#KuToo, el movimiento que ha puesto a las japonesas en pie de guerra contra los tacones
Piden al gobierno que no permita que las empresas obliguen a llevarlos

Todo empezó hace unos meses, con un tuit de la actriz y modelo japonesa Yumi Ishiwaka que comentaba la tortura que era para ella tener que llevar zapatos de tacón a diario. Ishiwaka se quejaba de haber sido obligada a utilizarlos para conseguir un trabajo en un hotel. “Espero que algún día las mujeres podamos liberarnos de la costumbre de tener que llevar tacones al trabajo”, decía su mensaje, al que añadió el hashtag #KuToo, un juego entre las palabras kutsu –en japonés, zapato— y kutsuu —dolor— y el movimiento #MeToo contra el acoso sexual.
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Su comentario se viralizó rápidamente, registrando más de 100.000 interacciones. Muchas mujeres compartieron sus propias experiencias e incluso fotografías que mostraban las lesiones de sus pies por el uso habitual de este tipo de calzado.
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En vista de la respuesta, Ishiwaka decidió poner en marcha una campaña en Change.org para pedir al gobierno de su país que no permita a los empresarios imponer los tacones a sus trabajadoras. La petición ha conseguido casi 20.000 firmas y el lunes se reunieron con responsables del ministerio de Trabajo para presentársela. "Hoy hemos presentado un manifiesto reclamando una ley que prohíba a los empresarios obligar a las mujeres a llevar tacones, que es discriminación sexual y constituye acoso", comentaba Ishikawa a la a la salida de la reunión.
Es algo que ya se ha conseguido en otros lugares. En 2017, en la Columbia Británica, en Canadá, se prohibió a las empresas que obligaran a sus trabajadoras a usar tacones al considerar que esta imposición atentaba contra su salud (varios estudios han demostrado que el uso continuado de este calzado es perjudicial para la salud) y era una medida discriminatoria. Ese mismo año, Nicola Thorp, una joven británica de 27 años, consiguió que se prohibiera la exigencia de usar tacones en las oficinas londinenses con una campaña que inició tras ser despedida en su primer día de trabajo como recepcionista en PricewaterhouseCoopers por presentarse con bailarinas.
Aquí en España, en 2015, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid declaró ilegal obligar a las trabajadoras a llevar tacones y anuló la sanción de seis meses de suspensión de empleo y sueldo a una guía de Patrimonio Nacional que se había negado a ponerse el uniforme (alegando que las blusas eran "excesivamente transparentes") y llevar zapatos altos. La sentencia indicó que el uso de tacones "es innecesario y no solo no aporta ningún beneficio ni ventaja, sino que, por el contrario, puede perjudicar la salud de las trabajadoras”