Suecia va más allá del “no significa no”
Su nueva legislación exige el consentimiento explícito antes de las relaciones sexuales

El gobierno sueco califica de “histórica” la reforma en la normativa sobre abuso sexual y violación que el parlamento debatirá la semana que viene. La ley actual, endurecida varias veces en los últimos años, ya era una de las más estrictas del mundo: considera que hay violación si la relación incluye amenazas o violencia, pero también si la víctima se encuentra en estado de indefensión, por ejemplo, si está dormida, inconsciente, drogada o no se resiste por miedo.
De aprobarse, la nueva legislación entrará en vigor a partir del 1 de julio e irá un paso más allá: exigirá consentimiento explícito antes del contacto sexual, de lo contrario será delito. “Debería ser obvio. El sexo debería ser voluntario. Si no es voluntario, es ilegal. Y si no estás seguro, abstente”, recomienda el primer ministro, Stefan Löfven. A partir de ahora, en los juicios por violación la acusación tendrá que la relación no ha sido consensuada.
Aunque el Gobierno indica que lleva desde 2014 trabajando en el texto, es probable que el movimiento social de los últimos meses haya acelerado el proceso. Suecia es uno de los países europeos en los que el movimiento #YoTambién ha tenido mayor repercusión. Empezó en el mundo del cine, cuando, inspiradas por el ejemplo de sus compañeras estadounidenses, casi medio millar de actrices suecas firmaron una carta abierta en el periódico Svenska Dagbladet denunciando la “cultura del silencio” que rodeaba a estos delitos y declarando haber sufrido abusos (comentarios, toqueteos, masturbaciones, violaciones) en las últimas décadas. A partir de ahí, la muy progresista y en teoría igualitaria sociedad sueca ha asistido estupefacta a una oleada de denuncias por parte de mujeres en el mundo de la política, los medios, el derecho, el fútbol, la ópera e incluso la Academia Sueca.