¿Por qué el mundo ha olvidado la denuncia por violación contra Kobe Bryant?
El jugador protagonizó un mediático proceso que tras su muerte ha sido enterrado

Desde que el domingo se conociera que Kobe Bryant había fallecido en un accidente de helicóptero, los medios se han volcado con la noticia. Todos han recordado su talento como jugador, su papel como mentor de atletas jóvenes y defensor del baloncesto femenino y, sobre todo, su perfil de esposo y padre de familia entregado. Pero la mayoría de los obituarios han olvidado o reducido a anécdota el capítulo más negro de su biografía. En 2003, una mujer acusó al jugador de los Lakers de haberla agredido sexualmente en la habitación de un resort. La joven, de 19 años, era una trabajadora del hotel de Colorado en el que el jugador de los Lakers esperaba para ser intervenido de una rodilla. Al parecer, él le pidió que le enseñara las instalaciones y cuando volvieron a la habitación comenzaron a besarse. Hasta ahí, las versiones de ambos coincidían. Después eran totalmente distintas: él admitió la relación sexual, aunque asegurando que había sido de mutuo acuerdo, mientras que la mujer mantuvo siempre que el jugador la había forzado tras reiteradas negativas.
Bryant fue acusado formalmente y el caso fue seguido por los medios con todo lujo de desagradables detalles, con una cobertura similar a la que en su día tuvo el juicio a O.J. Simpson. La vista de cargos contra Kobe Bryant fue retransmitida en directo por todos los canales estadounidenses de cable y cientos de periodistas se habían acreditado para cubrir el juicio.
Pero una semana antes de su comienzo, la mujer accedió a retirar los cargos a condición de que el jugador emitiera una disculpa pública. En esa declaración, leída por su abogado, reconocía los hechos a medias: “Aunque de verdad creo que nuestro encuentro fue consensuado, ahora reconozco que ella no vio ni ve este incidente de la misma manera”, decía el texto. “Después de meses de revisión de los hechos, de escuchar a su abogado e incluso su testimonio en primera persona, ahora entiendo que ella siente que no dio su consentimiento para ese encuentro”. El baloncestista pidió además disculpas a la denunciante por su comportamiento esa noche y por “las consecuencias que tuvo que sufrir en los meses posteriores”. Tras renunciar a la vía penal, la mujer interpuso una demanda civil que se cerró con un acuerdo económico en 2005.
El escándalo manchó la hasta entonces inmaculada imagen de Kobe Bryant y le hizo perder algunos contratos publicitarios, aunque no afectó demasiado a su carrera. Se habló algo del tema cuando anunció su retirada y cuando ganó el Oscar al mejor corto de animación en 2018, pero tras su muerte, el mundo parecía decidido a olvidar el episodio.

Una de las primeras en recordarlo fue la periodista del Washington Post Felicia Sonmez, que cuando, horas después del accidente, tuiteó en su cuenta personal un enlace a un artículo sobre el caso, no solo recibió amenazas de muerte, sino que además fue suspendida de empleo y sueldo por su periódico. Pese a que el tuit no incluía ninguna valoración, era solo un enlace a un reportaje sobre las acusaciones, y ella lo borró cuando el medio se lo pidió.
También le han llovido las críticas a Evan Rachel Wood por compartir un mensaje en su cuenta (ahora privada) en el que decía: “Lo que ha pasado es trágico. Mi corazón está roto por la familia de Kobe. Era un héroe deportivo. También era un violador. Y todas esas verdades pueden coexistir simultáneamente”. El caso vuelve a abrir el debate sobre cómo valorar el legado de gente que ha significado tanto para tantos y también ha sido acusada de cosas terribles. Como señala Wood, parece que muchos parecen tener dificultades para reconciliar el hecho de Kobe Bryant fuera un brillante y muy querido deportista que se ha ido demasiado pronto en un accidente que también le ha costado la vida a su hija de 13 años, algo sin duda trágico, con el hecho de que también fuera acusado de agresión sexual y admitiera haber tenido relaciones sexuales que, según comprendió después, no fueron consensuadas.