Del ‘bolsillo de la reina’ al tesoro del museo: las joyas artísticas que Isabel de Farnesio reunió para el Prado
El museo pone en valor el legado de la reina coleccionista, la promotora artística que más ha contribuido a su colección

En la tercera edición de sus itinerarios ‘El Prado en femenino’, la pinacoteca propone esta vez retroceder hasta el siglo XVIII para descubrir el legado de la promotora artística que más significativamente contribuyó al engrandecimiento de la antigua Colección Real y, en consecuencia, del actual museo: la reina Isabel de Farnesio (1692-1766).
Su legado, del que proceden cerca de quinientas obras conservadas hoy en el Museo, no solo hizo posible la llegada de creaciones tan emblemáticas como el Apostolado de Rubens, San Sebastián de Guido Reni, La Virgen, el Niño y san Juan de Correggio, la Sibila de Velázquez o el Sueño de Jacob de José de Ribera; también propició la formación del más sobresaliente conjunto de escultura clásica que custodia el Museo del Prado, con el Grupo de San Ildefonso o El fauno del cabrito, entre otras, y abrió las puertas al ingreso de las obras de Murillo en la Colección Real, cuyo boceto de la obra Santa Ana dando una lección a la Virgen se exhibe por primera vez en el Prado tras su reciente identificación en el Museo de Pau (Francia) durante una operación de inventario.

La presencia de obras procedentes de la colección de Isabel de Farnesio —entre pinturas, dibujos y esculturas— es tal presencia es tal que prácticamente la mitad de las salas del Prado muestran obras que fueron propiedad de la reina y que hoy constituyen un núcleo esencial de sus coleccione. La flor de lis es la marca que distinguía sus obras de las pertenecientes al rey Felipe V, presente en algunas de las piezas más emblemáticas de la institución.

Los itinerarios del Museo Nacional del Prado, organizados en colaboración con el Instituto de las Mujeres y con el apoyo de Iryo, se conciben como una invitación a contemplarlo de manera distinta a la habitual. Este dedicado a la reina coleccionista podrá disfrutarse hasta el 26 de mayo. Bajo la dirección científica de la profesora Noelia García Pérez y a través de 45 obras (cinco de ellas permanecían en almacén, dos estaban depositadas en la Universidad de Zaragoza y en la embajada de Londres y una de Murillo que se expone por primera vez tras ser encontrada en un Museo de Pau en Francia) invita a conocer nuevos relatos protagonizados por una de las principales promotoras artísticas del siglo XVIII en Europa.
Desde su llegada a España en 1714, con motivo de su matrimonio con Felipe V, y hasta su muerte en 1766, y profundamente influenciada por su linaje familiar, Isabel de Farnesio ejerció durante más de medio siglo un patronazgo activo y sostenido, utilizando sus propios recursos a través del conocido como ‘bolsillo de la reina’, lo que le permitió gozar de una destacada autonomía en sus elecciones artísticas.
A través de una nutrida red de artífices, nobles y diplomáticos que actuaban como agentes y mediadores, reunió cerca de un millar de pinturas que reflejan su marcada predilección por las escuelas flamenca e italiana, así como por la producción de Murillo, su artista favorito junto a Teniers y Brueghel el Viejo. Su promoción artística se extendió también al ámbito de la escultura, con la adquisición de una parte significativa de la colección de la reina Cristina de Suecia. Guiada por una mirada cultivada y un criterio propio, su mecenazgo dejó una impronta decisiva en la configuración de las colecciones reales.





