereales, legumbres, pan, dulces, aceites, frutos secos, congelados, conservas y hasta platos preparados que cocinan allí y que se pueden convertir en una buena alternativa a la comida rápida. También hay alimentos macrobióticos y sin gluten, para diabéticos o intolerantes a la lactosa. Y una parte de cuidado personal con productos de higiene, cosmética y perfumería. Además, el de Muntaner tiene un obrador propio, una cafetería y una zona de libros especializados en alimentación sana y ecológica. Hay hasta una máquina que permite hacer mantequilla de almendras molida al momento y un grifo de kombucha.

Pero quizá lo que más les diferencie de otros espacios es su servicio gratuito de nutricionistas, que están allí para responder las dudas de los clientes o ayudarles a hacer la compra. Porque aunque cada vez estamos más concienciados sobre la importancia de comer sano y dar prioridad a los productos frescos, sin procesar, de procedencia ecológica y producidos de forma respetuosa con el medioambiente, dejar los viejos hábitos no es siempre fácil. “La gente tiene la predisposición y las ganas pero muchas veces falta el conocimiento”, asegura Díaz-Morera.
Los nutricionistas no solo responden a las preguntas de la gente sobre las propiedades de los alimentos, sino que también les explican cómo prepararlos. “En ocasiones leemos o nos cuentan que un determinado alimento es bueno y decidimos incluirlo en nuestra dieta, pero no sabemos exactamente cómo hacerlo”. Es decir, que no todo el mundo sabe cómo cocinar mijo o qué hacer con un trozo de tofu. También pueden ayudar en cuestiones más importantes. “En muchos problemas de salud, la alimentación juega un papel importante. Somos conscientes que los nutricionistas no sustituyen a los médicos, pero pueden ayudar haciendo una tarea de asesoramiento”.
Además, imparten cursos y talleres prácticamente toda las semanas, bien sobre un ingrediente específico, sobre grupos de alimentos o tendencias. Han hecho cursos de macrobioticos, de cocina vegana, con algas, etcétera. “Es una buena manera de enseñar a los clientes nuevos alimentos para que los incorporen a su dieta”, indica la fundadora de Obbio. “Queremos dar información a la gente para que pueda tomar decisiones desde la conciencia”.

