María Schneider no es la única: otras actrices maltratadas por sus directores
Desde Tippi Hedren a Shelley Duvall, Bjork, Nicole Kidman o Amy Adams
Han pasado 45 años desde su estreno y El último tango en París sigue dando que hablar. Hollywood y el resto del mundo siguen condenando a Bernardo Bertolucci y Marlon Brando por la famosa (ahora tristemente famosa) escena en la que el personaje interpretado por Maria Schneider es brutalmente sodomizado por Marlon Brando utilizando la mantequilla como lubricante. La actriz tenía entonces 19 años y Brando, 49. Ella no sabía lo que iba a pasar.
En realidad, la historia no es nueva. Maria Schneider ya lo contó en 2007 y Bernardo Bertolucci lo admitió en una entrevista de 2013, pero el asunto no tuvo demasiada repercusión. Hasta que, con motivo del Día contra la Violencia de Género, la ONG alicantina El mundo de Alycia recuperó el vídeo en el que Bertolucci reconoce haber planeado con Brando la escena sin el consentimiento de la actriz: “Es una idea que tuve con Marlon aquella mañana antes de filmarla, pero me porté de una manera horrible con María porque no le dije lo que iba a suceder. Quería su reacción como niña, no como actriz. Quería que reaccionara al acto de humillación, que sintiera los gritos”. Cuando el periodista le pregunta si se arrepiente de haberla rodado así, él dice: “Me siento culpable, pero no arrepentido. Para hacer películas algunas veces tenemos que ser completamente fríos”. El director, el único de los implicados que sigue vivo, ha dicho ahora que la polémica es “ridícula” y que todo “estaba escrito en el guion menos el asunto de la mantequilla. La violencia ya estaba ahí".
Parece que Bertolucci no es el único director que piensa que el fin justifica los medios. Esta no es, ni de lejos, la única película cuyo rodaje supuso una tortura para sus actrices. Algunos ejemplos:
La vida de Adéle
Otra película polémica por sus explícitas escenas de sexo. En este caso, sexo lésbico entre dos adolescentes. Las actrices, Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux, dijeron poco después del estreno, en una entrevista con The Daily Beast, que la experiencia había sido “horrible” y que “nunca” volverían a trabajar con Abdellatif Kechiche. “La mayoría de la gente ni siquiera se atreve a pedir las cosas que él nos pidió y lo hacen con más educación. Te tranquilizan durante las escenas de sexo y estas están coreografiadas, lo que desexualiza el acto”. En la entrevista cuentan, por ejemplo, que tuvieron que grabar una masturbación el primer día de rodaje (antes solo se habían visto para una prueba de cámara), que pasaron diez días grabando una escena de sexo y que Kechiche las obligó a golpearse (y a golpearse de verdad) durante una hora para rodar una pelea.
El resplandor
Stanley Kubrick es recordado como un director exigente, casi un tirano, por la mayoría de sus actores, pero con nadie fue más duro que con Shelley Duvall. En el making of que se incluye en el DVD de El Resplandor, la hija del director, Vivian Kubrick, cuenta que para llevar a Duvall al estado de desesperación e histeria en el que se pasa la mitad de la película, su padre se aseguró de aislarla del resto del equipo y de que nadie en el set le mostrara ningún apoyo durante los meses que duró el rodaje, larguísimo por el perfeccionismo obsesivo del director: solo para la famosa escena del baño fueron necesarias 127 tomas. La actriz reconoció que el estrés le causó varias crisis nerviosas, que el pelo se le caía a mechones y que tras la película sufrió una depresión. Su compañero Jack Nicholson dijo años después a la revista Empire que de Duvall había sido “el trabajo interpretativo más duro que he visto”.
Los Pájaros
Justo antes de la grabación de la escena de la buhardilla de Los Pájaros, Alfred Hitchcock decidió sustituir las aves mecánicas con las que habían ensayado el ataque a Tippi Hedren por pájaros reales. La actriz sufrió sus picotazos durante cinco días. Acabó con una crisis nerviosa y casi pierde un ojo. Pero el acoso que sufrió por parte Alfred Hithcock no se limitó al set de rodaje. En sus memorias, revela que intentó incluso besarla en una limusina.
Bailando en la oscuridad
El rodaje de Bailando en la oscuridad también resultó una tortura para la cantante Björk. El responsable, el director Lars Von Trier. “Necesita una mujer para poder canalizar su creatividad. Y las envidia y las odia por ello, así que necesita destrozarlas cuando rueda con ellas”, declaró Björk, que llegó a escapar del set y estuvo desaparecida durante cuatro días. En la presentación de la película en Cannes (a la que no acudió la actriz) Von Trier dijo que trabajar con ella había sido “horrible, pero muy beneficioso también”. Tampoco debió ser muy buena su experiencia con Nicole Kidman, protagonista de Dogville, que no quiso participar en su secuela, Manderley. Bryce Dallas Howard la sustituyó.
La gran estafa americana
Los correos hackeados a Sony y publicados por Wikileaks sacaron a la luz el maltrato al que el director David O. Russel sometió al equipo de La gran estafa americana. Amy Adams, candidata al Oscar por su interpretación, se llevó la peor parte. “Estaba destrozada en el set. No todos los días, pero la mayoría”, explicó en una entrevista con GQ. “A Jennifer [Lawrence, la otra protagonista de la cinta] no le afectaba. Es de teflón. Pero yo no. Tampoco me gusta ver que tratan mal a otras personas. No me parece bien. La vida es más importante que las películas”.
