Una ingeniera que brilla como empresaria
Verónica Pascual, CEO de Asti y una de las Mujeres a Seguir 2017

Sus padres, Ángel Pascual y Colette Boé, fundaron a principios de los ochenta la empresa que ella ahora dirige. En concreto su padre, al que define como un “visionario adelantado a su tiempo”, ha sido su gran referente. Verónica Pascual, ganadora en la categoría de Economía de los Premios Mujeres a Seguir 2017, siempre supo que quería seguir sus pasos en el mundo de la ingeniería. “Elegí aeronáutica porque me fascinan los aviones y la aerodinámica. Cuando era muy niña, la única manera de calmarme era llevarme a la estación de Burgos a ver los trenes, y ya más mayor me encantaba ver los aviones surcando el cielo”. Tras licenciarse empezó a trabajar en el grupo industrial multinacional Bouygues, hasta que en 2004 se incorporó a la empresa familiar, Asti, que ofrece soluciones para la automatización de la logística. Desde la sede de Madrigalejo del Monte (Burgos), su equipo, formado por profesionales de seis nacionalidades distintas, da servicio a empresas de quince países en Europa, América y Asia.
Tras pasar por distintas posiciones, a finales de 2006 se convirtió en la directora general de la compañía. “Fue una época tremendamente intensa por diferentes causas: hacerse cargo del negocio, que no pasaba por su mejor momento, hacer tuyo algo que se ha definido a la medida de otros, ganar la confianza de los clientes y de los miembros del equipo y vivir con las etiquetas de ‘mujer, joven e hija de los jefes’. Aprendí muchísimo. Entendí que las etiquetas son para abrazarlas y para disolverlas, en ningún caso para defenderse de ellas. Comprendí que la vida es una mezcla de visión y perseverancia, aprendí el valor del esfuerzo y de la capacidad de trabajo, y la importancia de los valores, la educación y la experiencia internacional que había acumulado en esos años”.
Un par de años después, ya bien acomodada en sus nuevas funciones, tomó una decisión que marcaría un cambio estratégico en la gestión de la empresa: compró el 100% de sus acciones. “Aunque años antes no hubiera imaginado dar ese paso, llegado el momento me pareció la mejor opción. Nos permitía mantener una visión única y alineada, a la familia unida y marcar un plan de acción que fuera un punto de inflexión para la compañía asumiendo mis propios riesgos”.
Desde entonces ha pasado casi una década. En este tiempo, la facturación se ha multiplicado por trece y la plantilla, por ocho. Y Asti se ha convertido también en un referente mundial de su sector. Lo han logrado apostando por la internacionalización y el trabajo de I+D. También por el nuevo talento, con programas como Asti Robotics o Asti Academy. En este sentido destaca la iniciativa STEM Talent Girl, para fomentar en las niñas la vocación por las ciencias. Su objetivo, explica Pascual, “es contribuir, desde la humildad, a que grupos de niñas de 3º y 4º de la ESO estén mejor informadas, se atrevan a soñar con carreras que no conocen y, por encima de todo, ayudar a cultivar su valores y a que crean en sí mismas”.
El proyecto, que cuenta con el apoyo de partners como L’Oréal y el Museo de la Evolución Humana, va por su segunda edición. Este año se ha extendido de Burgos a Valladolid y Cantabria, y siguen intentando cerrar nuevas sedes. En este curso ofrecerá ocho masterclass impartidas por mujeres de prestigio internacional en las áreas STEM como Miriam Gonzalez (fundadora de Inspiring Girls), Sara Gómez (consejera de la Real Academia de Ingeniería), Gloria López (investigadora del CENIEH) o María Blasco (directora del CNIO). Las niñas también participarán en talleres sobre tecnología y en eventos que pretenden empoderar a la próxima generación de mujeres líderes en el mundo de la ciencia y la tecnología. “Cada cual debe estudiar lo que le guste, aquello que entre en su ámbito de fortalezas. Por eso es tan importante dar a conocer opciones, compartir experiencias personales”, explica Pascual. “Estudiar una ingeniería y poder trabajar luego en el diseño o la fabricación de algo, ver cómo se comporta y dar respuesta a un problema es tremendamente satisfactorio y te llena de orgullo. En cualquier caso, en el mundo en el que vivimos, y cada vez vamos a vivir más, la formación será un proceso iterativo que durará toda la vida. Vivir toda una vida sin parar de aprender es una magnífica oportunidad”.
Este reportaje se publicó primero en el tercer número de nuestra edición en papel.