El ranking ha sido realizado por dos profesores de finanzas y un consultor, todos varones, que han valorado a los fundadores y CEOS de empresas con un valor de al menos 10.000 millones de dólares o que estén creciendo rápidamente, en función de cuatro variables –perfectamente cuantificables en su opinión, aunque esto también es discutible—: su reputación como innovadores,  sus conexiones sociales, su historial como creadores de valor y las expectativas de los inversores sobre sus posibilidades de crear valor.

Ante la polémica, el editor de la revista, Randall Lane, ha publicado un artículo explicando que el problema no es el método, sino la escasez de mujeres en este ámbito. “Como todos sabemos, las mujeres no están demasiado representadas en la cúpula de las grandes corporaciones y las cifras son peores si hablamos de compañías tecnológicas. En otras palabras, a pesar de nuestra cuidosamente calibrada metodología, las mujeres no tenían muchas opciones aquí”.

La explicación no ha dejado demasiado satisfechas a las personas molestas con la publicación. A la exasesora de Barack Obama Valerie Jarret, por ejemplo: “Vamos, Forbes, si vuestra metodología hacía que hubiera solo una mujer entre los 100 líderes más innovadores, obviamente deberíais haberla cambiado en lugar de publicarlo”.

Come on, @Forbes. If your methodology produced only one woman out of the 100 most innovative leaders, obviously you should have challenged it rather than publishing it. https://t.co/BY0UuwS8WC— Valerie Jarrett (@ValerieJarrett) September 8, 2019

Uno de los autores de la clasificación, Michael Hendron, que es profesor de emprendimiento en la Brigham Young University, ha echado más leña al fuego al explicar, en respuesta a las preguntas de una periodista australiana, que el equipo consideró ampliar los parámetros de la metodología, pero en última instancia decidieron no hacerlo. Es decir, que eran conscientes de que había un desequilibrio pero eligieron no hacer nada para remediarlo. “No era una competición subjetiva”, argumenta. “Dejamos que los números decidieran y lo que revelan es que hay un problema subyacente en este grupo que nosotros no podemos cambiar”.

El que la revista decidiera publicar el ranking obviando la cuestión, sin enmarcarlo en un análisis sobre las circunstancias que han llevado a un dominio masculino en este ámbito, también está siendo muy cuestionado. Incluso Moira Forbes, bisnieta del fundador de la revista y editora de ForbesWomen, ha publicado un artículo crítico con el ranking asegurando que “en lugar de destacar a las mentes más dinámicas de los negocios, perpetúa estereotipos dañinos y engañosos. Deberíamos haber usado esta oportunidad para indagar al menos en esas desigualdades de género, un enfoque que hemos seguido en otras listas, y como catalizadora de una conversación sobre el camino a seguir para avanzar. Forbes puede hacerlo mejor y lo hará”,  concluye.