El Thyssen y las redes sociales recuperan la obra de Rosario de Velasco
Pese a tener cuadros repartidos por importantes museos del mundo, el nombre de la artista había caído en el olvido tras la Guerra Civil

De pequeña, Toya Viudes de Velasco admiraba en el salón de sus padres un enorme cuadro que había pintado su tía abuela, la artista Rosario de Velasco. Lo que entonces no podía imaginar era que ese óleo, Lavanderas, acabaría colgado de las paredes de uno de los museos más importantes del mundo, el Thyssen. En realidad no fue consciente de la magnitud del trabajo de su tía abuela hasta que viajó a Madrid y vio expuesta otra de sus obras más icónicas, Adán y Eva (con la que obtuvo en 1932 la segunda medalla de pintura en la Exposición Nacional de Bellas Artes), en el Reina Sofía.
En ese momento, Viudes de Velasco decidió emprender una campaña en redes sociales y medios para sacar del olvido la pintura de su antepasada y encontrar sus obras perdidas. La campaña ha tenido sus frutos. En poco tiempo se ha localizado el paradero de más de trescientos trabajos repartidos entre colecciones particulares y museos del mundo como el Centre Pompidou.

Algunos de esos cuadros, como el que atesoraba su familia, forman parte de la exposición temporal que le el Thyssen-Bornemisza le dedica estos días a Rosario de Velasco. La muestra busca poner en valor el trabajo de una de las grandes artistas españolas de la primera mitad del siglo XX.
La exposición, que podrá verse en Madrid hasta el 15 de septiembre y luego viajará al Museo de Bellas Artes de Valencia, reúne una treintena de pinturas creadas entre los años veinte y cuarenta del siglo pasado, las más destacados de su trayectoria, además de una sección dedicada a su trabajo como ilustradora gráfica.
Nacida en Madrid en 1904 en el seno de una familia muy tradicional y religiosa, Rosario de Velasco empezó a pintar a los 15 años en la academia del costumbrista Fernando Álvarez de Sotomayor. Su inquietud pronto la llevó a relacionarse con mujeres como Maruja Mallo, Rosa Chacel, María Teresa León, Concha Espina o Lilí Álvarez, entre otras. Pero el estallido de la Guerra Civil lo cambió todo.

La artista estuvo relacionada con la Falange, de la que fue militante en un primer momento, aunque no comulgaría con el franquismo. Tampoco con la República, por lo que se vio obligada a huir de Madrid buscando refugio en Barcelona. Allí acabó encarcelada, pero gracias al médico Javier Farrerons, que posteriormente se convertiría en su marido, logró escapar.
Se instaló definitivamente en la Ciudad Condal junto a su marido y su hija, María del Mar. Aunque siguió pintando y exponiendo ocasionalmente hasta poco antes de su fallecimiento en 1991, nunca obtuvo el reconocimiento que merecía. Su sobrina nieta espera que la exposición del Thyssen ayude a localizar otras obras olvidas para que el nombre de Rosario de Velasco no vuelva a caer en el olvido.

