Beyoncé hace historia en Coachella
Con una actuación épica cargada de referencias culturales y mensajes políticos

Cuando el año pasado Beyoncé anunciaba que por su embarazo no actuaría en Coachella como estaba previsto, a buen seguro dio un disgusto a sus fans, pero parece que al final la espera ha merecido la pena. Este fin de semana la cantante, acompañada de casi un centenar de músicos y bailarines, ha tomado el escenario principal del festival y ha ofrecido lo que el mundo, así en general, ha coincido en declarar “la mejor actuación en directo de los últimos tiempos”. Al nivel, dicen, de Michael Jackson o Gene Kelly; ahí es nada.
Pero más allá de los lucidos arreglos, las espectaculares coreografías y su impecable ejecución, las casi dos horitas de concierto que ofreció estuvieron cargadas de simbolismo. La cantante ha aprovechado la oportunidad para reivindicar su herencia cultural con un montón de guiños al black power, Malcom X o Nina Simone. También a los black colleges, la red de universidades que durante los años de la segregación fueron la única vía de acceso a la población negra a la educación superior. De hecho, muchos de los músicos de la enorme banda que la acompañó en Coachella proceden de bandas de esos centros.
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Por el escenario también pasó parte de la familia: con JayZ cantó Déjà Vu, con Solange bailó y hasta hubo reunión de las Destiny’s Child.
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Cuando a mitad del show Beyoncé dio las gracias a Coachella por permitirle “ser la primera mujer negra en encabezar el festival”, el público ya debía saber de por dónde iban los tiros. Para entonces ya había versionado Lift Every Voice and Sing —conocido popularmente en Estados Unidos como el Himno nacional negro—, sampleado a Nina Simone y citado el célebre discurso de Malcom X Who taught you to hate youself? (ese en el que reconocía que las personas menos respetadas, más desprotegidas y maltratadas de América eran las mujeres negras).
Tampoco había puntada sin hilo en los cinco modelos que lució, creados para la ocasión por el diseñador de Balmain, Olivier Roustein, e inspirados en la ropa de las hermandades, la reina Nefertiti, el estilo militar y la estética black panter, que la cantante empezó a utilizar en Lemonade.
Ese disco, el más personal, arriesgado y aplaudido de Beyoncé hasta la fecha, marcó también el despertar de su compromiso político, que hasta entonces habría brillado por su ausencia. Hace unos años, el actor, cantante y activista por los derechos civiles Harry Belafonte, recriminó a la nueva generación de artistas negros, pero especialmente a Beyoncé y Jay Z, el haber dado la espalda a sus responsabilidades sociales. En Lemonade, la diva cambió el alisador por los rizos, se acercó al feminismo y al movimiento Black Lives Matter, y empezó a reivindicarse como mujer negra. Es el momento en el que, como ironizaba un divertido sketch de Saturday Night Live que parodiaba las reacciones de sorpresa de algunos blancos al ver Formation, el mundo descubrió que Beyoncé era en realidad negra. Después de lo de Coachella, a nadie le quedan ya dudas.
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