La voz de las ‘malasmadres’
Laura Baena, fundadora del Club de Malasmadres y Mujer a Seguir 2016

Malamadre. Dícese de la mujer “que no quiere dejar a un lado lo que era antes de ser madre, no quiere dejar a un lado su faceta profesional y sus aficiones. Una ‘malamadre’ es una mujer y madre que, además, rompe con las reglas establecidas y estereotipos muy arraigados en la sociedad, que la mira de reojo por atreverse a hacerlo”. La definición es de Laura Baena, la mujer que hace tres años puso en marcha el Club de las Malasmadres, un movimiento que empezó en redes sociales y que ha adquirido casi categoría de fenómeno social. Según Baena, su éxito reside en que ha dado voz a algo que estaba ahí, pero nadie se atrevía a decir, “un sentimiento que estaba callado porque expresarlo es políticamente incorrecto en una sociedad que no apoya a las mujeres y madres que queremos seguir luchando por nuestras carreras laborales y compatibilizar todas las facetas de nuestra vida. El club ha conectado con una necesidad social y ha ayudado a muchas madres a salir del armario y decir alto y claro: soy ‘malamadre’, ¿y qué?”
La dimensión que después ha adquirido ha sorprendido a la propia creadora, que en un principio lo planteó como una suerte de terapia 2.0. “Nació de una necesidad personal de desahogo tras incorporarme de la baja maternal de la buenahija1 [Baena trabajaba entonces en una agencia de publicidad] y darme cuenta de que la conciliación no existe y de que la sociedad me hacía sentir mal por no llegar a todo y no hacer las cosas que se esperan de una mujer cuando se convierte en madre”. Todo comenzó con una cuenta de Twitter (@malasmadres), donde trataba de “desmitificar la maternidad, romper el mito de la madre perfecta y tomarnos con humor nuestros intentos fallidos diarios por sobrevivir”. En su primer año y medio de vida, el club logró 129.000 fans en Facebook, más de 25.000 socias y presencia en más de 300 medios nacionales e internacionales.
Baena también es una de las impulsoras de la campaña #Cambiemoslaconversación, que denuncia el acoso que sufren las mujeres en la red, y ha fundado, junto a la socióloga Maite Egoscozabal, la Asociación Yo no Renuncio, con el objetivo de luchar por una conciliación real para todos, hombres y mujeres. Que se haya involucrado en este problema no es de extrañar, teniendo en cuenta que “el no conciliar fue el origen del club, el darme cuenta de que la conciliación es ese cuento chino que nos creímos. A partir de ahí, hemos trabajado durante un año y medio en visibilizar el problema, partiendo del estudio sociológico #concilia13F que lanzamos el año pasado a partir de los datos alarmantes que ponían sobre la mesa la situación en este país”. Lo último que han hecho, el pasado mes de octubre, ha sido lanzar la encuesta #somosequipo, cuyos resultados demuestran que la corresponsabilidad “está lejos de ser una realidad, pero es la llave para conseguir una conciliación real”.