¿Cómo ha sido la experiencia de echar la mirada atrás y repasar tu carrera?

La primera sorprendida de cumplir cuarenta años en una profesión como esta soy yo. Lo que veo cuando miro atrás es mucho trabajo, y no debe estar mal hecho, si sigo aquí. Ha sido bonito comprobar que todo ese esfuerzo ha merecido la pena. También me he encontrado con un repertorio de canciones maravillosas, que hice con el grupo o en mi etapa en solitario. Recuperar canciones antiguas es como reencontrarse con viejas amigas. Muchas las he escrito yo o están relacionadas con cosas que me han pasado, y cuando las he escuchado después de un tiempo, me han retrotraído a otro momento de mi vida. Compartirlas con el público también está siendo una experiencia muy bonita.

¿Has descubierto algo nuevo en esas canciones?

Con la pátina que les va dando el tiempo y la nostalgia, las vives y las cantas de otra manera. Pero las canciones siguen siendo las mismas, soy yo la que he cambiado.

En este último disco has tenido colaboradores de lujo. ¿Cómo los elegiste?

Una pide y la vida te responde. Me hubiera gustado que participara más gente, pero al final las agendas son complicadas. He elegido a los colaboradores, primero, por amistad. Son gente a la que conozco desde hace muchos años y nos une una relación que va más allá de lo musical. Y luego tuve la suerte de que señores tan estupendos como Serrat, Miguel Poveda y Antonio José aceptaran participar. En las próximas citas de la gira también habrá sorpresas.

En realidad, siempre has hecho muchas colaboraciones, incluso en tus discos en solitario. ¿Qué te aportan?

Sobre todo, me permiten aprender: ver cómo trabajan otras personas, cómo se acercan a las canciones, cómo están sobre el escenario. En esta profesión nunca dejas de aprender. También me han permitido conocer a personas maravillosas.

Quizá haya gente que no sepa que, además de cantante, eres compositora y productora. ¿Te costó mucho dar el paso y asumir también esos papeles?

Soy autora y compositora desde los inicios de Presuntos Implicados. De hecho, en esos primeros discos fue cuando más prolífica fui. Casi todas las letras de los éxitos de esa etapa eran mías. Tardé más en empezar a producir. Con el tiempo fui aprendiendo a hacer las cosas, pero también a saber lo que quería y a pedirlo.

¿La experiencia te ha ayudado también a moverte mejor en esta industria?

El hecho de ser mujer sigue siendo un hándicap muy grande. Parece que en la música hay muchas, pero en realidad, en la trastienda hay muy poquitas. Para hacerse escuchar en un estudio o en una banda en la que todos son hombres hay que tener solvencia, y eso te lo dan los años, la práctica y lo que vas aprendiendo.

¿Qué sabes ahora que te hubiera gustado saber cuando empezaste?

Me hubiera gustado tener más confianza y saber que muchas cosas dependían de mí. La confianza en una misma es la base para hacer lo que quieres y de la forma que quieres. A veces te encuentras con un ‘no’ delante, pero eso no significa que debas rendirte, y yo a veces me he rendido. Ojalá hubiera sabido al principio que tenía que dudar menos de mí. Porque, especialmente siendo mujer, te hacen dudar mucho.

¿Había muchas mujeres entre tus referentes musicales?

Como cantante, siempre me he fijado en las grandes voces del jazz. Pero yo quería ser algo más, también quería ser autora. Y autoras había muy pocas. Si te pones a pensar, en los Setenta, seguramente te saldrán Mari Trini y Cecilia. En los Ochenta, había más, pero para encontrarlas tienes que rascar mucho.

"En los últimos años me he acercado a los repertorios latinos y he descubierto que conocía muchas canciones escritas por mujeres, pero no a sus autoras. A las mujeres se las ha ninguneado mucho"

¿Qué figuras has descubierto gracias a tus discos de Mujeres?

En los últimos años me he acercado a los repertorios latinos y he descubierto que conocía muchas canciones escritas por mujeres, pero no a sus autoras. A las mujeres se las ha ninguneado mucho. Lo que he hecho, y voy a seguir haciendo, con Mujeres de música es darlas a conocer. Necesitamos saber de dónde venimos y también hay que honrarlas, porque ellas abrieron las puertas para que otras nos colásemos detrás. Por ejemplo, María Grever, una compositora mexicana, alumna de Debussy, que hizo ochocientos boleros y fue directora de orquesta en Hollywood en los años Veinte y Treinta.

¿Y qué artistas actuales escuchas actualmente?

Escucho mucho la radio y oigo un poco de todo, aunque estilos como el reguetón no son lo mío. Aquí en España hay mujeres, como Rozalén, que lo están haciendo muy bien. También me gusta mucho Natalia Lafourcade.

¿Crees que dejarás la música algún día?

La música nunca te deja, aunque te bajes de los escenarios. La verdad es que tengo tantos proyectos que no me lo planteo. Soy una persona poco planificadora, siempre me he dejado llevar por el día a día, hasta que, de repente, te das cuenta de que han pasado cuarenta años.