La historia de las hermanas Mirabal
La fecha de su asesinato se ha convertido en el Día Internacional contra la Violencia de Género

Mañana, como cada 25 de noviembre, hombres y mujeres en todo el mundo saldrán a las calles a pedir el fin de la violencia contra las mujeres. Naciones Unidas eligió esa fecha en 1999, aunque en Latinoamérica se conmemora desde 1981 en recuerdo de tres mujeres, Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por orden del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.
Las hermanas Mirabal se criaron en una familia acomodada venida a menos —el nuevo régimen les expropió, en castigo, casi todo—. Todas habían estudiado, se casaron y tuvieron hijos jóvenes. Tras la llegada de Trujillo al poder, Minerva y María Teresa entraron a militar en el movimiento opositor 14 de Junio. La mayor, Patria no se había significado tan abiertamente, pero también apoyaba el movimiento revolucionario. Una cuarta hermana, Dedé, se mantenía alejada de la política. Ella y su madre fueron quienes criaron a los hijos de las otras tras sus asesinatos.
En mayo de 1960, Minerva y María Teresa habían sido juzgadas, junto a sus maridos, Manolo y Leandro, por “atentar contra la seguridad del estado”. Los cuatro fueron declarados culpables y condenados a tres años de prisión. En un gesto extraño, el 9 de agosto, y por petición expresa de Trujillo, Minerva y María Teresa fueron puestas en libertad. Sus esposos, sin embargo, continuaron en prisión. Tras salir de la cárcel, las Mariposas, como se las conocía en círculos políticos, siguieron participando en reuniones clandestinas.
Cansado de la popularidad de las Mirabal, Trujillo ordenó al general Pupo Román un plan para hacerlas desaparecer definitivamente. Se encargó de ellos el Servicio de Inteligencia Militar del país. Decidieron que las cogerían en la carretera durante uno de los trayectos que hacían para visitar a sus maridos a la cárcel de San Felipe. Al parecer lo intentaron el 18 de noviembre y otra vez el día 22. Las salvó entonces la presencia de sus hijos en el coche. El 25 de noviembre los niños no las acompañaban. Sí iban con ellas su hermana Patria, cuyo marido, Pedro, también estaba en la cárcel, y un chófer, Rufino de la Cruz.
Los hombres del dictador detuvieron el coche en la carretera Santiago-Puerto Plata y los condujeron a todos hasta una casa cercana. Allí los ahorcaron, los remataron a golpes y los volvieron a meter en el coche para simular un accidente. Sus cuerpos fueron hallados en el interior de un coche hundido en un barranco.
Nadie se lo tragó: desde el principio estuvo claro que las Mirabal habían sido asesinadas. El responsable de su muerte, el dictador Trujillo, murió al año siguiente, ametrallado en una emboscada cuando se dirigía hacia su San Cristóbal natal. Los responsables materiales del asesinato de las Mirabal fueron juzgados y condenados en 1962, aunque no cumplieron la condena.