Siete de cada diez víctimas de violencia de género mayores de 65 años la han sufrido durante más de dos décadas
En el 40% de los casos el maltrato ha durado más de cuarenta años
Anoche una mujer de 73 años fue asesinada, presuntamente por su pareja, de 77, en Caniles (Granada). Su cuerpo sin vida fue hallado, en medio de un charco de sangre, con varias heridas en el cuello en la cocina de su vivienda. La Guardia Civil había acudido a la casa después de que el hombre confesara en un hospital cercano haber cometido un asesinato. De confirmarse que se trata de un nuevo caso de violencia de género, sería la quinta víctima en lo que va de año. No había constancia de denuncias previas.
Lamentablemente, no se trata de un caso aislado. La violencia de género que padecen las mujeres mayores de 65 años permanece invisible en muchos casos, a pesar de que las víctimas lo son por lo general durante décadas. Según el informe ‘Mujeres mayores de 65 años víctimas de violencia de género’, realizado por Cruz Roja y la Universidad Carlos III de Madrid a partir de 245 entrevistas con mujeres atendidas por el Servicio telefónico de Atención y Protección a Víctimas de la Violencia de Género, el 40% de las maltratadas de esa edad han sufrido violencia por parte de su pareja o expareja durante más de cuarenta años y el 27%, durante un periodo de entre veinte y treinta años. En tres de cada diez casos, los episodios violentos comenzaron durante el noviazgo y el 78% de las entrevistadas los asocian principalmente al matrimonio.
Estas víctimas han padecido distintos tipos de agresiones: el 78% ha sufrido empujones y tirones de pelo, el 75% ha sido abofeteada o recibido el impacto de un objeto, el 63% ha recibido puñetazos, la mitad ha sido arrastrada y recibido patadas, en el 44% de los casos han sido amenazadas o han utilizado contra ellas una pistola, un cuchillo u otra arma y el 30% afirma que alguna vez han intentado asfixiarla o quemarla.
Además, el 56% de las mujeres encuestadas han sido obligadas a mantener relaciones sexuales contra su voluntad, porque tenían miedo de lo que el maltratador les podría hacer si se negaban, y el 30% de ellas admiten haber sido obligadas a llevar a cabo prácticas sexuales que les resultaban degradantes o humillantes.
Ocho de cada diez manifestaron que el maltratador las ignoraba y las trataba con indiferencia de forma frecuente, que insistía en saber dónde estaban en cada momento, que intentaba impedirles que viesen a sus amigos o amigas y que se relacionasen con su familia. El 70% de las mujeres señala que sus hijos e hijas han presenciado algunas de las agresiones sufridas y en tres de cada diez casos los hijos también han sido víctimas de agresiones, insultos, menosprecios e intimidaciones. La mayoría (60%) ha sufrido también violencia económica: el 55% no recibía dinero para los gastos del hogar, el 41% se vio privada de sus recursos y al 34 % el maltratador no le dejaba trabajar ni estudiar.
Las principales razones que las mujeres maltratadas aducen para no haber interrumpido la relación con el agresor son el miedo a ser asesinadas (35%), no tener ningún sitio al que ir (32%), no hacer sufrir a sus hijos (32%) y que el maltrato antes era un problema aceptado por la sociedad (30%). Prácticamente todas (98%) reconocen sentir miedo todavía.