Tres semanas y 500 euros es lo que le ha costado a la empresa H2H crear un perfil falso en Instagram y convertirlo en un negocio. El objetivo, demostrar lo fácil que es engañar en este mundo y lo necesaria que es una mayor regulación en un sector que mueve millones de euros al año.
En octubre, la agencia, especializada en marketing de influencers, contrató a una actriz y creó la cuenta @almu-ripamonit. A partir de ahí, comenzaron a inflarla artificialmente a base de comprar seguidores, me gustas y comentarios. La agencia explica que al alcanzar los 30.000 seguidores, varias agencias y marcas de gran consumo empezaron a contactar con ella para ofrecerle colaboraciones pagadas, invitaciones a fiestas y hoteles, regalos, envíos de ropa y productos, etcétera. Según la agencia, a las tres semanas ya se habían amortizado los 500 euros que invirtieron en crear el perfil falso. “De los 48 millones de cuentas activas en Twitter, casi el 15% son cuentas fantasmas diseñadas para simular que son gente real”, alerta Luis Díaz, CEO de la empresa. “En Instagram el porcentaje se sitúa en el 8%”.
Según la revista estadounidense eMarketer, los ingresos del marketing de influencers en todo el mundo solo a través de Instagram habrían alcanzado los 570 millones de dólares en 2016. En un reportaje sobre este mundo publicado recientemente, Carlos del Hoyo, director general de la empresa de comunicación Asesores de Relaciones Públicas y vicepresidente de la asociación sectorial ADECEC, explicaba que en España es imposible ofrecer una cifra concreta. Tampoco existen unos precios estándar. “Nos movemos entre cifras de unos cientos de euros a decenas de miles para actuaciones puntuales, al menos en el mercado español. Del mercado internacional, particularmente el anglosajón, desde donde su capacidad de influencia se extiende por todo el mundo, los precios dan un salto estratosférico hasta los centenares de miles de dólares o los millones”, decía. Eso sin contar otro tipo de fórmulas como los pagos en especie o los intercambios de visibilidad.
El experimento llevado a cabo H2H, bautizado como Proyecto Sirena, se documentó en vídeo:
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