Carla Antonella Rodríguez, la mujer ‘trans’ que perforó la mina y el patriarcado
La película ‘Miss Carbón’, dirigida por Agustina Macri, cuenta su historia. Hemos hablado con ambas

La mina de Río Turbio, ubicada en la provincia de Santa Cruz, en la Patagonia argentina, es una de las principales explotaciones de carbón mineral del país. Desde su apertura en la década de los cuarenta se convirtió en el eje económico de la región. Eso sí, era un espacio reservado a los hombres. Cuenta una leyenda local que una mujer entró una vez en la mina para buscar a su marido, hubo un derrumbe y ya nunca salió. A la desgraciada se la empezó a conocer como la ‘viuda negra’ y se creía que su alma vagaba por el interior del yacimiento. Una combinación de machismo y superstición impidió durante ochenta años a las mujeres bajar a la mina de Río Turbio. Solo podían hacerlo un día al año, el 4 de diciembre, día de Santa Bárbara, patrona de los mineros.
Fue así hasta que Carla Antonella Rodríguez llegó para removerlo todo. Carlita, como es conocida, se convirtió en la primera mujer en trabajar dentro de la cantera. Cuando a los 18 años respondió a un anuncio para encontrar mineros, en su DNI todavía figuraba el nombre de Carlos, aunque todo el pueblo la llamaba Carlita y ella ya había empezado a hormonarse. En 2015, tres años después de que en Argentina se aprobase una ley que reconocía el derecho de las personas a ser identificadas en su DNI conforme a su identidad de género autopercibida, se operó y modificó el nombre y sexo de sus documentos. Fue entonces cuando Carla Antonella Rodríguez recibió una llamada del departamento de recursos humanos de su empresa para comunicarle que a partir de ese momento pasaba a tener un puesto administrativo. Ella se rebeló.
“Como sociedad tenemos que repensar cómo actuamos, ser un poco más humanos y que nos importe la vida de la persona que está a nuestro lado”
La película Miss Carbón, dirigida por Agustina Macri, narra con sensibilidad la lucha de Carlita por seguir siendo lo que siempre había querido ser: minera. Ambas están estos días en Madrid promocionando la cinta, que llega este viernes a las salas. La película, cuenta su protagonista, plantea “diferentes preguntas que nos van a hacer repensar cómo actuamos, cómo vivimos y cómo de injusto puede llegar a ser el mundo laboral con las disidencias y la diversidad”.
Carlita ha estado presente durante el proceso creativo y el rodaje de Miss Carbón, y trabajó muy de cerca con Lux Pascal, la actriz que la interpreta. “Es una persona magnífica, generosa, que te llena de amor. Pude trasmitirle todo lo que me pasó, el rechazo que sentí, los insultos, las agresiones. Hizo un gran trabajo para ponerse en mi piel”. La actriz chilena, que se declaró mujer transgénero en 2021 y se ha convertido en un referente para esta comunidad a nivel global, ha contado públicamente que ha recibido comentarios transfóbicos, aunque seguramente nada al nivel de lo que vivió Carla Rodríguez. “Pensé en desistir muchísimas veces”, asegura. “He cargado sobre mis hombros tanta lucha, tanta desigualdad. Cuando te dicen que no puedes estar ahí, que como ya eres mujer y tu DNI dice que eres mujer, no sirves para el yacimiento y, además, sufres el rechazo de tus compañeras, es muy duro”.
La dignidad que durante años muchos otros le negaron se convirtió en el motor para seguir exigiendo lo que consideraba su derecho, incluso cuando la violencia sistemática y las exclusiones burocráticas la empujaban a rendirse. “Somos una empresa intervenida por el Estado Nacional, y no se concebía que un Estado que promulgaba leyes de igualdad y desarrollo cometiera actos tan discriminatorios contra las mujeres”, explica. “Fue muy duro pasar por todo el proceso, pero estoy agradecida, porque la minería cambia vidas, da dignidad, trabajo y nos impulsa a superamos día a día”.
“Las personas ‘trans’ podemos generar políticas públicas para acompañar a la población más vulnerable”
Para la directora, la historia tenía todos los ingredientes que busca en un relato. “Es una historia real de una mujer fuerte, en un espacio visualmente muy potente”. Pero, sobre todo, era genuina. “Parece que está muy de moda contar historias trans, pero uno se da cuenta cuando se hace de manera forzada. En este caso todo fue orgánico y natural”. Que la cinta reflejara lo importante que para Carlita era el sueño de ser minera ha sido, explica Agustina Macri, uno de sus principales quebraderos de cabeza. “Me generaba mucha emoción y me inspiraba artísticamente, aunque era algo difícil de trasladar. Hablé mucho con ella para entender qué sentía, en qué momento nació ese deseo. Así apareció la idea de su vínculo onírico con Santa Bárbara. Le daba una capa más de fantasía a la película, como un abrazo, para que no todo fuera tan duro”.
Después de catorce años en la mina, Carlita sigue soñando. Sueña con un mundo menos hostil, más justo. Otras diez mujeres, trabajan hoy junto a ella bajo tierra gracias a políticas públicas que ayudó a impulsar. “Estoy feliz por todo lo que he conseguido, no tanto por mí, sino para el resto de las compañeras que han podido ser mineras. Vivimos un momento de retroceso global. Como sociedad tenemos que repensar cómo actuamos, ser un poco más humanos y que nos importe la vida de la persona que está a nuestro lado”. Ella, asegura, seguirá trabajando para ello. “Espero seguir generando oportunidades. Creo que las personas trans podemos generar políticas públicas para acompañar a la población más vulnerable. Me veo en un futuro peleando, luchando como siempre he hecho”. Aunque el carbón manche sus manos, Carlita seguirá brillando.