Sus perfiles son muy diferentes, aunque todas tienen algo en común: se han enfrentado a prejuicios y derribado barreras hasta convertirse en referentes en sus respectivos campos. Pese a su físico, diferente al estándar en el mundo de la danza, Dámaris Ruiz ha triunfado como bailarina de neoclásico. A Eva María Pérez llegaron a decirle que estaba gorda incluso para ser modelo curvy, pero lleva dos décadas trabajando en la industria de la moda y se ha convertido en una conocida activista por la diversidad de tallas. La diseñadora de raza gitana Juana Martín se convirtió el año pasado en la primera española en los desfiles de alta costura de París (fue por ello elegida finalista en la última edición de los Premios MAS). Y la actriz Estefanía Martínez es también pionera en su campo: ha sido una de las primeras mujeres especialistas de cine de nuestro país.
“Todas tienen en común que les apasiona lo que hacen y siguen para adelante. Son mujeres fuertes, valientes y fieles a sus valores”, explica la directora Ana Prieto, que ha recogido sus historias en el documental Donde el viento me lleve. Lo extraordinario está más cerca de lo que imaginas. En la cinta, Prieto relaciona a cada una de ellas con uno de los cuatro elementos naturales: aire, fuego, tierra y agua. “Damaris es el aire, porque cuando la ves bailar te hace volar. Eva María es belleza y pasión, es fuego por su energía y por su fuerza. Estefanía es tierra, porque ella siempre pisa fuerte, tiene los pies en la tierra y no pierde la concentración. Y Juana es el agua, porque va a contracorriente y arrasa con todo”.
La diseñadora andaluza vio en este proyecto una forma de empoderar a otras mujeres. “Lo que más me llamó la atención fue, además de la idea, la motivación de Ana y sus ganas de ponerle tantísimo esfuerzo y pasión”. Como el resto de las protagonistas del documental, también ella ha tenido que pelear mucho para triunfar en lo suyo, en su caso, para hacerse un hueco en el mundo de la moda. “Comencé a formarme por mí misma y a investigar sobre técnicas y tejidos hasta que, inconscientemente, se convirtió en mi vida. Me apasiona todo, desde el proceso creativo hasta la producción, la atención personalizada a los clientes y todos los problemas que conlleva ser empresaria. También me apasiona eso, el luchar día tras día contra los estereotipos y seguir adelante”, explica. Ya es una profesional bien establecida en la industria. Ha desfilado en París y es una habitual de la Mercedes Benz Fashion Week Madrid. Sin embargo, Juana Martín no termina de creérselo. “Mi vida es tan sencilla que parece mentira que compita contra nombres tan grandes como Dior o Schiaparelli. Sin duda, es lo máximo a lo que podía aspirar cuando soñaba de niña”.
La actriz y doble de acción Estefanía Martínez también lo tuvo claro a la hora de convertirse en una de las protagonistas de este documental. “Ana me explico el proyecto y me tiré de cabeza”, dice. “El mensaje es súper especial y lleno de fuerza. Quería ayudar y aportar mi granito de arena para que otras mujeres, y en general todo el mundo, sigan luchando por lo que quieren”. Ella es todo un ejemplo. Hasta hace poco, en el cine era habitual que hombres con peluca hicieran de dobles de las actrices para las escenas de acción, algo que, afortunadamente, está cambiando. “Cada vez somos más. Las productoras ya piden que sea una mujer la que doble a la actriz, hay más trabajo y más mujeres que se animan a ello”. Lo que a ella le atrajo del trabajo es que le permitía conjugar sus grandes pasiones. “Desde niña he practicado todos los deportes del mundo, y los deportes de riesgo me vuelven loca. Me encanta el motor y soy adicta a la adrenalina, así que reunía todo lo que me gusta más: deporte, cine y mucha acción”, explica.
Tampoco Ana Prieto lo ha tenido fácil en el mundo del cine. “Soy mujer, directora de cine, productora y empresaria audiovisual con su propia productora, así que imagínate. Empecé muy joven, y entonces era ‘la niña de los rodajes’. Me han pasado cosas que hoy serían impensables”. Ahora, con esta cinta, espera inspirar a otras profesionales, se dediquen a lo que se dediquen. “Si puede ayudar, aunque sea a una sola mujer, para mí ya habrá merecido la pena”.
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