La paradoja de la salud mental
Los profesionales de la psiquiatría aseguran que mientras muchos trastornos graves no reciben diagnóstico, sus consultas se llenan de pacientes que en realidad no requieren tratamiento

Según la OMS, el 25% de la población mundial padecerá algún tipo de trastorno mental a lo largo de su vida. No es, de extrañar, por tanto, que de un tiempo a esta parte haya aumentado significativamente el interés por la salud mental, que por fin ha entrado en la agenda de los medios y los políticos. Sin embargo, sigue existiendo bastante desconocimiento y confusión en torno a este ámbito. “Parece que la salud mental ha salido del armario. Se habla mucho de depresión, pero ¿qué pasa con los trastornos de la personalidad, los trastornos bipolares o los trastornos por abuso de sustancias?”, se preguntaba Rosa Molina, psiquiatra del Hospital Universitario San Carlos de Madrid, durante la presentación del informe ‘La salud mental y su percepción por parte de la opinión pública española’, auspiciado por la farmacéutica Viatris.
Los resultados del estudio, en el que han participado un millar de personas de entre 18 y 70 años, confirman que sigue existiendo un estigma que rodea a las enfermedades mentales y que influye negativamente en los enfermos cuando se plantean buscar ayuda profesional. Así lo cree la práctica totalidad de los españoles (97%). Pese a ello, casi 8 de cada 10 (78%) consideran que estas enfermedades no deberían esconderse y el 57% opina que las personas que padecen una enfermedad mental pueden llevar una vida normalizada. “Es uno de los factores que más influyen en los pacientes con trastorno mental, reducir el estigma puede tener un impacto similar a un tratamiento farmacológico”, aseguró Molina.
La combinación de prejuicios, desconocimiento y falta de recursos provoca que a menudo los trastornos graves tarden años en diagnosticarse. Y, sin embargo, los profesionales aseguran que a sus consultas llegan cada vez más pacientes con problemas que en realidad no responden a patologías, sino a un malestar cotidiano. “Hay un incremento de los casos leves y los más graves no se detectan, ahí está la paradoja”, aseguró otro de los autores del estudio, el doctor Luis Gutiérrez Rojas, del Hospital Clínico San Cecilio de Granada, que habló del “riesgo de ‘psiquiatrizalizar’ la vida cotidiana”. “No todo se trata”, coincidió Molina. “A veces llega gente a la consulta que se va desilusionada porque piensa que va a recibir ayuda, pero a los casos más leves se les manda a atención primaria o si no hay patología, se les da el alta”. “La vida es dura y te da palos. A lo mejor tendríamos que dar más herramientas para que la gente aprenda a gestionar el dolor y el sufrimiento como una experiencia más”, sugirió Gutiérrez Rojas.
El 41% de los encuestados considera que el Sistema Nacional de Salud no presta una buena atención a las patologías mentales (el 27% valora positivamente esa atención y el 31% dice no tener una opinión formada al respecto). “El problema ahora mismo no es tanto la falta de inversión, que también, sino sobre todo la falta de profesionales, sobre todo en ciudades más pequeñas o menos atractivas”, explicó Gutiérrez Rojas, que hizo referencia a la cantidad de psiquiatras que ahora mismo se están jubilando o emigrando en busca de mejores condiciones.
Casi la mitad de los españoles declara haber buscado información sobre salud mental en Internet, especialmente los menores de 35 años (69%). Los medios digitales más utilizados son los blogs/webs profesionales (57%), pero un 47% recurre a blogs o webs de los que el usuario desconoce el origen. “Asistencia, docencia e investigación han sido tradicionalmente las tres patas de la medicina, a las que en el siglo XXI habría que añadir una cuarta, la divulgación”, señaló Miguel Ángel Álvarez de Mon, psiquiatra del Hospital Universitario Infanta Leonor y profesor de la Universidad de Alcalá. “Tenemos que formar a la población, sobre todo a los más jóvenes, para que entiendan que no todas las fuentes tienen la misma credibilidad”.
Por otro lado, el 90% de los encuestados son partidarios de que el suicidio se trate en los medios de comunicación, aunque el 64% indica que ha de hacerse con precauciones para evitar el efecto imitación. “Por no hablar de un tema no desaparece, es bueno darle visibilidad para prevenir nuevos suicidios y aliviar el dolor de los que se quedan después de un suicidio, familiares y amigos”, indicó Álvarez de Mon.