Más que divas idealizadas o víctimas trágicas: el papel de la mujer en la historia de la ópera
Un curso organizado por el Teatro Real analiza su rol sobre el escenario o tras él
Las mujeres siempre han formado parte del universo de la ópera, bien como creadoras, cantantes y espectadoras, bien como protagonistas de sus obras. Sin embargo, ese papel no siempre ha tenido el reconocimiento que merecía. Por eso el Teatro Real llevará cabo este mes un curso que pone el foco en las mujeres que han dejado su marca en este género y también en las distintas lecturas que pueden hacerse de algunos de los personajes femeninos más famosos de la historia de la ópera.
El curso arrancará el próximo 15 de febrero y será impartido por Pilar Ramos López, profesora de la Universidad de La Rioja, licenciada en Musicología por la Universidad de Oviedo y en Historia del Arte por la de Granada. Está abierto a todo el mundo, independientemente del nivel que se tenga sobre ópera o igualdad de género, e incluirá cuatro sesiones de dos horas cada una. La primera se centrará en las compositoras y libretistas anteriores a 1900. Se hablará de nombres como los de Antonia Bembo o Augusta Holmès, “dos mujeres que tuvieron un gran recorrido, que en su momento fueron muy famosas, pero que luego no han sido recogidas por la historia. Su labor ha quedado oscurecida, como pasa en muchas otras áreas”, explica Pilar Lozano, responsable de formación del Teatro Real. En la segunda sesión se destacarán compositoras y libretistas del siglo XX hasta la actualidad, centrándose en las figuras de la fallecida Ethel Smyth y de la finlandesa Kaija Saariaho, todavía en activo y que, a juicio de Lozano, “está haciendo un trabajo reconocido, pero de nuevo no está teniendo la visibilidad que debería tener por la calidad de su producción. No queremos simplemente ofrecer una lista de mujeres. Hablamos de mujeres cuyo trabajo está al mismo nivel, si no a un nivel superior, que el de los hombres”.
Las grandes cantantes serán el tema de la tercera jornada. Aunque quizá ellas sean más conocidas por el gran público, todavía persiste en el imaginario colectivo la idea de la diva idealizada envuelta por el misterio y de vida a menudo azarosa, un mito del que Maria Callas es el mayor exponente. Menos se sabe, sin embargo, de la técnica vocal y la aportación al género de la propia Callas o de compañeras como Renata Tebaldi, Kirsten Flagstad, Elizabeth Schwarzkopf, Monserrat Caballé o Teresa Berganza.
En la última sesión se analizarán los personajes femeninos de algunas óperas del repertorio tradicional. Aída, Carmen, Violetta, Madame Butterfly,… La historia de la ópera está llena de personajes femeninos potentes, por lo general rodeados de mucho drama y con desenlaces fatales. “Se trata de analizar esos arquetipos femeninos y también cuándo hay aspectos misóginos y cuándo esos aspectos misóginos no están en el libreto, sino en la interpretación se hace por parte del público o por parte del escenógrafo. Por ejemplo, puedes interpretar a Violetta, de La Traviata, como una mujer débil que ve su vida destruida por culpa del amor a un hombre o como una mujer que toma sus decisiones y asume las consecuencias, entre ellas, la enfermedad y la muerte. La historia es la misma, pero la interpretación es muy distinta”.
Es un debate, reconoce Pilar Lozano, que recientemente han vivido en el Real a raíz de la representación de Rusalka, la obra más conocida de Antonin Dvorák, basada en el cuento de Hans Christian Andersen La sirenita. “Es la historia de una mujer que decide modificar su cuerpo por amor a un príncipe y que, en la versión tradicional, a diferencia de lo que pasa en la versión de Disney, acaba siendo castigada. Había gente que decía que era muy machista y que el Teatro Real no podía programar algo así. Otros, sin embargo, veían un personaje que ha decidido oponerse a su sociedad, que es la de las ninfas, optando por otro camino, y esa es una elección libre que nadie puede cuestionar”. Esta discusión es recurrente en el mundo del arte, sobre todo cuando se analizan cuadros, libros, obras o películas de otras épocas con una mirada actual. “Cogemos un personaje femenino de ópera diseñado en el siglo XVIII y lo ponemos sobre el escenario de cualquier teatro en el siglo XXI. Es normal que no se entienda y que se malinterpretan cosas porque no tenemos el contexto interpretativo que existía cuando se creó”, explica Lozano. Por eso, asegura, es tan importante miradas como la de este curso que tratan de alejarse de prejuicios de cualquier tipo. “Intentamos abarcar toda la reflexión sobre la igualdad de género en la ópera, evitando hablar solo de grandes divas y los tópicos sobre el machismo de las obras y el papel de las mujeres como sufridoras en ellas. Queremos evitar todo tipo de ideas a priori y abrir la discusión. No se trata de descubrir grandes verdades ni hacer grandes afirmaciones, sino simplemente de generar un espacio de reflexión”.
