Los españoles somos los ciudadanos del mundo que más echamos de menos los abrazos y el contacto físico
La disminución del dolor, el estrés, la ansiedad y la depresión son algunos de los beneficios de ese contacto

El distanciamiento social es una de las claves en la lucha contra la propagación de la COVID-19, pero también tiene importantes perjuicios para nuestra salud física y psicológica. Es una de las paradojas que nos ha dejado la pandemia: nunca habíamos sido tan conscientes de la importancia del contacto humano y, al mismo tiempo, nunca habíamos tenido tantas dificultades para experimenta es relación física que necesitamos. La marca Nivea acaba de publicar los resultados de una investigación realizada a nivel global sobre este problema que, entre otras cosas, demuestra que son los países en cuya cultura más presencia tenía el contacto físico antes de la pandemia, con España a la cabeza, los que más están padeciendo la situación. A nivel global, el 75% de las personas se han dado cuenta de lo importante que es el contacto físico a raíz del aislamiento. Los porcentajes más altos se registran en España y Brasil, con un 87%, e Italia, con un 85%. Corea del Sur está en el extremo contrario con un 60%. España es el país donde más conscientes somos de las barreras impuestas al contacto (86%), seguido por Italia, Brasil y Sudáfrica. La cuestión, por contra, preocupa menos en Alemania (61%) y Corea del Sur (53%) Los españoles somos también los que querríamos recibir más abrazos de otra persona (79%), por delante de brasileños (78%) e italianos (71%) Sin embargo, en Corea del sur no sienten tanto la pérdida de los abrazos (36%)
A nivel global, cuatro de cada cinco personas afirman que ahora evitan los rituales que incluyen contacto físico, como los apretones de manos, los besos o los abrazos, y algo más de un tercio (38%) declara que el nivel actual de contacto físico dentro de su círculo más cercano (familia y amigos) es más bajo de lo que les gustaría. En nuestro país ese porcentaje aumenta hasta el 71%
La soledad y la ausencia de contacto físico son cosas estrechamente relacionadas, como demuestra el hecho de que, en todo el mundo, casi la mitad (49%) de los encuestados respondan que el aislamiento les ha hecho sentir más soledad que nunca. Brasil encabeza esta clasificación con un 60%, seguido por España con un 58%. Ocupan los últimos puestos Francia con un 43% y Corea del Sur con un 34%.
Pero si hay algo echamos de verdaderamente echemos de menos los españoles son los abrazos. En todo el mundo, al 81% de la gente que se siente sola y al 45% de la que no le gustaría recibir más abrazos. En España los porcentajes ascienden al 90% y 70%, lo que demuestra el valor de los abrazos en nuestra cultura.
Más de un tercio de las personas en todo el mundo esperan que el contacto físico con su círculo más cercano (familia y amigos) aumente después de la crisis, pero también esperan que el contacto físico con el círculo más amplio (colegas y conocidos) disminuya a largo plazo como resultado de la pandemia. Las personas de países tradicionalmente muy sociales y que han sido golpeados duramente por la pandemia (como España, Italia o Brasil) son las que más ganas tienen de recuperar el tiempo perdido. El 77% de los brasileños, el 74% de los españoles y el 72% de los italianos afirman que el aislamiento les ha hecho desear más que nunca el contacto físico, frente a la media global del 58%, siendo de nuevo Corea del Sur el país con el dato más bajo (31%).
La investigación ha sido realizada en dos fases, antes y durante la pandemia, en doce y nueve países, respectivamente (en España la encuesta se realizó el pasado mes de enero). Ya antes de la pandemia, nueve de cada diez personas opinaban que el contacto humano es clave para llevar y disfrutar una vida plena y feliz, y que la carencia de este nos hace sentir soledad. Sin embargo, dos tercios de la población (64%) reconocía no experimentar contacto físico a diario. El riesgo de perder el contacto humano es mayor en personas mayores y hombres que en mujeres, milenials y familias.

La marca ha lanzado también una campaña bajo el mensaje Cuidemos el contacto humano que cuenta la historia real de dos gemelas nacidas de forma prematura y salvadas gracias a su relación piel con piel. También ha anunciado su intención de invertir 20 millones de euros hasta el 2025 en proyectos relacionados con el contacto de la piel para favorecer la calidad de vida de las personas en riesgo de soledad, como los bebés nacidos prematuramente, las personas con problemas de visión y los ancianos con demencia.