El problema de ser mujer, joven y famosa en la década de los 2000

¿Hasta qué punto participamos todos en la lapidación pública que vivieron muchas ‘celebrities’ durante esos años?

Britney Spears, posando con su entonces novio, Justin Timberlake, en el estreno de su película Crossroads en 2002 Foto Shutterstock.

Poco después del estreno de Framing Britney, el documental producido por el New York Times sobre el auge y la caída de Britney Spears, su exnovio Justin Timberlake pedía disculpas públicamente por haber contribuido a los comentarios misóginos que hundieron la carrera de la artista. Pero Timberkale no es el único que ha visto que era el momento de entonar el mea culpa. A raíz del documental, muchos medios están echando la vista atrás para revisar el trato que en su día dieron a Spears y, ya puestos, a otras celebrities como Lindsay Lohan, Paris Hilton, Christina Aguilera, Jessica Simpson, Whitney Houston, Janet Jackson o Mandy Moore, expuestas entonces a unos niveles de sexismo y misoginia que hoy nos parecerían intolerables y que hace menos de dos décadas el mundo aceptaba sin siquiera pestañear.

La mayoría de los análisis están poniendo el foco sobre la implacable maquinaria mediática que a finales de los 90 y principios de la década de los 2000 contribuyó en buena medida a vilipendiar, cuando no directamente a hundir la vida de esas mujeres. También sobre la responsabilidad del público que pedía y consumía sin más reflexión ese tipo de contenidos. Al igual que ha pasado con figuras como Monica Lewinsky, Tonya Harding o Anita Hill, rehabilitadas a la luz de una nueva conciencia social, también las historias de Spears, Lohan o Hilton están siendo ahora reconsideradas. “Tales reevaluaciones se han vuelto comunes en los últimos años. En medio del #MeToo y de un ajuste de cuentas sobre la injusticia racial, la gente ha comenzado a reexaminar el arte, la música, los monumentos y los personajes a los que se les ha otorgado un significado cultural. Pero esta ola actual gira no tanto en torno a los individuos como a la máquina que los produjo: los periodistas, los fotógrafos y los fans que leían, miraban y compraban”, escribe en un artículo en el New York Times Jessica Bennet, autora de El club de la lucha feminista y la primera editora de género del diario.

Esas jóvenes, la mayoría de las cuales alcanzaron la fama siendo adolescentes, se vieron sometidas a un escrutinio sobre su comportamiento, su vida sexual y los cambios de su cuerpo insólito hasta entonces. También después. ¿Alguien imagina a Billie Eilish o Rosalía siendo interrogadas hoy por su virginidad o por la autenticidad de sus pechos? Pues esas eran el tipo de preguntas que con toda la naturalidad del mundo los periodistas les hacían constantemente a Britney Spears o Lindsay Lohan, que contestaban con la misma naturalidad, como si realmente fueran cuestiones de interés público.  

En 1999, una Britney de 17 años posaba tumbada en la cama en ropa interior con un teletubby bajo el brazo para la portada de Rolling Stone. Steven Daly, el periodista que hizo la entrevista ha declarado ahora que, visto en perspectiva, el hecho  de que una niña de 17 años le mostrara a un hombre de 30 el dormitorio de su infancia resulta en realidad “un poco espeluznante”. “Eran fotos de pornografía suave de una niña menor de edad", reconoce Daly. "Si hicieras eso hoy en día, te pasarían por una trituradora".

"Leer la historia hoy me da vergüenza. Lamento profundamente haberla escrito y cualquier otra forma en la que participara en la misoginia desenfrenada del panorama mediático en ese momento”, ha declarado a The Washington Post Mark Binelli, otro colaborador de Rolling Stone que en 2004 publicó un perfil sobre Lindsay Lohan que comenzaba así: “Lindsay Lohan ha tenido 18 años durante menos de una semana cuando me dice que sus pechos son reales. No pregunté (los caballeros nunca lo hacen), aunque mi informe (verificación visual discreta, un abrazo de despedida) parece confirmar su afirmación. Lohan responde a las preguntas sobre sus senos en la mayoría de las entrevistas, por lo que probablemente decidió abordar el tema de forma preventiva”. 

