Hello Kitty cumple 50 años convertida en icono pop
El personaje es uno de los mayores éxitos de marketing de las últimas décadas
Adorable para unos, cursi para otros; Hello Kitty es uno de esos personajes que amas u odias. Independiente del bando en el que uno se sitúe, lo que es indudable es que estamos ante uno de los fenómenos de marketing más exitosos de las últimas décadas, un negocio que a día de hoy genera unos ingresos de 7.500 millones de euros al año.
Curiosamente, la gata más famosa del mundo no es una gata. Según Sanrio, la compañía propietaria de sus derechos, Hello Kitty no es un felino, porque no camina a cuatro patas, sino una niña. Su bio oficial dice que tampoco es japonesa: es inglesa y vive en Londres, tiene un gato, una hermana gemela llamada Mimmy y su comida favorita es la tarta de manzana de su madre.
Sea lo que sea, lo que es innegable es que el personaje, que este año cumple medio siglo de vida, se ha convertido en todo un fenómeno de masas. La verdadera madre de Hello Kitty (no la de las tartas, sino la que le dio vida) es Yuko Shimizu, una ilustradora japonesa que en 1974 trabajaba en Sanrio. La empresa había nacido a principios de los sesenta y originalmente se dedicaba a la fabricación de ropa y calzado. Su avispado fundador, Shintaron Tsuji, se dio cuenta de que añadir un diseño mono a sus prendas hacía que se vendieran mucho mejor, así que empezó a utilizar personajes de dibujos animados. El primero fue Snoopy, después de que Sanrio adquiriera los derechos de licencia de la tira estadounidense Peanuts para el mercado japonés. La cosa funcionó, pero Tsuji cayó entonces en que si creaba sus propios personajes, se ahorraba los derechos de regalía, y decidió contratar a un equipo de diseñadores. El oso Coro Chan fue el primer personaje original de Sanrio. Unos meses después nacía Hello Kitty.
El primer producto con su imagen, un monedero de plástico, se lanzó al año siguiente. Kitty aparecía sentada entre un pez y una botella de leche, luciendo su emblemático lazo rojo. Ya por entonces carecía de boca. Esta ausencia es una de las características más distintivas del personaje. Según ha explicado en alguna ocasión Yuko Yamaguchi, diseñadora oficial del personaje desde hace décadas (su creadora, Yuko Shimizu, se retiró a mediados de los setenta para casarse), el objetivo es que quien la mire pueda proyectar en ella sus propios sentimientos. “Tiene un rostro inexpresivo. Kitty se ve feliz cuando quien la mira está feliz. Se ve triste cuando ellos están tristes. Por esta razón psicológica, pensamos que no deberíamos atarla a ninguna emoción”.
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A los japoneses les encantó desde el primer momento, ya que simbolizaba perfectamente la cultura kawaii, un concepto que celebra la ternura y lo adorable. La extraordinaria acogida que tuvo en su país de origen animó a Sanrio a exportar la imagen de Hello Kitty al resto del mundo. La ‘kittymanía’ tardó poco en desatarse, aunque desde entonces la popularidad del personaje ha tenido sus altos y sus bajos.
A principios de los 2000 Sanrio también se vio en problemas al querer abarcar demasiado. Al parecer, la compañía quería ser el único fabricante de los productos de Hello Kitty, pero supo rectificar a tiempo, y empezó a dar licencias y franquicias a terceros. Esto ayudó a que la famosa gatita adquiriera una dimensión todavía más internacional, abriéndose a un público más adulto.
Hello Kitty is Iconic AF. 💕🐱👸🏼💕 pic.twitter.com/ViigJ6fXRJ — ParisHilton (@ParisHilton) March 27, 2021
En la actualidad, Hello Kitty cuenta con una enorme comunidad de seguidores, entre ellos celebrities como Lady Gaga, Mariah Carey, Katy Perry o Paris Hilton. Su imagen ha aparecido en más de 50.000 productos (camisetas, joyas, mochilas, accesorios para el hogar, electrodomésticos e incluso aviones) y genera unos ingresos de 7.500 millones de euros al año. Además, es embajadora de Unicef y tiene su propio parque temático en Japón.
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Este reportaje se publicó primero en la edición número 19 de Mujeres a Seguir en papel.