La hipersexualización de cantantes y actrices que eran poco más que niñas no era algo privativo de la prensa musical o las revistas masculinas. En un discurso que dio en 2018 durante  la Marcha de las Mujeres de Washington Natalie Portman recordaba lo habitual que era que los críticos hablaran de sus “incipientes pechos” y que una emisora de radio local  llego a establecer una cuenta atrás hasta su 18 cumpleaños, momento en el que sería legal acostarse con ella. Esa situación de "terrorismo sexual", como la denominó Portman, afectó a su comportamiento. Otras compañeras sobrevivieron aceptando las reglas del juego que existían entonces, ella rechazó papeles que incluyeran incluso besos, ganándose una reputación de "mojigata, conservadora, friky, seria, en un intento por sentir que mi cuerpo estaba a salvo y que mi voz era escuchada".

Estos días también se han recuperado entrevistas como una que le hizo David Letterman a Lindsay Lohan en 2013 en la que el presentador bromeaba sobre los problemas de adicción de la actriz, visiblemente incómoda en varios momentos de la conversación, y la cantidad de veces que había estado en rehabilitación.

 

 

O esa otra que le hizo Diane Sawyer a una Britney Spears de 21 años cuestionando detalles de su vida sexual y acusándola de haber engañado a Justin Timberlake y de ser un mal ejemplo  para las chicas jóvenes.  Ese era un argumento habitual en la prensa de la época. Newsweek llegó a publicar un artículo de portada titulado ‘El efecto de las chicas salvajes’ alertando sobre la forma en que el comportamiento de jóvenes ‘fiesteras’ como Britney Spears, Lindsay Lohan o Paris Hilton podía afectar a sus impresionables fans.

Por supuesto, sus compañeros varones no recibieron este tipo de críticas. Justin Timberlake es quizá el ejemplo que mejor ilustra el funcionamiento del doble rasero aplicado durante esos años. El documental Framing Britney recupera una portada de la revista masculina Details publicada tras la ruptura de la pareja. “¿Podremos alguna vez perdonar a Justin Timberlake por toda esa música afeminada? Hey, al menos se metió en los pantalones de Britney”, rezaba el titular. Los otros temas de portada tampoco tienen desperdicio, atención también al titular superior que dice: “Olvida el feminismo: por qué tu esposa debería tomar tu nombre”.

El propio Timberlake lo ha admitido en el mensaje en el que se disculpa con las mujeres en general y con su exnovia y Janet Jackson en particular. Esta última fue su coprotagonista en el famoso 'pezongate' de la Super Bowl, un suceso que condenó a la cantante al ostracismo mientras él se iba de rositas. “Siento mucho todas las veces en mi vida en las que mis acciones contribuyeron al problema. Esas en las que hablé cuando no me correspondía o no intervine para defender lo que era justo. Asumo que me quedé corto en ese momento y muchos otros y que me beneficié de un sistema que aprueba el racismo y la misoginia”, ha escrito en Instagram.

Los primeros 2000 fueron la época dorada de los programas de entrevistas sensacionalistas, los tabloides, los paparazzis y del nacimiento de las webs de cotilleos, que se hicieron de oro vendiendo las tragedias personales de famosas que, como Spears, Lohan o Whitney Houston, igual que habían subido, se estrellaron frente al público. "Era casi como un deporte ver a una mujer autodestruirse", afirma Ramin Setoodeh, editor ejecutivo de Variety, en el artículo de Bennet en el Times. “Britney es oro”, llegó a decir Harvey Levin, el fundador de TMZ, en 2006: “Su vida es un desastre total, y doy gracias a Dios por ella todos los días". La prensa amarilla, incluso los medios serios, dedicaron cientos de portadas a la cantante afeitándose la cabeza delante de las cámaras, golpeando el coche de un paparazzi que la había perseguido durante  horas o llorando mirando a cámara agarrada a su bebé. Nadie cuestionó si esa desmesurada presión mediática estaba contribuyendo una más que evidente crisis nerviosa. Por todo ello, el mundo le pide hoy perdón.

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